"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

sábado, 17 de enero de 2015

Tal día, un lustro

Constatar lo rápido que se te escapa el tiempo conforme te haces mayor es algo que seguro que no le descubro a nadie que haya alcanzado ya unas pocas décadas de vida. Aun así, muchas veces me sigue sorprendiendo este hecho al cerciorarme de determinados detalles o fechas, como ocurre en el día de hoy, cuando se cumple ya todo un lustro desde que comencé la aventura de dar forma a este blog, un espacio virtual inicialmente centrado en el cine y en la música, pero con cabida para todo tipo de temas de los que me apeteciera hablar. Un blog centrado, pues, en mis gustos, inquietudes y opiniones.

La aventura de El castillo de Lord Ruthwen nació principalmente debido la insistencia de un amigo al que le gustaban mis escritos y las historias y anécdotas que a veces contaba a mis conocidos por medio de mails. Yo no las tenía todas conmigo. No acaba de entender para qué quería publicar cosas personales en internet, ni mucho menos a quién iban a interesar. Pero, como me gusta mucho escribir, y el periodismo es una de mis vocaciones frustradas, al final me planteé el blog como una especie de “revista” internáutica en la que dar cabida a todos esos “artículos” que nadie seguramente me iba a publicar. Y, además, sin censuras ni limitaciones ni ningún tipo de condición ni imposición a la hora de elegir y redactar esos textos.

Con el tiempo, el blog fue desarrollándose y variando, dando cabida a nuevas ideas y secciones, casi cobrando vida propia, como se suele decir. Fui desechando algunas temáticas o relegándolas a un lugar secundario, e incorporando otras, a veces sin que acabaran de convencerme, a modo de prueba. Hubo momentos en que me cansé, en que pensé en abandonar, pero luego me volvía a entrar el gusanillo de escribir; encontraba algún tema que me inspiraba. Sin ir más lejos, en este quinto aniversario me había propuesto poner fin, al menos temporalmente, a la trayectoria del blog. Ya en otoño me había planteado llegar a este 17 de enero para hacer oficial el cierre de El castillo de Lord Ruthwen, y en la práctica había dejado de escribir en él mes y medio entre octubre y noviembre, el plazo más largo en estos cinco años sin incluir ningún nuevo post–, quedándose un montón de entradas en el tintero o acabadas pero sin publicarse. Al final he decidido no ser tan drástico: el blog seguirá abierto, y escribiré cuando me apetezca, sin obligarme a tener que subir nada nuevo cada cierto tiempo porque sí, ya que ello sólo me lleva a incluir artículos cuya intención y redacción a veces ni siquiera me convencen a mí mismo.

Hace ya mucho tiempo, al cumplirse el primer aniversario del blog, sopesaba las razones por las que lo mantenía, que encontraba diversas y variadas: algún tipo de catarsis artística podría ser la más obvia; matar el rato, desarrollar inquietudes, relacionarse de alguna manera con otras personas; a veces incluso me parece un pequeño ejercicio de egoísmo, porque, ¿a quién le importan mis chifladuras y desvaríos o lo que pueda opinar o dejar de opinar de una película, actor o cantante? La respuesta a esto último es que a nadie o a casi nadie, algo que ha probado el tiempo, de lo que se infiere que al final escribo y confecciono el blog principalmente para mi propia satisfacción, para matar el gusanillo de explayarme mediante las palabras, de contar cosas que me apetece contar y no sé a quién porque no conozco a nadie que crea que pueda estar interesado en ellas. Para mí, el blog tiene finalmente dos recompensas principales: la primera es rendir homenaje a personas a las que admiro y que han significado mucho en mi vida, ya se trate de artistas consagrados internacionalmente como de gente de mi familia totalmente anónima. La segunda es coincidir en estas admiraciones y en mis gustos con otros internautas perdidos, porque todo el mundo necesitamos hacernos oír, ser reconocidos de alguna manera, que nos den una palmada en la espalda o un terroncito de azúcar. En ese sentido, si alguno de mis artículos logra entretener a algún lector despistado que lo encuentra por casualidad o, aún más, hacer que se interese por el tema, persona, disco, película o libro de los que hablo, me doy por satisfecho y me considero más que pagado.

Así pues, y en resumen, tras ese lustro fugaz que casi ni he visto ni recuerdo, la odisea desesperada de El castillo de Lord Ruthwen continúa, no sé por cuánto tiempo ni muy bien con qué sentido, pero sigue adelante, sin prisas ni presiones, para contar las andanzas y vidas de todos esos actores, músicos y escritores a los que admiro, para seguir hablando de libros, juegos, videojuegos, historia o lo que se me antoje, al margen de que interese o no al resto del mundo. Las puertas del castillo permanecen abiertas, aunque no es fácil atreverse a traspasarlas debido a lo imponente y amenazador de los muros de la centenaria fortificación, al vetusto portón de madera, a las oxidadas cadenas del puente levadizo, a las pétreas y amenazadoras gárgolas…

Tan sólo espero que el próximo lustro pase un poco más despacio, que de lo contrario no da tiempo a aprovecharlo y a uno ya le pesan los años y prefiere saborearlos pausadamente…

2 comentarios:

  1. Querido amigo: decirte que aplaudo tu decisión de seguir adelante. Esto de llevar un blog es bastante "duro", y sé que me entenderán todos los escritores de blogs más o menos modestos, que al fin y al cabo son -como mínimo- el 90% del total. El público suele ser poco agradecido, y demasiado a menudo no comprende (ni se molesta siquiera en intentar comprender) cuanto trabajo puede haber tras un artículo determinado. Pero al menos el tiempo a mi me ha enseñado algo: escribir siempre como si escribiera sólo para mi. Sin intentar agradar a terceros. Yo ahora lo uso como un mero ejercicio de catarsis, y como sabes, hace tiempo que dejé de auto imponerme "fechas de entrega" ni nada que se le parezca.

    ¿Que me apetece contar algo y tengo tiempo para hacerlo?. Pues lo hago. A mi ritmo y sin sentirme en absoluto presionado. ¿Qué quiero contar algo pero no tengo tiempo?. Pues queda el proyecto en stand by y si se presenta la ocasión más adelante se retoma la idea. Y si no tampoco es muerte de hombre. Pues ese es mi humilde consejo. Así funciono yo en la actualidad, y lo cierto es que vivo menos agobiado. Aunque publique tres entradas al año.

    ¡Ánimo, compañero, y a seguir en la brecha!

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  2. ¡Muchas gracias, Jonathan! Así lo estoy haciendo, a mi marcha y cuando me apetezca... ;)

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