Voy a tener que plantearme esto de prendarme
de actrices tan prolíficas como lo es Emliy Blunt porque terminaré arruinándome
intentando seguir fielmente sus trabajos: nada menos que cinco largometrajes ha
estrenado la londinense en nuestro país este año: La pesca del salmón en Yemen, que
pudimos ver el pasado mayo, El amigo de mi hermana y Eternamente comprometidos (ambas en septiembre ) y Looper
este mismo mes, además de su pequeña intervención en Los Muppets,
único de estos títulos que no he visto en pantalla grande y que destiné finalmente
para formato doméstico. La chica está viviendo desde luego un gran momento
profesional y no parece faltarle trabajo, más aún teniendo en cuenta que se
compromete por igual a participar en grandes superproducciones de Hollywood que
en películas independientes, abarcando por ello una amplia gama de
posibilidades artísticas.
Tras una serie de comedias más íntimas y
sencillas, Emily se traslada con esta Looper
de Rian Johnson al terreno de la ciencia
ficción: en el año 2074, el hombre ha descubierto como viajar en el tiempo,
pero este proceso está prohibido. Sin embargo, las bandas mafiosas lo utilizan
para enviar a personas que quieren ejecutar hasta tres décadas atrás –el
presente de la película– donde secuaces especializados –los loopers del título– las eliminan con
impunidad. Joe (Joseph Gordon-Levitt) es uno
de estos matones que un mal día descubre que le han enviado a su propio yo
futuro (Bruce Willis) para que acabe con él, cosa
que no hace, iniciándose por ello toda una serie de peripecias que pondrán en
peligro las dos épocas en las que vive el protagonista, presente y futuro.
El personaje de Emily Blunt (Sara) tarda un
poco en aparecer en la cinta, pero se impone más que relevante en el devenir de la historia al ser la madre de un niño muy especial con el
que querrá acabar el Joe mayor y al que se empeñará en proteger el Joe joven.
Con ello, una inevitable ristra de conflictos, dudas y cuestiones habituales en las
películas que tratan el tema del viaje en el tiempo: ¿cómo afectará el comportamiento
de uno u otro Joe a su versión de otra época? ¿Podemos cambiar el pasado o
modificar un futuro que, en realidad, ya ha ocurrido? ¿Es el tiempo cíclico?
¿Se puede romper o alterar ese ciclo? La película se desarrolla con una trama
que, sin ser especialmente original, tampoco es por ello aburrida, y que tiene un ritmo algo contrapuesto que combina escenas más sosegadas, digamos “de
conversación”, con otras de tensión y tiroteos, por fortuna, no demasiadas y
más o menos bien repartidas para equilibrar la narración y dotarla de cierta y
agradecible carga dramática. El trío protagonista me parece lo suficientemente
efectivo y correcto, siendo el personaje de Bruce Willis el menos atractivo de
los tres sobre todo en algunos momentos en que parece estar recorriendo de
nuevo sus habituales “junglas de cristal”. Aún con todo, su presencia es
indispensable en la trama y sirve como contrapunto a la pareja protagonista,
Gordon-Levitt y Blunt, ganando el personaje de esta última interés conforme
avanza la historia.
Por cierto, la película es futurista y tiene algunos
modernos gadgets y máquinas, pero no esperéis algo en la línea de Desafío total, con avanzados robots, artefactos
prodigiosos y kilométricos rascacielos: buena parte de ella transcurre en un
sencillo ambiente rural, en la granja en la que trabaja el personaje de Emily
Blunt a la que, alejada de sus más habituales chicas elegantes y sofisticadas,
encontramos aquí haciendo de redneck
rubia, de manos callosas y tostada por el sol. Sigo prefiriéndola morena.
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