"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 14 de julio de 2012

Teto

Norberto Lorenzo "el Teto" (der) junto a sus hermanos
en el Pub Lalola el 5-11-2011 (Foto: Javier Calvo)
Además de un juego de cartas y de un popular chiste de carácter erótico, “Teto” fue también el sobrenombre de Norberto Lorenzo Sanz, un destacado guitarrista de mi localidad, Puerto de Sagunto, Valencia,  al que hoy se le rinde un tributo musical (enlace a Facebook del evento). El Teto nunca fue ni posiblemente será un artista famoso como lo puedan ser otras personas a las que he homenajeado en este blog pero, para los músicos del pueblo y para los aficionados a la música rock, era una pequeña celebridad, un virtuoso que quizá pudo haber llegado más lejos en su campo, pero al que el demonio del alcohol y quizá las dificultades cotidianas se lo impidieron. Su vida transcurrió de manera sencilla, como cualquier ciudadano de a pie, trabajando en un puesto normal y corriente, como les ha podido pasar a muchos de sus colegas que no han tenido suerte en la música. Pese a ello, su fallecimiento el pasado año dejó un vacío en el corazón y en la memoria de muchos amigos y admiradores. A su manera, es ya una leyenda en su pueblo…

Hoy quiero unirme a esta celebración local alrededor de su figura contando unos pocos recuerdos del poco trato que tuve con él… No sé exactamente en qué momento oí por primera vez hablar del Teto. Supongo que fue a amigos y gente más mayor que lo habían conocido cuando estaba en su apogeo artístico, tocando en orquestas y grupos durante los años 70, y siendo telonero de Miguel Ríos en 1980, cuando el cantante andaluz tocó en el Teatro Romano de Sagunto. También me dijeron todos que, por desgracia, la bebida había malogrado la incipiente y prometedora carrera de Norberto. A raíz de mi vinculación con la Asociación Reencuentro Años 60 y de mi participación en varios grupos de rock amateurs locales, tengo algunos encuentros ocasionales con Teto. Uno de los primeros que recuerdo, creo que por el año 1997, es probando sonido una tarde en la terraza del Casino. Mi amigo Ramón estaba sonorizando su bajo. El instrumento dio algunos problemas técnicos. Teto estaba abajo, escuchándonos, y le dijo a Ramón algo así como “Eso, lo que vas a tener que hacer es comprarte otro”. La observación nos hizo mucha gracia, ya que Ramón acaba de gastarse todos sus ahorros en ese bajo de segunda mano que le había costado por entonces 150.000 pesetas…

El otro recuerdo más directo que tengo de Teto es sobre un par años después, cuando ensayaba con mi grupo en los bajos del Triángulo Umbral. Teto y su mujer aparecieron algunas noches a las tantas de la mañana. La primera vez que lo hicieron, yo me acababa de ir a casa porque me había puesto enfermo. El resto del grupo no conocía a Teto y, cuando este se presentó a través de la ventana, mis compañeros no le dejaron entrar. Me dio un poco de lástima, pero la mayoría de ellos no eran de la localidad ni sabían quién era. En otra ocasión, Teto bajó a vernos y nos felicitó, diciendo que lo hacíamos muy bien, lo cual no era cierto, pero fue muy amable de su parte. Ese mismo día, el otro guitarrista de mi grupo le dejó la guitarra a Teto y estuvo tocando un rato con nosotros.

Poco más puedo contar sobre este personaje ya emblemático en la música local. Lo volví a ver al menos una vez más tocando en directo con sus hermanos (a Tetín sí que lo conozco más) en la terraza del Casino, pero no puedo decir que llegara a conocerlo mucho. También nos separaba una generación. Siempre he recordado con cariño aquella noche en nuestro ensayo y siempre guardaré un simpático recuerdo de Norberto. D.E.P.

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