La temporada cinematográfica 2017
comienza ya el mismo 1 de enero con una película de ciencia ficción, Passengers (Morten Tyldum), entretenida
pero demasiado facilona y comercial. Se plantea uno qué se podría haber hecho
con esa misma idea y un tratamiento más serio u oscuro. Le sigue Silencio de Martin Scorsese, por el
contrario, una película dura de corte y presentación mucho más austeros con una
propuesta interesante, pero que no logra fascinarme. Tercer visionado de Rogue One, aunque resulta un poco fortuito.
Tengo la tradición de ver hasta tres veces las películas de Star Wars e Indiana Jones en el cine,
pero con este título me daba por satisfecho con un par. La insistencia e
invitación por parte de un amigo me lleva de nuevo a las galaxias de Gareth
Edwards, aunque en esta ocasión hubiese preferido distanciar un poco más la
repetición de su visionado. Nos trasladamos después al moderno Oeste americano:
Comanchería, de David Mackenzie, un
thriller con aire clásico en el que destaca el casi siempre excelente Jeff
Bridges y del que me atrae también que venga firmado por el guionista de Sicario, Taylor Sheridan. La quinta y
última película del mes resulta ser una de las grandes sorpresas del año, La ciudad de las estrellas, de Damien
Chazelle, de la que cuento más en mi reseña (pinchar sobre el título). En
resumen, enero resulta un mes muy variado en géneros (ciencia ficción,
melodrama, thriller y musical) en el que todas las películas mantienen para mí
un nivel que va de interesante a destacable y hasta sobresaliente, en el caso
de la última citada y, por supuesto, de la precuela de Star Wars.
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