Ayer mismo revisitaba este clásico del western de los 50 –para mí la mejor época del género– que había visto mucho tiempo atrás. Me gusta, sin llegar a ser de mis grandes favoritos. Cuenta la historia de Vienna (Joan Crawford), una mujer fuerte y decidida hecha a sí misma que se ha asegurado el futuro con un local de juego a las afueras de una ciudad de ganaderos y con un acuerdo con el ferrocarril que está a punto de llegar. Sin embargo, se encuentra con la oposición de Emma (Mercedes McCambridge), miembro de una importante familia que ve en el tren la ruina de su negocio vacuno y que además está enamorada del amante de Vienna. En el momento en que el hermano de Emma es asesinado en un atraco a la diligencia, llega a la ciudad el personaje que da título al film (Sterling Hayden), aparentemente un músico que tiene como labor amenizar el salón de Vienna, pero que es mucho más de lo que parece…
Tipos duros, tiroteos, rencillas y rencores, un cuadrado amoroso y el eterno conflicto de los ganaderos y los ferroviarios, entre otros elementos habituales del western, están presentes en Johnny Guitar, un largometraje dirigido por Nicholas Ray en 1954 que destaca de entre otros de su época precisamente por aportar dos papeles femeninos –Crawford y McCambridge– atípicos y sobresalientes y muy alejados del de la desvalida dama que debe ser protegida por el pistolero de turno. En el excelente reparto de secundarios encontramos a Ernest Borgnine, John Carradine, Ward Bond o Scott Brady.
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