La doble temática de esta entrada –música y
cine– me da pie a ubicarla en ambas secciones del blog y hablar, no sólo de la
película, sino también del músico que la inspiró: se trata de Crazy, dirigida por Rick Bieber en 2008 y basada en parte de la vida de Hank Garland.
Como muchos otros pioneros de la guitarra eléctrica, este oriundo de Cowpens,
Carolina del Sur, EE.UU. nacido un 11 de noviembre de 1930, permanece todavía
mayoritariamente desconocido para el gran público. Y es que, como ya comentaba
en un pasado artículo sobre otro colega suyo, mi admirado Scotty Moore, la
figura del guitar hero no existía en
los tiempos en que estos músicos (y tantos otros genios como Grady Martin o
Cliff Gallup, por citar sólo un par de ejemplos) legaban al mundo el grueso de
sus grabaciones más importantes y seminales (años 40 y 50). Entonces casi nadie
les reconocía como los virtuosos precursores que eran, y la mayor parte de
ellos se malganaban la vida como músicos de sesión, productores o arreglistas.
Sólo el tiempo y la perspectiva han conseguido ponerles en un lugar
medianamente justo y parejo a su leyenda.
Walter Louis Garland fue un niño prodigio que ya desde bien pequeño tocaba
la guitarra y que era profesional incluso antes de cumplir la mayoría de edad.
Con 19 años graba el instrumental Sugarfoot Rag, de ventas millonarias y que le
gana también su sobrenombre de “sugarfoot”. Los comienzos de Garland son en el
country, pero pronto se interesa también por el jazz, donde logra igualmente
destacar, y también se adapta fácilmente al rock and roll cuando emerge en los
años 50. Toca y graba con gente como Eddy Arnold, “Cowboy” Copas, Patsy Cline,
Roy Orbison y Elvis Presley y llega a publicar varios LPs entre 1960 y 1962. En
1961, un accidente de coche le deja en coma, y cuando se recupera, debe
aprender a hablar, caminar y tocar de nuevo. Nunca vuelve a ser el mismo ni
logra reanudar su carrera artística, y las terapias de electrochoque a las que
le someten acaban mermando seriamente sus capacidades. Fallece el 27 de
diciembre de 2004 a los 74 años de edad, mientras él y su familia estudiaban un
segundo proyecto de llevar su vida al cine…
Tras esperar en vano que esta biopic
se estrenará en salas españolas, y después que llegara al menos en formato
doméstico, por fin consigo dar con ella en internet. La he encontrado sin
ningún tipo de subtítulos, por lo que he tenido que verla en inglés “a pelo” y
me ha resultado bastante difícil entenderla, sobre todo por el acento sureño de
su actor protagonista, Waylon Pane, que por
supuesto interpreta a Garland. Sin duda este handicap puede haber condicionado
mi visionado del film de Bieber, pero lo cierto es que no he quedado especialmente fascinado por él. Me gusta la época en la que se ambienta, su
estética, la mayoría de la música, las preciosas guitarras que aparecen, el
reconocer a personajes históricos de la música como Kitty Wells, Patsy Cline,
Hank Williams o Elvis Presley, pero la película me parece más un telefilm de
sobremesa que otra cosa, con buena parte de ella centrada en la relación del
guitarrista con su esposa Evelyn (Ali Larter).
Los productores ni se han complicado en encontrar un actor con un mínimo
parecido con el homenajeado o al menos en caracterizarlo, y al Garland
físicamente vulgar y de prominentes entradas lo sustituye un Waylon Pane (quien,
curiosamente, también interpretó a Jerry Lee Lewis en En la cuerda floja) apuesto, seductor y de flamante tupé rubio. El
infortunado accidente del guitarrista y sus secuelas también parece que se
pasan de forma muy rápida hacia el final de Crazy.
En resumen, es un film que me alegro de haber visto, porque me gustan mucho
este tipo de trabajos sobre músicos de aquella época, pero que no logra calarme
demasiado. Espero poder verlo algún día en mejores condiciones, ya sea con
subtítulos (incluso en inglés) o doblada.
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