De Caterina Murino no alabaré una larga y destacable trayectoria cinematográfica (pues las suya aún no alcanza la década y apenas la conozco) ni mentiré diciendo que sigo sus trabajos con especial interés, pero, desde luego, sí que es verdad que mi descubrimiento de esta actriz en Casino Royale en 2006 –que acabo de revisitar en DVD– no me dejó indiferente. Fue la primera Bond girl de la nueva era “Craig” del agente, y por su sensual físico y bellísimas facciones no podía haberse hecho mejor elección: Caterina recuerda a muchas de sus más notables precedentes en la saga como Maud Adams, Barbara Bach o Claudine Auger. Lástima que su papel en la citada película sea muy breve y discreto y el rol femenino principal pase a la menos contundente Eva Green. Puede que por eso la carrera de la guapa italiana (Cerdeña, 15-9-1977) no haya dado el salto a Hollywood y se haya limitado a producciones europeas, de las cuales, tengo que admitir, sólo he visto El archivo corso. O quizá se trate de una sabia elección de la actriz, que ha preferido hacer cine de calidad en lugar de buscar la popularidad mundial…
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