"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

martes, 15 de octubre de 2013

Frankenstein de Mary Shelley

El éxito de Drácula de Bram Stoker de Francis Ford Coppola en 1992 renovó el interés de las majors hollywoodienses por los grandes mitos del cine de terror. Y así, tan sólo dos años después del citado film, aparece Frankenstein de Mary Shelley, coproducido por el mismísimo Coppola y por James V. Hart (guionista de Drácula), pero con el británico Kenneth Branagh en las labores de dirección e interpretación principal. Casi dos décadas después de haberla visto en cine me atrevo a revisitarla en mi televisor esperando que la opinión que me forjara entonces de la película haya cambiado, pero no ha sido así: la sigo encontrando pretenciosa, aparatosa, rimbonbante (la música de Patrick Doyle se desborda y entromete constantemente en la historia más allá de lo que yo considero el límite de su labor y función), con un Branagh a menudo histriónico como actor y, como director, propenso a causar el vértigo visual en el espectador más veces de las que son necesarias (esos constantes e interminables giros de cámara alrededor de los personajes durante toda la cinta) y con decorados exagerados que pretenden claramente ser un guiño al cine expresionista y al de la Universal (la interminable escalera de la casa de los Frankesntein, el propio laboratorio, o esas altísimas murallas). Es una lástima que la lujosa producción de la obra, la trabajada dirección artística,  y un reparto prometedor que incluye a Robert De Niro, John Cleese, Ian Holm y Helena Bonham Carter entre otros se malgasten de esa forma.

Si bien personalmente considero el Drácula de Coppola una obra maestra que está a la altura de cualquier acercamiento previo al personaje de Stoker, creo que esta nueva revisitación del clásico de Shelley (de aquel revival de monstruos noventero prefiero Mary Reilly de Stephen Frears) no aporta nada nuevo ni especial a la larga filmografía dedicada a la criatura de la escritora inglesa. Terence Fisher y la Hammer consiguieron muchísimo más con un presupuesto y unos medios infinitamente más modestos. Claro que la sombra de Peter Cushing es muuuy larga…

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