A uno le es difícil que no le vengan a la cabeza palabras como “prepotencia”, “arrogancia”, “engreimiento” y similares (pero también “ignorancia”) cuando se devana los sesos para encontrar una explicación a por qué los norteamericanos realizan estos tan frecuentes e insidiosos “remakes instantáneos” de películas, normalmente europeas o asiáticas, que hace apenas un par de años que se han estrenado.
Ya admití recientemente que no estoy radicalmente en contra de los remakes, aunque quizá la mayoría sean innecesarios. La historia del Cine está plagada de ellos y algunos han sido tan exitosos como el Ben-Hur de William Wyler o My Fair Lady de George Cukor. Recuperar, por medio de una nueva versión, una película “antigua”, quizá olvidada o totalmente desconocida por el público actual, puede ser una forma de reivindicar y rescatar también la original (de hecho, suele aparecer reeditada en DVD en esos momentos); incluso se puede hacer un remake interesante y digno, siempre teniendo en cuenta las diferencias que van a haber entre original y copia, entre clásico y moderno, entre la simple distancia temporal. Pero, ¿para qué voy yo a querer visionar un remake de una película que vi hace cuatro días? ¿Por qué hace falta? Supongo que los EE.UU. tienen la suficiente coyuntura económica para doblar, o al menos subtitular un largometraje que no esté en lengua inglesa pero, sin embargo, prefieren rodarlo de nuevo enteramente bajo su perspectiva y en su suelo. Esta tendencia parece haberse hecho especialmente patente y molesta sobre todo en los últimos diez años, cuando hemos podido ver remakes “inmediatos” de muchas cintas orientales de terror como La señal, Dark Water, El grito y similares, e incluso españolas como Abre los ojos (Vanilla Sky en su versión estadounidense) o [REC], entre otras…
Personalmente, insisto en que creo que estos remakes no aportan nada, al menos a la comunidad cinéfila fuera de EE.UU., que ya ha visto sus primeras versiones, y que difícilmente se pueden interpretar sino como una muestra de presunción económica, étnica e ¿intelectual? de un país que quizá debería emular otras cosas de aquellos a los que copia su cultura, y por mi parte no cuentan con mi beneplácito ni mucho menos con mi bolsillo, porque no me molestaré en verlas ni pagando, ni posiblemente gratis. Espero que vosotros hagáis lo mismo y de esta forma se respete y se dignifique un poco más el cine que hacemos los países “menores”…
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Esos remakes norteamericanos de películas de otras filmografías me parecen prepotentes. Me gusta el título de tu entrada, Déjame estar, para referirte al que te dejen en paz con el remake de la genial peli sueca "Déjame entrar". Dicen que el remake no está mal, pero es que no lo entiendo, no entiendo porque tienen esa manía de coger una peli de fuera y hacerla nuevamente en USA. Bueno, si que lo entiendo, es su manera de mostrar la supremacía económica de su industria cinematográfica.
ResponderEliminarLo que no había pensado es en tu activismo, eso que dices de dejar de ir a ver los remakes norteamericanos de películas recientes. Es una manera personal de quejarse con la que estoy de acuerdo, aunque también es verdad, que luego la curiosidad me puede y si ponen la peli en Digital+ o si está en DVD en mi biblioteca, acabo echándole un vistazo por mi interés en ver que han hecho con el material original.
Estoy preparando un artículo sobre remakes, sagas y segundas partes en el cine español. Ya lo leerás en mi blog.
Ah, ejem, ¿ves como si que se te lee aunque no siempre se comenten tus entradas? Un saludo.
Pues me alegra ver que a alguien le interesan mis chifladuras. Lógicamente, si nadie me dice nada, marca una reacción, me da una palmadita en la espalda o un terroncito de azúcar, yo no sé si mis entradas son leídas.
ResponderEliminarEl título "Déjame estar" es tanto un guiño a la película que mencionas como al hecho de que dejen en paz a todas estas cintas que reconfeccionan en USA.
Yo personalmente no siento la tentación de ver la mayoría de estas películas. Solamente caí con Dark Water y fue un poco por compromiso y porque me pirra Jennifer Connelly, y me pareció malilla. Otra cosa que sí considero son remakes de clásicos, porque a veces resulta interesante ver cómo los abordan. Así me he llevado decepciones como la ya comentada The Haunting o Ultimátum a la Tierra, pero también me he divertido con cosas como King Kong de Peter Jackson...
Hilas fino, colega. Buen e interesante post.
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