Michelle Pfeiffer fue sin duda –y con permiso de Diane Lane– mi gran amor
cinematográfico de los 80. No estoy seguro de si la descubrí en Lady Halcón o en Cuando llega la noche, ambas de 1985, pero diría que el film medieval
de Richard Donner fue mi primer encuentro en la gran pantalla con ella (El precio del poder lo rescataría años
más tarde en televisión). A partir de entonces me convertí en un incondicional
de esta californiana y no me perdí ni uno solo de sus largometrajes estrenados hasta
Íntimo y personal (1996), y de entre
los que destacaría la divertida Casada
con todos, su sublime interpretación en Las
amistades peligrosas (que le valió su primera de tres nominaciones al
Oscar, ninguna finalmente premiada), Los fabulosos
Baker Boys, su inolvidable Catwoman en Batman
vuelve o Lobo. A partir de la
segunda mitad de los 90 me empiezo a distanciar más de Michelle, en parte
porque algunas películas suyas se me despistan, en parte porque la actriz, quizá por
haber cumplido ya determinada edad (nació un 29 de abril de 1958), comienza a
abandonar los géneros que más ha cultivado en años anteriores (thriller,
fantástico, comedia… aunque ninguno definitivamente) y a centrarse más en el
melodrama, por el que me siento menos atraído. Pero mi relación con Michelle no se ha roto: nos
reencontramos cada cierto tiempo en cintas como Heredarás la tierra, El sueño
de una noche de verano, Lo que la
verdad esconde (una decepción, pese a compartir pantalla con otro de mis
ídolos ochenteros, Harrison Ford), Stardust,
Noche de fin de año, Sombras tenebrosa (donde su presencia es
para mí uno de los mayores atractivos del film) o, por última vez hasta el momento,
en la poco interesante Malavita.
También es cierto que Michelle, durante este presente siglo XXI, comienza a
espaciar más sus apariciones, con lapsos de cuatro años entre 2003-2007, dos
entre 2009-2011 y de nuevo cuatro entre 2013-2017.
Pero Michelle vuelve con fuerza; en
estas últimas semanas ha aparecido en varios noticiarios y publicaciones y ha
sido portada de la revista estadounidense Interview,
donde ha desplegado su imperecedera belleza en un reportaje fotográfico. Y no
uno, ni dos, ni tres, sino cuatro estrenos nos tiene preparados para el
presente año: la serie televisiva The
Wizard of Lies, con su viejo compinche Robert de Niro, y los largometrajes Where is Kyra, Mother (del siempre interesante Darren Aronofsky) y la nueva
versión de Asesinato en el Orient Express,
con un reparto de lujo del que Pfeiffer es posiblemente la guinda. Parece que a esta mítica
actriz aún le queda cuerda para rato, y desde luego, no seré yo el que me queje…
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