Tenía bastante interés en ver esta película,
no porque sea precisamente admirador de Serge
Gainsbourg, sino porque me llaman mucho la atención las biopics sobre personajes como él, que me
resultan curiosos o atractivos desde un punto de vista u otro. Me gusta conocer
las vidas de gente insólita, extravagante, diferente o, simplemente, especial. Su
paso por los cines fue visto y no visto, y la llegada a vídeo-clubes una
utopía, así que por fin he recurrido a la controvertida opción de descargarla
de internet, donde tampoco me ha sido fácil encontrarla.
Gainsbourg (Vida de un héroe) de Joann Sfar, no es una película biográfica
al uso (al menos, al uso al que nos tiene acostumbrados el cine
estadounidense). Atraviesa varias etapas de la vida de Lucien Ginsburg
(nombre original del músico) desde que es un niño inquieto y peculiar en la Francia
ocupada de la II Guerra Mundial hasta que conoce a su última esposa, Bambou,
pasando por sus comienzos como pintor y pianista de cabaret, sus primeros pasos
como compositor de éxito y, por supuesto, sus respectivas relaciones con
Briggitte Bardot y Jane Birkin. Pero lo hace de un modo original, sin estar
dando necesariamente fechas ni nombres cada vez que cambia de escenario y de
época, y además con un divertido elemento pseudo-fantástico: un estrambótico
personaje que, a modo de caricatura del propio Gainsbourg, le acompaña, alienta
y aconseja a lo largo de toda la cinta. El protagonista se refiere a él como
“su doble” o “su jeta” y, naturalmente, él es el único que lo ve, y lo podemos
interpretar como su propio pensamiento, su otro yo, su creatividad o su
conciencia, entre otras posibilidades.
Eric Elmosnino (Serge Gainsbourg) en inmejorable compañía: Lucy Gordon como Jane Birkin y Laetitia Casta como Briggitte Bardot |
Es uno de los largometrajes más curiosos que
he visto últimamente, y me gustan especialmente las secuencias que transcurren
en los años 40, 50 y 60, antes de que Gainsbourg acabe convirtiéndose
en un hombre un tanto abandonado y excesivamente extravagante. El papel
principal recae sobre el actor también francés Eric
Elmosnino, estupendamente caracterizado, y al que, como al Gainsbourg
real, acompaña un envidiable elenco de bellezas femeninas que encabeza la
malograda Lucy Gordon como Jane Birkin (el
suicidio de la actriz antes del estreno del film conmocionó al mundo) y
toda una debilidad personal mía como es Laetitia
Casta interpretando a Briggitte Bardot. ¿Quién más apropiado para
encarnar a un mito erótico francés de los 60 que uno de la actualidad?
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