"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 21 de enero de 2012

Amor y odio en las estrellas: George Lucas y la saga de "La guerra de las galaxias" (1)

La idea original de este artículo surgió escribiendo Remakes, secuelas y precuelas: ¿sí o no? e iba a acompañarla como perfecto ejemplo de la, a veces, poco razonable intransigencia popular a continuaciones, nuevas versiones y segundas (y terceras, y cuartas, y…) partes de películas consagradas que denunciaba en dicho texto. Finalmente, decidí que la que ha sido quizá la saga cinematográfica más importante de mi vida bien merecía una entrada aparte y en exclusiva, pero no obstante remito al atento lector al citado enlace, que bien puede leerse como un preámbulo a lo que viene a continuación…

Veinte años después
Cuando, en 1999, se iba a estrenar La amenaza fantasma, no tenía muy claro con qué impresión iba a salir del cine. Hacía entonces veinte años que había visto la primera de las películas de la serie de George Lucas. La trilogía original había marcado decisivamente mi vida, a pesar de que una gradual animadversión hacia su creador había ido creciendo en mí con el tiempo al ver la desvergonzada actitud comercial de éste. Sí que sabía, antes de abordar la primera película de la segunda trilogía, que de ninguna manera iba a intentar comparar sus nuevos capítulos con los de la antigua: al fin y al cabo era un niño cuando vi esta última, y como tal, mucho más receptivo, tolerante, ingenuo y fácil de sorprender ante cualquier cosa. Un amigo me dijo que para él “había un muro” entre las dos trilogías de Star Wars, y muchas veces me lo planteo así y, efectivamente, prefiero separar ambas y evitar contrastarlas. Es imposible con tanta diferencia de tiempo y con la perspectiva de más de dos décadas. Cuando veo la trilogía original, no pienso en Darth Vader con la cara de Hayden Christensen: veo simplemente a Darth Vader, el entrañable villano con el casco y la máscara negros. Por otro lado, tampoco intento relacionar las imágenes y personajes de la nueva trilogía con aquellos de la anterior. En algunos casos me resultaría ridículo y me rechinarían un montón de detalles (también me los rechinan entre los tres primeros episodios de 1977-1983).


Veinte años antes
Vi La guerra de las galaxias (después rebautizada Una nueva esperanza; perdonad que yo la llame con el título con la que la conocí) en 1979: el retraso de más de un año con respecto al estreno nacional (dos con el norteamericano) tiene su explicación en que en mi pueblo sólo habían cines de reestreno y, pese a la corta distancia de 25 km con la capital de la provincia, una película podía tardar muchísimos meses en llegar a las veteranas pantallas de mis queridas salas locales. Esta primera entrega de la saga la vi en el Cine Oma, y no tengo demasiados recuerdos de ella debido a mi corta edad y los muchos años que han pasado. Recuerdo que me gustó, y recuerdo la expectación que su estreno despertó durante mucho tiempo, así como parte del merchandising en torno a la película que ya entonces llegó a mis manos: cromos coleccionables, figuras troqueladas que salían en los pastelitos Panrico, los cómics de Marvel, etc, etc. De su continuación, El imperio contraataca, sí que tengo un primer recuerdo más claro: ver un anuncio en una valla publicitaria mientras me desplazaba en tren a Barcelona en septiembre de 1980. Se estrenaba en España al mes siguiente, aunque a mi localidad no llegó hasta marzo del 81. Por supuesto, no falté a la cita, y recuerdo que me costó atar algunos cabos y comprender ciertas cosas, quizá porque no tenía muy nítida a su antecesora, quizá, simplemente, porque el mismo George Lucas había improvisado más de una cosas al escribir el argumento (¿fue siempre Darth Vader el padre de Luke?).


