Para descansar de tanto superhéroe, vampiro y
fantasma, esta semana cambio de tercio en mi visita al cine y opto por La pesca de salmón en Yemen (Salmon Fishing in the Yemen). Cumplo
también con ello -y antes de lo esperado- mi reciente promesa de mantenerme atento a la carrera de la actriz Emily Blunt, que no negaré que ha sido la
principal motivación para decidirme a ver este film del sueco Lasse Hallström rodado y producido en el Reino
Unido.
Acudo a ver la película un poco a ciegas, sin tener prácticamente referencias de ella e incluso con el temor de que sea demasiado “seria” para mí. Sin embargo, me encuentro con una comedia sencilla, amable, algo bucólica y casi nimia con la que se pasa un ratito agradable y que nos embarca en el proyecto de un filantrópico y multimillonario jeque árabe (Amr Waked) que se empeña en llevar el deporte de la pesca con mosca del salmón al desértico Yemen. Para ello contará con la ayuda de su asesora (Blunt), de un experto del gobierno británico (Ewan McGregor), y de la secretaria de prensa del Primer Ministro (la siempre estupenda Kristin Scott-Thomas), que ve en el apoyo de este empresa descabellada una magnífica oportunidad de restaurar la confianza de los países árabes en Inglaterra tras una serie de desafortunados incidentes. En segundo plano, una historia de amor entre la pareja protagonista, por suerte discreta, algo tácita y mejor llevada que en la mayoría de pueriles comedias sentimentales hollywoodienses, y que se resuelve algo forzadamente (ambos estaban previamente casados o comprometidos: ¿quién se para a pensar en los perdedores?) para satisfacer a la audiencia poco exigente con el obligado happy ending.
Acudo a ver la película un poco a ciegas, sin tener prácticamente referencias de ella e incluso con el temor de que sea demasiado “seria” para mí. Sin embargo, me encuentro con una comedia sencilla, amable, algo bucólica y casi nimia con la que se pasa un ratito agradable y que nos embarca en el proyecto de un filantrópico y multimillonario jeque árabe (Amr Waked) que se empeña en llevar el deporte de la pesca con mosca del salmón al desértico Yemen. Para ello contará con la ayuda de su asesora (Blunt), de un experto del gobierno británico (Ewan McGregor), y de la secretaria de prensa del Primer Ministro (la siempre estupenda Kristin Scott-Thomas), que ve en el apoyo de este empresa descabellada una magnífica oportunidad de restaurar la confianza de los países árabes en Inglaterra tras una serie de desafortunados incidentes. En segundo plano, una historia de amor entre la pareja protagonista, por suerte discreta, algo tácita y mejor llevada que en la mayoría de pueriles comedias sentimentales hollywoodienses, y que se resuelve algo forzadamente (ambos estaban previamente casados o comprometidos: ¿quién se para a pensar en los perdedores?) para satisfacer a la audiencia poco exigente con el obligado happy ending.
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