Ok: todo el mundo tranquilo y que nadie me
salte todavía al cuello, porque de ninguna de las maneras voy a poner a El ataque de los clones a la altura de los
dos títulos anteriores de esta serie, Blade
Runner y Drácula
de Bram Stoker, que son dos de mis grandísimas películas favoritas. Lo
que sí que es cierto es que, posiblemente, esta segunda entrega de la nueva
trilogía de Star Wars fue el
largometraje que más disfruté en el año 2002, y esta serie de entradas que
comencé hace dos meses se basaba en elegir tres películas que me gustaron bastante
en cada una de las décadas anteriores: diez, veinte y treinta años atrás. Por
otro lado, también admito sin ningún tipo de reparo (ya lo hice en los dos
artículos que dediqué a la saga galáctica de George Lucas, que podéis leer aquí) que no estoy
entre aquellos (supuestos) puristas que desprecian sin miramiento los más
recientes episodios de La guerra de las
galaxias, porque he crecido enamorado de toda la mitología de esta epopeya
cinematográfica y, sí, el amor puede ser ciego, pero aún intentando ser
objetivo, y aún admitiendo las muchas meteduras de pata de Lucas, creo que las
películas de la nueva trilogía tienen todas, en menor o mayor medida, aspectos
interesantes y resaltables que hacen que no merezcan la intransigencia y el menosprecio
automático de toda una larga serie de fans que parece que sólo quieren probar
su “autenticidad” poniéndose del lado y de la opinión de moda…. Y dicho esto,
paso sin más a comentar las cosas que me hicieron entretenerme –y mucho: me
quedé embobado en varias de las secuencias de la segunda mitad– de este Episodio II.
Años
de trilogías
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El teaser poster: ahora resulta que los jedi no pueden amar |
Los recuerdos más agradables que conservo, a
nivel cinematográfico, de la época en que se estrenó la película destacada en
este artículo son, como ya comentaba en otro de hace unos meses, el que durante
aquellos años (1999-2005) se estrenaron casi ininterrumpidamente las tres
partes de la nueva trilogía de Star Wars
y las de El
Señor de los Anillos. Como me gustan mucho las dos sagas, casi todos
los años esperaba con ansiedad el estreno de algún capítulo de una o de otra, y
en 2002 precisamente se dio la feliz circunstancia de llegaban a los cines
episodios de ambas: El ataque de los
clones y Las
dos torres. En concreto, la primera acudí a verla el mismo día del
estreno a primera hora en el complejo Alucine de mi localidad; era un viernes
17 de mayo del año citado. Aún volvería a ver la película dos veces más en las
próximas semanas, como haría con la anterior y la posterior de la trilogía.
¿La mejor
de la segunda trilogía?
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El trío protagonista |
Hay una sencilla razón por la que prefiero,
además, El ataque de los clones a su
predecesora en la saga y a la que la cerró (o conectó con la trilogía antigua)
y es que me parece la más honesta y divertida de todas. Honesta porque no
promete nada que no dé, como ocurrió con la esperadísima La amenaza fantasma, que resultó ser, quizá, la peor película de
toda la saga galáctica y no estuvo a la altura de la expectación que había
creado, o con La venganza de los Sith,
que prometía una densidad dramática que no pudo conseguir con los burdos
hilvanados de su director para enlazarla con La guerra de las galaxias. El Episodio II es, sobre todo, una
película de acción, de batallas y de duelos, y toda su segunda mitad me parece
muy entretenida y emocionante al encadenarse las secuencias de la fábrica de
droides, la arena de Geonosis, el combate con los clones y el enfrentamiento de
los héroes con el Conde Dooku. Es un espectáculo visual con el que pasarlo bien sin plantearse
cuestiones complejas ni buscarle contenidos demasiado profundos. Por en medio,
una sencilla y algo mal llevada historia de amor entre Anakin y Padmé –aunque
ya sabéis que a mí no me tienen que convencer demasiado para quedarme embobado
con Natalie Portman– y una emocionante trama detectivesca en la que vemos a
Obi-Wan rastrear el paradero de Jango Fett y llegar hasta el lluvioso planeta
Kamino –me encantan las secuencias de ambos personajes allí–.
Guiños
cinéfilos
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El fascinante y evocador planeta lluvioso Kamino |
¿Qué más? Pues algo que no mucha gente parece
haber notado, y que considero de lo más destacable del film: los numerosos
guiños a otras tantas películas clásicas de la Historia del Cine, algo que me
resulta muy divertido reconocer o, a veces, deducir: la escena en la que Anakin
se interna en el campamento tusken remita claramente a otra similar en la que
John Wayne hace lo propio en un poblado indio en Centauros del desierto, y aquella en la que Padmé corre por el
prado de Naboo al que va de picnic con su enamorado es un claro homenaje a una
similar con Julie Andrews en Sonrisas y
lágrimas. En los jedis acorralados en la arena de Geonosis podemos
encontrar la influencia de otro western clásico: Murieron con las botas puestas, y en las posteriores escenas con
los helicópteros de la República es fácil reconocer similitudes con Apocalypse Now y tantas otras películas
sobre la Guerra de Vietnam. Y, por supuesto, en el circo del planeta citado podemos
empeñarnos en ver peplums de toda la
vida como la mismísima Quo Vadis
(¿recordáis la escena del toro?)
