No tuve ocasión de ver este
largometraje en pantalla grande y, de hecho, su tráiler y su póster tampoco eran
muy motivadores y parecían invitarnos a una historia sentimental facilona. El
sencillo argumento de este melodrama ambientado en la Australia de los años
veinte del siglo pasado es este: un matrimonio que gestiona el faro de una
pequeña isla y que no puede tener hijos encuentra a la deriva una barca con un
bebé. Deciden quedárselo como suyo sin informar a las autoridades, pero acaban
descubriendo a la verdadera madre biológica de la criatura y, a partir de aquí,
comienza el dilema moral y sentimental de la pareja. En sí, parecería que esta
propuesta no puede dar para una cinta de más de dos horas, pero la preciosa
fotografía, los maravillosos paisajes y, sobre todo, el excelente trío de
actores protagonistas (Michael Fassbender y
Alicia Vikander, pareja en la vida real, y Rachel Weisz, una de mis
actrices favoritas, aunque tiene un papel secundario), convierten La luz entre los
océanos de Derek Cianfrance –que adapta la novela homónima de M.L.
Stedman– en una de las mejores películas que he visto este año.
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