La londinense Emily Blunt es oficialmente la
“chica de la semana” del blog. Las biografías internáuticas la ponen por las
nubes: a su encantador rostro de ojos adormilados y su atractiva presencia
física le añaden talentos como el canto, el violonchelo, los deportes y la
equitación. Consiguió vencer una tartamudez infantil y se inició siendo adolescente
en la interpretación teatral y televisiva, estrenándose en la pantalla grande
con tan sólo 20 años con La reina
guerrera en 2003. En todo caso, lo que es innegable es que, con menos de
una década de carrera cinematográfica y sin haber cumplido aún la treintenta
(lo hará el próximo 23 de febrero), Emily se ha labrado una magnífica y
envidiable trayectoria que tiene hoy por hoy más títulos que ella edad. Además,
ha sabido elegir sus papeles con sabiduría y acierto, demostrando que vale
tanto para la comedia, como para el drama histórico, como para el thriller, que
como para el fantástico. La chica parece claramente llamada a convertirse en
una importante estrella internacional en los próximos años, a pesar de que su
nombre puede todavía no ser enormemente popular.
Como casi siempre, descubrí a la actriz algo
tarde; fue con El
hombre lobo en 2010. Posteriormente sólo la he visto en cine en Destino oculto (2011),
pero estoy intentando ponerme las pilas con su filmografía vía formato
doméstico. De momento ya he revisado Escalofríos (2007), Sunshine Cleaning (2008) y La reina Victoria
(2009). Por cierto, leo que estuvo a punto de intervenir en varias producciones
superheroicas y, por una razón u otra, no lo hizo: su nombre sonó para El Capitán América y El caballero oscuro y tenía todas las
papeletas para ser la Viuda Negra en Iron
Man 2. Estoy seguro de que habría estado estupenda en el personaje. En todo
caso, es un valor en alza en mi bestiario personal cuyos futuros estrenos no me pasarán desapercibidos…
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