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Batallas, duelos, blasters y sables láser: entretenimiento asegurado para los fans galácticos |
Reparto,
nuevo y viejo
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Christopher Lee: gran fichaje |
Una de las noticias más esperadas respecto al
reparto de esta película era quién iba a encarnar al joven Anakin Skywalker, y
el honor acabó recayendo sobre el entonces desconocido actor australiano Hayden Christensen, que en aquella su primera
intervención en la saga de Star Wars
me pareció correcto, pero que acabó decepcionándome al demostrar no estar
preparado para conferir a su personaje toda la tremenda carga dramática y
trágica que debía conllevar en el siguiente episodio. Mucho más acertada me
pareció la inclusión de ese icono viviente del cine fantástico que es Christopher Lee que, como he dicho tantas veces,
se ha sabido reivindicar a tiempo en los últimos años por gente como el propio
Lucas, Peter Jackson o Tim Burton. Curiosamente, y de una manera indirecta, fue
su amigo Peter Cushing el que provocó su entrada en la saga, ya que su director
y guionista y la directora de casting Robin Gurland buscaban a alguien que
pudiera estar a la altura de este último actor cuando apareció en La guerra de las galaxias, y por
supuesto, no había nadie mejor para reemplazarle que Lee.
De los actores que repiten, me gusta el nuevo
look de Ewan McGregor, y, como ya he dicho,
su parte en la película como “detective” espacial. Natalie
Portman, cómo no, está más guapa y sexy que nunca (¡irresistible
luciendo abdominales en la arena de Geonosis”). De los demás personajes
secundarios, me gusta también Jango Fett
(Temuera Morrison), digno “heredero” (aunque en la película sea al revés) de
aquel cazarrecompensas que nos enamoró a todos en la trilogía original, Boba
Fett, que aquí resulta ser su hijo (Daniel Logan). No tengo, sin embargo, tan
claro, si se debería haber revelado tan explícitamente el origen de este último
personaje
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Vuelven los Fett |
Del resto del reparto fue también un
descubrimiento la australiana Rose Byrne
(Dormé, doncella de Amidala), que parece que se está haciendo bastante popular
en los últimos años labrándose una interesante carrera. Me alegro por ella. Me
llaman también mucho la atención todos esos jedi con
divertidos nombres como Plo Koon, Kit Fisto, Depa Billaba o la sexy Aayla
Secura. Por último, no quiero dejar de recordar a personajes de breve pero
simpática o llamativa aparición como el/la cazarrecompensas Zam Wessell (Leeanna
Walsman) o los jóvenes Owen y Beru Lars (Joel Edgerton y Bonnie Piesse),
futuros tíos adoptivos de Luke que aparecen en una nostálgica secuencia en la
que Anakin y Padme visitan la granja de la primera película de la saga.
¿Digitalización
excesiva?
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Yoda digital: el gran error de la película |
Pero también le voy a poner pegas a esta
película, en realidad, prácticamente una sola: el exceso de decorados,
personajes y, en general, recreaciones digitales. Quizá precisamente la falta
de más escenarios naturales (aunque hay algunos, como el Lago Como en Italia y
la mismísima Plaza de la Reina en Sevilla) confiere cierta frialdad y
artificialidad al film. Más de lamentar es que ni siquiera los soldados clon
hayan sido interpretados por personas de carne y hueso, sino que están
recreados totalmente por ordenador, al igual que casi todos los personajes y
criaturas alienígenas del film. El peor error de Lucas a este respecto es para
mí sin duda el utilizar también las computadoras para dar forma a alguien tan
entrañable como es Yoda. Entiendo y acepto que esto sea necesario para, por
ejemplo, aquellas secuencias en que el viejo jedi lucha, pero para las que
habla estando sentado creo que debía haberse usado nuevamente la marioneta
animada por el gran Frank Oz.
Hablando de digitalización: El ataque de los clones fue la primera
película de la saga rodada íntegramente en vídeo digital de alta calidad,
herramienta que permitió a los trabajadores informáticos de George Lucas
desarrollar su trabajo de postproducción con mayor facilidad.
Aprendiendo
de los errores y conclusión
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Regreso a Tatooine |
En general, creo que, aunque se merezca muchas
reprobaciones, Lucas tomó buena nota de sus errores en La amenaza fantasma y supo corregirlos para hacer una película más
dinámica y compacta. Prefiero las secuencias lineales que encadenan las
batallas y duelos del final a aquellas de otros episodios que alternan tres o
cuatro escenarios diferentes, normalmente uno más tenso y dramático (Luke
luchando contra Vader en El retorno del Jedi
o Qui-Gon y Obi-Wan contra Darth Maul en el Episodio I) con otro más ligero y cómico
(los ewoks en el primer ejemplo citado, los gungan en el segundo). Hablando de
gungan: muy de agradecer que, pese a su inicial postura prepotente y arrogante sobre la participación del personaje en la saga, el barbado director decidiera relegar
al infame Jar-Jar Binks a un papel mínimo en
El ataque de los clones. Si alguien tiene que decir tonterías y
hacer el idiota en
Star Wars,
prefiero que sea C-3PO –como, efectivamente, lo hace y no poco en las escenas
de la fábrica y la arena de Geonosis–. Supongo que a él le perdonamos las payasadas.
Y, la conclusión, para finalizar, es
simplemente que esta película formará siempre parte de mi vida y supongo que la
seguiré revisitando en DVD de vez en cuando. Llegó en una época muy
diferente a aquella en la que descubrí la trilogía original de La guerra de las galaxias, por lo que
creo innecesaria y equivocada cualquier comparación, como ya dije en un artículo
sobre la saga, pero la encuentro una película divertida y que, pese a que no ha
transcurrido mucho desde su estreno original en cines, ya me trae algunos buenos recuerdos de un
tiempo todavía cercano pero que fue mejor que el actual.
No sabía que Rosa Byrne trabajaba en la peli...Claro que cuando la vi, la muchacha no sonaba tan fuerte como ahora...
ResponderEliminarPues sí, yo ya me fijé en ella allí....
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