"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 2 de agosto de 2014

Grace Kelly (Donald Spoto)

Me encantan las biografías de actores, directores y músicos. Su lectura me resulta siempre agradable, fluida e interesante, cuestión de unos pocos días, lo que en mi caso es un período corto a la hora de acabar un libro ya que no puedo leer con la misma facilidad con la que lo hacía antaño. Encontré recientemente el best-seller que sobre Grace Kelly escribió Donald Spoto en 2009 (aquí publicado dos años más tarde) en edición de bolsillo por 9,95 euros y decidí añadirlo a mi colección. Curiosamente, es el cuarto trabajo que tengo de este escritor norteamericano afincado en Dinamarca después de sus libros sobre Ingrid Bergman, Audrey Hepburn y Alfred Hitchcock (La cara oculta del genio). Ha sido fruto más de la casualidad que de que sea especialmente seguidor del autor.

Nunca hasta ahora había profundizado demasiado en la vida de Grace Kelly. Siempre me ha parecido una actriz bellísima, he visto varias de sus películas y todas me han gustado mucho, pero sólo conocía su vida y su biografía de una manera general. Me sorprende e interesa por lo tanto mucho de lo que leo en el libro de Spoto; nunca se cansa uno de aprender cosas nuevas. No sabía, por ejemplo, que la actriz había participado en tan sólo once largometrajes, la mayoría rodados en el cortísimo período de dos años (1954-1956), que el grueso de su carrera profesional se desarrolló en la televisión y el teatro. Me resulta gracioso leer que era extremadamente miope (este hecho sí que lo conocía), que tuvo un idilio con el vividor de Oleg Cassini (ex-marido de Gene Tierney), que, como tantas personas de su profesión, Grace era muy tímida y reservada. Chocante descubrir que muchos de sus trabajos –hoy en día considerados grandes clásicos– no fueron bien recibidos por la crítica, que incluso ella mismo no los consideró buenos; que la Metro –que la tenía contratada– llegara a considerarla persona non grata en sus estudios debido a que rechazó numerosas propuestas profesionales (¿cómo se puede considerar “non grata” a Grace Kelly?). Me alegra comprobar que era una mujer inteligente que, llegado el momento, supo coger las riendas de su carrera y elegir las películas en las que quería participar. Que estaba asqueada del infierno que era Hollywood hasta el punto de considerar alejarse de él nada más comenzar a ser famosa…

Por el contrario, la fulgurante estrella de Grace Kelly se me cae en picado en el momento en que el Príncipe Rainiero entra en su vida, desde que forma con él en un matrimonio que se me antoja algo artificial que la convierte en princesa de Mónaco. Y es que no siento ninguna, ninguna simpatía por la realeza ni por la aristocracia, ni en general por ningún tipo de aprovechados a gran escala. Y eso que Spoto –en las pocas páginas que dedica a la vida post-Hollywood de Grace– se empeña en hacernos ver que fue una princesa humanitaria y preocupada por su pueblo, que consiguió acabar con varias estúpidas y obsoletas costumbres de la corte, que se la podía ver en las cafeterías del principado hablando con la gente de a pie como si fuera una más, que impulsó enormemente la cultura del estado, que fue, en resumen, una mujer con los pies en la tierra y que nunca perdió el norte ni olvidó sus orígenes más humildes.

Una sorpresa final fue el descubrir que propuso y produjo una última película durante los primeros 80, Rearranged, en la que aparecía interpretándose a sí misma. Este trabajo, de apenas media hora de duración, iba a ser ampliado y estrenado cuando Grace Kelly tuvo el fatal accidente automovilístico que nos quitó para siempre a los cinéfilos la esperanza de poder ver a la encantadora actriz de nuevo en las pantallas.

En resumen, el de Spoto me ha resultado un libro placentero de leer que, por supuesto, me ha enseñado cosas nuevas sobre la persona a la que está dedicado. La gran mayoría de sus páginas se centra, como quizá sea de esperar, en los años como actriz de Grace Kelly, 1950-1956, con tan sólo unas pocas dedicadas a su infancia, adolescencia y vida como consorte de Rainiero. Me apunto en mi larga lista de tareas pendientes el visionado de algunas de las películas de Grace Kelly que Spoto destaca como entre sus mejores trabajos y que aún no he visto: La angustia de vivir, El cisne y Alta sociedad. Esta última, curiosamente, es el subtítulo del libro original, que ha sido desacertadamente eliminado en la versión española.

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