Una de las muchas películas cuyo
estreno en sala cinematográfica me he perdido este año. Su paso por los cines
españoles debió ser visto y no visto. Desde luego, a los de mi ciudad no llegó;
no sé si lo haría a los de la capital de mi provincia.
En La
mejor oferta (La migliore
oferta), el actor australiano Geoffrey Rush
se pone a las órdenes del italiano Giuseppe
Tornatore para rodar un drama con elementos de thriller en el que
interpreta a un experto en antigüedades solitario y maniático que un día recibe
la llamada de una chica que quiere subastar los muebles y cuadros de la enorme
villa de sus padres fallecidos. La muchacha resulta ser una agorafóbica que
lleva quince años sin salir de la casa y que evita el contacto con otras
personas, comunicándose con ellas únicamente a través de las paredes de una
habitación. El subastador se verá inevitablemente atraído por ella, lo que dará
pie a una peculiar relación entre los dos personajes.
Para mi es siempre un gran placer
disfrutar de los trabajos de Rush, sin lugar a dudas el actor que más me gusta
del cine moderno desde que lo descubrí en Los
miserables de Bille August hace casi quince años. Me parece un artista inmenso
que tiene una presencia en pantalla magnética y fascinante y con el que se
demuestra claramente que fotogenia y belleza física no tienen que ir
necesariamente unidos (porque a mí me parece un hombre más bien feo). Además de
a Sylvia Hoeks, que interpreta a la chica
agorafóbica, encontramos en papeles secundarios a Jim
Sturgess y al veterano Donald Sutherland,
para quien parece no pasar el tiempo…
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