Para cuando llegó El retorno del Jedi (en aquellos tiempos se decía “yedi” y no “yedai”) en 1983, yo ya estaba un poco más crecidito, y pude aprovechar y exprimir mucho más esta tercera entrega, que iba a acabar consagrando la saga para mí. Un compañero del instituto había conseguido verla durante su estancia en el extranjero y ya nos adelantó algunas cosas. La esperé con gran interés, atesorando los pocos artículos o fotografías que llegaban a mis manos. Por fin se estrenó en España. Con una argucia un tanto cuestionable éticamente (argumento en mi defensa mi joven edad), conseguí verla durante las primeras semanas de estreno en el ABC Park de Valencia: el gobierno amenazaba con cerrar la siderúrgica de mi pueblo (cosa que conseguría), dejando sin empleo a miles de personas; los obreros se manifestaban en todas partes, y aproveché que mi padre acudía a uno de esos actos en la capital para meterme con él en el autobús contratado a tal efecto y que me acompañara a la taquilla antes de la manifestación. Recuerdo que me dio unas monedas para que se las diera de propina al acomodador (un señor mayor vestido con un uniforme pseudo-militar) y que, como me daba vergüenza, entró él mismo hasta la sala y le entregó el dinero. Por desgracia, al no depender de mí, no llegué a tiempo de ver comenzar la película: ya estábamos en la secuencia del Palacio de Jabba, pero de todas formas tendría ocasión de verla varias veces más en los cines de mi localidad, y luego ya en VHS. Fue una de las primeras cintas que vi en ese formato, hasta creo recordar que en edición pirata (y, posiblemente, mi segunda película en la capital).

Al estreno de esta tercera parte le siguió una vorágine de parafernalia relacionada con ella: la novela y la banda sonora (acabaría consiguiendo también las de las películas anteriores, al igual que los cómics), el álbum de cromos (el último que me hice en mi vida, ayudado por mi primo a conseguir la última estampa que me faltó, que él mismo arrancó de su propio álbum), las clásicas figuritas de Kenner (me conocía los nombres de todos los personajes), las películas de los Ewoks y los dibujos de los Droides, etc, etc… Durante los siguientes años continuó mi afición por la entonces trilogía galáctica: compraba maquetas, algún tebeo, pero nunca de una manera obsesiva. Siempre he bromeado diciendo que es mejor tener muchas obsesiones en lugar de una sola, y yo compaginé siempre mi amor por La guerra de las galaxias con el que tenía por muchas otras películas y aficiones. Con la adquisición de mi primer vídeo en 1989 pude por fin grabarme la trilogía de la televisión: la primera parte me la grabé de TV3 y la estuve viendo, por tanto, en catalán durante muchos años, ya que no conseguí una versión en castellano hasta mucho después. Mientras tanto, los fans seguíamos esperando las prometidas nuevas entregas que George Lucas había asegurado: tres películas que irían antes de las ya estrenadas, y tres películas que irían después. Muchos acabamos perdiendo la esperanza de que éstas llegaran alguna vez conforme transcurrían más y más años…


Reestreno
En 1997 acudí religiosamente a ver la nueva edición de las tres películas que se estrenaban en cine con motivo del 20 aniversario de la primera de ellas. Aunque me encantó volver a poder ver la trilogía en pantalla cinematográfica, me empecé también a plantear seriamente la honestidad de George Lucas al modificar de una manera para mí tan notable aquellas películas con las que había crecido. Cambios radicales como la escena entre Han Solo y Greedo y otros tan forzados como la superposición del Jabba del 83 sobre la imagen del actor original de 1977 me parecieron ridículos. En cualquier caso, por aquel entonces todavía me hizo gracia poder ver recuperadas escenas eliminadas de las películas originales, y fui tan ingenuo como para creer que esto era sólo un ejercicio puntual conmemorativo, y no que George Lucas establecería esta nueva edición como “la oficial”, prescindiendo en los siguientes años de las primeras versiones de la trilogía a la hora de reeditarla en formato doméstico. Desde ese momento, me negué a adquirir las ediciones retocadas, y me he mantenido fiel a este principio a través de todas las nuevas versiones que han aparecido con los años. No fue hasta 2006, cuando se comercializaron las ediciones originales de las tres películas en DVD (como “extra” junto a las nuevas ediciones retocadas tras la segunda trilogía) que acepté soltar mi dinero para comprar la saga. Hasta entonces, seguía con mis viejas grabaciones en VHS de las emisiones televisivas.

