Mes disputado por el cine
fantástico y el de origen español: Logan me
sorprende y me gusta y resulta ser la mejor parte de una trilogía que hasta su
final no había logrado ganarme (todo lo contrario). Ayuda sin duda esa apuesta
por el drama con elementos incluso de western y de road movie en el que el
componente fantástico, por supuesto, no deja de estar presente, pero parece más
bien un complemento. Es de agradecer que James Mangold no nos sature con
robots, superhéroes y tecnología en todo momento y apuesta por escenas más
intimistas en las que desarrolla la relación entre los principales
protagonistas. Por el contrario, Kong: La isla
calavera de Jordan Vogt-Roberts resulta ser el primer batacazo del
año para mí: aburrida, previsible, completamente confeccionada con clichés y
situaciones tópicas y con un extenso reparto en el que no logra destacar nadie
y hasta actores como Samuel L. Jackson se llegan a hacer insoportables, me
pregunto si quizá simplemente está destinada a un público mucho más joven que
yo y es, con diferencia, lo peor que he visto hasta el momento en este 2017.
Los dos largometrajes españoles
que ya he adelantado son El guardián
invisible (Fernando González Molina) y Zona
hostil (Adolfo Martínez). La primera me atrae por su ambientación y temática,
un thriller sobre un asesino en serie con reminiscencias de El silencio de los corderos o Twin
Peaks, entre otros títulos. Me embelesa la fotografía en la que predomina
la oscuridad y los días nublados o lluviosos, la ubicación de la historia del film
en el pequeño pueblo navarro y en sus misteriosos bosques (en los que la
historia incluye hasta un elemento fantástico), pero el resultado final me
parece por limar: el desarrollo se antoja a veces un poco fortuito o forzado,
quizá por la siempre difícil tarea de tener que condensar el contenido de una
novela (que no he leído) en un largometraje. Más redonda en ese sentido me
parece la película de Adolfo Martínez citada en segundo lugar, si bien su
propuesta me llama algo menos: la historia de un grupo de soldados españoles
que queda asediado en el reciente conflicto de Afganistán. Por momentos tiene
hasta cierto aire de western y de la cinta destaco la presencia de Ariadna Gil,
a la que llevaba bastante tiempo sin ver.
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