La “terraza de verano”, el cine al aire
libre, se antoja ya un concepto casi del pasado. La caótica ordenación
urbanística de las últimas décadas, las caprichosas ordenanzas y leyes de los lamentables políticos actuales
–locales o nacionales–, la imprevisible actitud de posibles vecinos prestos a
molestarse con rapidez, hacen difícil pensar en la perdurabilidad de aquellos
viejos locales con los que crecimos mi generación (que vivió sus estertores) y
las anteriores, que los disfrutaron en mejores momentos. Yo mismo me pregunto a
veces si, después de tantos años, aguantaría una película bajo la luz de la
luna, expuesto a posibles insectos, a los caprichos meteorológicos de la
intemperie, a sonidos del exterior y sentado en aquellas incómodas sillas de
madera y hierro que tenían mis viejos y queridos Parque
Victoria y Terraza Nit, los dos
recintos estivales que conocí en mis años mozos y de los que fui asiduo cuando
llegaba el momento de que estos abrieran sus puertas y se convirtieran en
sustitutos temporales de los cines habituales, el Oma y el Avenida. El segundo
de los locales citados cerró a finales de los 80, curiosamente no puedo
recordar la fecha exacta; el primero proyectó por última vez en 1995 (remito a
mis paisanos nostálgicos a mi doble artículo Los
cines de mi vida de hace dos años para mayor información).
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La pequeña terraza junto a la Iglesia de Begoña |
Curiosamente, tras el cierre de estas dos
terrazas conocería el breve resurgir de otra de antaño que llevaba mucho tiempo
en desuso: la de la Parroquia de la Iglesia de
Begoña. Como era común en muchas partes de la España pasada, muchas
iglesias se ocupaban de proveer de una buena ración de celuloide a los jóvenes
construyendo cines en sus proximidades. Así nacieron en mi pueblo muchas salas
como la de la Iglesia de San Pedro o el popular “cine del Padre Jaime”. La de
la Iglesia de Begoña, en concreto, tuvo tanto local cubierto como abierto, pero
ambos dejaron de proyectar antes de que yo naciera o cuando era muy pequeño,
porque yo siempre los conocí cerrados o destinados a otros usos. Sin embargo, a
raíz del cierre y posterior demolición del Parque Victoria, los gerentes de
este último deciden alquilar, en los veranos de 1996
y 1997, el local al aire libre de la mencionada iglesia para seguir
ofreciendo a sus habituales la esperada programación veraniega. Esto me da
ocasión de “estrenar” el viejo recinto, de dimensiones modestas pero suficientes para disfrutar de una
proyección fílmica. En 1998, el Oma ha cerrado también, pero tenemos la inmensa
suerte de que se fundan en el pueblo las multisalas Alucine
y, pese a que están convenientemente refrigeradas y no interrumpen su
programación en verano, sus dueños deciden también continuar con la tradición
de la terraza veraniega, abriendo durante uno o dos años más la de la parroquia
que nos ocupa (creo que también hicieron algo parecido con la de la cercana
localidad de Canet, luego también demolida). Algunas de las películas que
recuerdo haber visto en aquel cine al aire libre –no me enorgullezco
precisamente de muchas de ellas– fueron
La roca, Anaconda o Airbag.
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Y la misma hace dos años. Poco después, el Ayuntamiento eliminó el aparcamiento y lo convirtió en zona peatonal |
Y todo este devaneo nostálgico no tiene como
fin que el posible lector que viviera situaciones similares suelte alguna
lagrimita: en realidad es para contar una agradable sorpresa que tuve hace algunas
semanas: ¡la terraza de la Iglesia de Begoña volvía a proyectar! Precisamente
me dirigía a los cines locales un domingo por la noche cuando, al pasar cerca
del pequeño patio, constaté que estaba ocupado y que se proyectaba en él una película
(creo que Toy Story 3). Vi que la
puerta estaba medio abierta y que había un pequeño grupo de niños y padres
sentados en el centro del recinto viendo el largometraje. Posteriormente
realicé pesquisas y averigüé que, probablemente promovido una vez más por alguna
asociación relacionada con la parroquia –como en los viejos tiempos–, se habían
proyectado varios títulos a lo largo del verano, claramente con la intención de
captar al posible y deseable público más joven. El pasado viernes 17 se emitía Charlie y la fábrica de chocolate de Tim
Burton como cierre de esta temporada que juzgo breve. La entrada a las sesiones
era gratuita, aunque se solicitaba el donativo de 1 euro. Me parece una gran
iniciativa en estos tiempos “impíos” en que mis queridos cines están tan
vapuleados y despreciados (y lo van a estar más gracias a la estupidez de Rajoy
y el resto de su gobierno)...
Todavía hay más, y volvemos de nuevo al
cercano pueblecito de Canet d´En Berenguer:
esta vez como iniciativa del propio Ayuntamiento de la localidad y del
Patronato de Turismo, se ha instaurado también una terraza de verano en una
plaza de la localidad que ha abarcado todos los miércoles del 11 de julio al 29 de agosto. Las películas
eran totalmente gratuitas y también de marcado carácter juvenil, entre ellas, La invención de Hugo, Tintín y el secreto del Unicornio o Cars 2. La verdad es que me he quedado
hasta con ganas de acudir a alguna sesión sólo por el placer de revivir viejos
tiempos y sensaciones, pero al final me ha podido la pereza y el hecho de que
ya había visto recientemente casi todos los filmes del ciclo que me
interesaban...
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Última película del verano... ¡Les encantará! |
En Valencia
capital creo que apenas quedan terrazas –está el Autocine Star, a poca distancia–, pero el Ayuntamiento de la
localidad ha montado también una gran iniciativa: la Filmoteca
d´Estiu en los Jardines del Palau de la Música.
Con precios populares (3,5 euros con posibilidad de abono para 10
sesiones), desde el 27 de julio al 1 de septiembre se están emitiendo o emitirán
tanto películas actuales como clásicas, brillando especialmente entre las
últimas un ciclo dedicado a Marilyn Monroe.
Y, aunque parezca una contradicción, he de admitir que tampoco creo que vaya a
disfrutar de este programa por la distancia que me separa de la ciudad y mi
precario estado económico.... o invierto en cine, o invierto en gasolina, y a
los de mi pueblo puedo ir andando. Admiro y aplaudo igualmente todas estas
iniciativas y que con ellas, de una manera u otra, el cine de verano al aire
libre, la terraza de siempre, no haya muerto del todo... Ojalá continúen en próximos
años y logren captar y cautivar a nuevas generaciones y les hagan entender lo
que es el verdadero Cine y que es imposible disfrutarlo verdaderamente en la
pantalla de un televisor o de un monitor de ordenador.
Siempre es bueno que se incrementen las posibilidades de ocio barato y cercano, relacionadas con el cine. Ya no sólo por nosotros, sino por los más jóvenes, que disponen de menos recursos y no suelen tener transporte para ir a la capital, y que suponen, en definitiva, el futuro de la afición. Se está viendo un incremento de actividades de este tipo, a menudo relacionadas con los ayuntamientos o casas de cultura, a precios muy baratos o incluso gratis, en los pueblos de la zona, sobretodo en verano. Creo que es importante hacerse eco, para que la gente se entere. Yo por ejemplo, no sabía lo del Cine de Begoña, pero me tomo nota para el año próximo.
ResponderEliminarSí, no se ha publicitado mucho, es una lastima...
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