Dos
pájaros de un tiro: dos de las muchas filmografías en las que me he puesto
progresar son precisamente las de la actriz Sophia Loren y la
del director Vittorio De Sica y, mira tú por donde, colaboraron nada
menos que en ocho ocasiones (y coincidieron en el reparto de otras tantas).
Además, Ayer, hoy y mañana fue
también la primera de las películas en las que la italiana formó pareja con Marcello Mastroianni,
con quien compartió nada menos que trece títulos.
Ieri, oggi, domani,
estrenada en 1963, está compuesta por tres historias –todas protagonizadas por
los dos actores mencionados– que tienen lugar en sendas ciudades italianas
–Nápoles, Milán y Roma– todas bautizadas con el nombre del personaje femenino
protagonista: Adelina es la más
próxima a los clásicos neorrealistas de De Sica, contándonos las tribulaciones
de un matrimonio de clase baja en el que, para evitar la cárcel por impago, la
esposa decide quedarse embarazada una vez tras otra. Después de siete retoños,
el marido está totalmente extenuado y la argucia de la mujer para librarse del
presidio parece llegar a su fin…
Anna
es el fragmento más breve de la trilogía: un sencillo viaje en coche en el que
somos testigos de las desavenencias entre una rica y caprichosa mujer y su
amante. Es para mí el capítulo más soso del largometraje.
Por
el contrario Mara, la última parte,
es la que consigue ganarme el cariño de la película, con una divertidísima
Sophia Loren que ejerce de prostituta de lujo que lleva de cabeza a un hombre
de negocios que la visita a menudo, al joven vecino que estudia para sacerdote,
y a los abuelos de éste. Si bien las dos primeras partes de Ayer, hoy y mañana no me convencen
especialmente, con esta última acabo la cinta con esa sonrisa interior que no
es fácil sacarme y con mi admiración por su actriz y su director todavía más elevada
(y sin ánimo de menospreciar el trabajo de Mastroianni).
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