Mi fascinación e interés por la Guerra Civil Española comenzó cuando terminaba la
EGB y por aquellas lejanas fechas ya visité por primera vez casi todas las antiguas
instalaciones defensivas que rodeaban mi ciudad, incluida la famosa batería del
Grao Viejo. Treinta años después, la mayoría de estas construcciones han sido
derribadas sin consideración, principalmente durante la descerebrada explosión inmobiliaria de los primeros años 90. Aunque a lo largo de esas
décadas he realizado algunas fotografías de la mayoría de ellas, siempre quise
hacer un reportaje en condiciones y me temo que he demorado demasiado tiempo la
tarea, ahora imposible de completar. Este será el primero de una serie de artículos
dedicados a recordar todos esos vestigios que para mí tienen un valor histórico
incuestionable, además de sentimental. Espero con estos textos ayudar a
concienciar, en la medida de mis humildes posibilidades, a posibles lectores sobre
la importancia de respetar e intentar conservar estos pequeños monumentos, e
incluso a darlos a conocer a otros, pues me consta que hay mucha gente en la
ciudad que ni siquiera sabe de su existencia, tan olvidados y denigrados están.
Aprovecho para informar de la
reciente creación de un grupo Facebook para recordar lo que fue la Guerra Civil en la
comarca del Camp de Morvedre (Valencia), así como para intentar que se conserve el
patrimonio local relativo a ésta:
https://www.facebook.com/groups/652427084853764/
Dos testigos olvidados
Permanecen desde hace décadas
como mudos e inmóviles testigos de una época turbulenta del país, ignorados u
olvidados por la mayoría de los habitantes de la localidad. Posiblemente, ni
siquiera las muchas personas que pasean o hacen jogging a diario por sus
cercanías reparan en ellos: junto al Río Palancia,
por el camino que le bordea a su derecha según se baja de
Sagunto a Puerto de Sagunto, se pueden encontrar dos curiosas
formaciones de hormigón separadas sobre uno o dos kilómetros una de otra. Se
trata de dos nidos de ametralladoras que
fueron construidos durante la Guerra Civil Española
como parte de las defensas de la zona contra posibles incursiones aéreas o
terrestres. Como con los demás restos arqueológicos del conflicto en la
comarca, las autoridades no han hecho nada por conservarlos, preservarlos o
destacarlos de alguna forma, y sólo han llegado hasta nuestros días porque
ninguno de los depredadores urbanísticos que han asolado nuestro pueblo ha
llegado todavía hasta esas zonas relativamente alejadas de él. De hecho, están
sucios y llenos de basura.
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El nido junto al hospital de Sagunto, que se puede ver atrás |
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El Río Palancia a la izq., y Puerto de Sagunto a la derecha |
(Pinchar en las fotografías
para ampliarlas)
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Interior del nido junto al hospital |
El nido que está más cercano al
mar está exactamente a la altura del Hospital de Sagunto o “Mini Fe”, como se
le conoce popularmente, y junto al camino que he mencionado. Debió sobrevivir milagrosamente
las obras del complejo. Su compañero,
más hacia el oeste, se encuentra a la altura del centro comercial Carrefour,
algo más alejado del camino y más cercano al río, en un pequeño saliente desde
el que se dominan perfectamente varios kilómetros. Ambos tienen casi idéntica
estructura, con una entrada lateral que luego gira a la izquierda dos veces,
dibujando una especie de pasillo en forma de “G” invertida. Su altura desde el
interior viene a ser sobre un metro setenta, aunque seguramente el paso de los
años haya acumulado sedimentos y tierra dentro de ellos y originalmente fueran
más profundos. Tienen dos aberturas en ángulo en las que, presumiblemente, se
ubicaban las armas de fuego que dan nombre a estas construcciones.
En años recientes, el
Ayuntamiento ha habilitado un paseo junto al río que incluso tiene mesas y
asientos de madera dispuestos de manera intermitente para propiciar las
excursiones y visitas a la zona. Dicho camino pasa muy cerca –y a veces
coincide– del camino viejo, en el que están nuestros dos inertes protagonistas.
Ahora que hay mucha más actividad humana junto al Palancia, no estaría de más
que el consistorio se propusiera también adecentar un poco esos dos nidos e
identificarlos con un par de pequeños carteles, como ha hecho con otros puntos
del río. No creo que fuera una labor ni ardua ni económicamente costosa.
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El nido que está más al oeste del río. Al fondo a la derecha se
puede ver el hospital, junto al que se encuentra el otro nido. |
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Vista posterior |
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Vista desde el camino inferior |
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Desde el interior del nido se puede ver el río y el nuevo camino |
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Interior del nido, en lamentable estado |
(Fotografías de Luis E. Hernández)
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Situación de los nidos con ayuda de Google Maps |
Sigue con esta gran labor...
ResponderEliminar¡Por supuesto! ¡Gracias por tus ánimos!
ResponderEliminarExcelente artículo, felicidades.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Enrique!
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