Vistas con la perspectiva de tantos años, las tres primeras películas de Star Wars siguen en el mismo lugar de mi corazón que se ganaron hace mucho tiempo, como parte esencial e importantísima de mi amor por el séptimo arte. Es lamentable que la codicia y la ceguera de su creador hayan acabando salpicando a estos filmes que quiero tanto (sobre Lucas tendré unas palabras en la continuación de este articulo). De La guerra de las galaxias, cuyos punteros efectos especiales en su momento parecen ya hoy encantadoramente obsoletos, destacaré que fue, posiblemente, la primera vez que vi a los que acabarían convirtiéndose en dos de mis actores favoritos -en este orden-: Peter Cushing y Harrison Ford. Por eso, y porque, al fin y al cabo, fue el origen de todo lo que vendría, es mi preferida de la trilogía original, aunque admito, no obstante, que la de mayor calidad es indudablemente El imperio contraataca, por la sencilla razón de que fue la única de toda la saga que tuvo un buen director, Irvin Kershner, y dos grandes guionistas, Leigh Brackett y Lawrence Kasdan, que aportaron momentos verdaderamente dramáticos y oscuros (a destacar, claro está, la revelación de Vader) que dotan al film de una sobriedad envidiable y ausente en el resto de películas de Star Wars. Y, además, Yoda y Frank Oz. ¿Qué más se puede pedir? El retorno del Jedi, por el contrario, pese a que fue la película que, como he dicho, más pude disfrutar en su momento, es la que más ha perdido para mí con el tiempo. Mark Hamill y Carrie Fisher están demacrados y envejecidos, y la nefasta idea de emparentar tan artificialmente a sus personajes estropeó para mí toda la saga ya desde que la vi en el estreno del film.

En breve, la segunda parte

2 comentarios:

  1. Recuerdo cuando fui a ver La guerra de las galaxias en el cine Marvi de Sagunto como uno de los acontecimientos más importantes de mi relación con el cine en la niñez. Yo no sabía que ya se había estrenado en las capitales de provincia, que a los que vivíamos en los pueblos nos llegaba con retraso, que Star Wars ya era todo un fenómeno mundial.

    Lo que recuerdo nitidamente es la fascinación por esa película, los héroes (Luke, Han y Leia), los compañeros (Obi Wan, Chewbacca, RD2D y C3PO), los efectos especiales, las naves, los sables y disparos láser. Quedé enganchado a la historia y sobre todo atrapado por el malvado Darth Vader. Sí, luego vinieron los cromos, los muñecos, los cómics de Marvel y la hipnótica atracción de todo lo que tenía que ver con la película.

    Las dos secuelas las vi con diferente interés. El imperio contraataca es mi peli preferida de todas ellas pero El retorno del Jedy me dejó más bien frío por el protagonismo de esos peluches llamados Ewoks.

    También fui al reestreno en pantalla grande con los añadidos de George Lucas. Entonces ya vivía en una capital de provincia (Barcelona) y no me podía perder tal acontecimiento. Me llamó poderosamente la atracción el cambio de pronunciación de los yedi a "yedai" pero pensaba que era una cosa del doblaje ya que esta vez sí que pude ver la trilogía original en pantalla grande y con las voces originales.

    He disfrutado de la nueva trilogía sin darle muchas vueltas al afán de Lucas por hacer dinero con su creación. Creo que mantiene un nivel aceptable y no me planteo profundidades argumentales como hacen muchos de los fans acérrimos de la saga. Yo prefiero que se haya hecho al inmovilismo de quién defiende con uñas y dientes que nunca se debieron de hacer.

    Me gusta Star Wars. Va unida a mi infancia, a mi pasión por el cine y siempre ocupará un lugar en mi corazón. Gracias por tu artículo en el que compartes tu relación con ella.

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  2. Pues una vez más estamos de acuerdo en casi todo. Yo ya comentaré mi opinión sobre las precuelas en la continuación del artículo, pero es muy similar a la tuya. Lo único es que a mí los Ewoks pare que no me traumatizaron tanto como a otras personas de mi generación ;)

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