Pues parece ser que, por desgracia, nuestro
apreciado Ray Harryhausen tendrá un cumpleaños agridulce a finales de este mes,
ya que su tocayo y querido amigo desde hace casi ocho décadas, Ray Bradbury,
nos dejaba ayer a los 91 años. Nacido en Waukegan, Illinois, EE.UU., el 22 de
agosto de 1920, Bradbury se erigió en uno de los grandes titanes de la
literatura de ciencia ficción del siglo XX con clásicos como Farenheit 451,
Crónicas
marcianas o El carnaval de las tinieblas, todas ellas
llevadas a la pequeña o gran pantalla en alguna ocasión. Muchos de sus cuentos
se adaptaron también a la televisión e incluso al cómic. Hace tan sólo tres
años publicaba su última novela, Ahora y siempre.
Mi interés por el autor y su obra –he de
admitir que un tanto indirecto– me viene precisamente por mi afición al cine y
a Harryhausen –es imposible escindir las carreras y vidas de estos dos genios–
ya que, aunque soy un asiduo lector de libros, no estoy especialmente
interesado en el género que más cultivó Bradbury. Suyos he leído la novela Cementerio para
lunáticos y unos pocos cuentos.
Tristemente, aquel mágico triángulo de amigos
y paladines del Fantástico que los dos Rays formaban junto al gran Forrest J.
Ackermann (fallecido en 2009) se ha roto para siempre...
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