Una de estas películas
biográficas que tanto gustan en Hollywood basadas en vivencias extraordinarias
o destacables de personas que por lo demás podríamos considerar normales y
corrientes. En concreto está basada en el libro de Cheryl Strayed Wild, en el que ésta narra su periplo
siguiendo la ruta del Sendero del Macizo del Pacífico durante más de 1.500 km y
tres meses. La escritora se planteó esta odisea en solitario a modo de viaje
catártico tras varios años de vorágine autodestructiva provocada por la muerte
de su madre.
El director canadiense Jean-Marc Vallée nos
lleva, como es de esperar, por impresionantes y bellísimos paisajes naturales
en los que conocemos las aventuras y desventuras de la protagonista y a los
diversos personajes que se va encontrando en el camino, a la vez que, por medio
de flashbacks, vamos conociendo distintos momentos de su pasado y los hechos que
finalmente le llevarán a tomar la decisión de realizar la valiente
empresa.
Imposible no destacar en la
película a la principal protagonista, una Reese Witherspoon que
demuestra una admirable madurez como actriz, muy alejada ya –por suerte– de
cosas como Una rubia muy legal y que,
lógicamente, lleva casi todo el peso de la cinta al ser el único personaje que
aparece durante la mitad de ella. Eso sin menospreciar el trabajo de Laura Dern como
su madre…
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