Hay días que parece que amanecen
especialmente malos, “días de cenizo”, como me ha dado por llamarles. Para
empezar, no me gustan los domingos porque me aburren mortalmente. Pero el de
hoy ha sido especialmente nefasto: para mí se ha iniciado con un pequeño
accidente: un corte en el dedo, nada especialmente grave, pero que no puedo dejar de ver como algo agorero.
Después de comer ha empezado a hacer un tremendo calor y he comenzado a ver
sobrevolar a los característicos hidroaviones de ICONA: incendio en la Sierra
de Espadán, un clásico estival. Por la tarde me entero del accidente de Alex Anguló, una pena, aunque no fuera un actor
especialmente influyente en mi vida cinéfila. La noche acaba con la noticia de
otro deceso, esta vez el de un clásico de Hollywood: James Garner nos dejaba ayer a
los 86 años. En fin, estoy cansado de tantos pesares y no tengo ganas de
lamentarme una vez más de que se nos van todos los clásicos. Al fin y al cabo
es ley de vida, pero uno no puede evitar sentirlo. No repasaré esta vez ni la
vida ni la filmografía de Garner ni tampoco la de Anguló, pero no me
parecería correcto no hacer al menos mención de sus fallecimientos. Esperemos que la noche traiga al fin un poco de descanso..
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