Después de mucho tiempo parado, Antonio
consigue un empleo como pegador de carteles, pero hay un requisito para
ocuparlo: necesita inexcusablemente una bicicleta para desarrollarlo, y la suya
está empeñada, por lo que su mujer decide sacrificar la ropa de cama del
matrimonio para recuperarla. Pero, el primer día de trabajo, un
ladrón le roba el vehículo al desgraciado protagonista. Con la ayuda de su
hijo, el pequeño Bruno, recorrerá toda la ciudad y removerá cielo y tierra para
intentar recuperar el que supone su medio de subsistencia….
Este es el sencillo y conocidísimo argumento
del clásico de Vittorio de Sica de 1948 Ladrón de bicicletas (Ladri di
biciclette), con el que me reencuentro más de veinte años después del
primer visionado del film. Guardaba muy buen recuerdo de él, y creo que casi
todas las sensaciones que me trasmitió aquella primera vez siguen intactas: esa
historia entrañable que sabe equilibrar la sensibilidad y la sensiblería,
ese viaje maravilloso a otra época que no lo era tanto, pero que igualmente
produce un extraño sentimiento de falsa nostalgia, ese retrato de la pobreza en
el que de Sica fue un maestro, y esos personajes que cautivan todavía más si se
sabe que fueron interpretados por actores no profesionales. De hecho, el
pequeño de 8 años que interpreta al encantador Bruno, Enzo
Staiola, había sido sacado de las calles por el director. Impresionante
también el papel de Lamberto Maggiorani como
el padre desesperado al ver como se derrumban todas sus esperanzas por culpa de
un sinvergüenza. No es de extrañar que esta película esté considerada entre las
mejores de la Historia del Cine, porque creo que nunca pierde su vigencia y
validez y su capacidad para cautivar al espectador.
Maravillosos Enzo Staiola y Lamberto Maggiorani |
Me gusta muchísimo esta película. Hice una entrada sobre ella en mi blog y destaqué el cambio que hizo la censura española tanto en el ridículo cambio del título "Ladrón de bicicletas" por "Ladrones de bicicletas" (parece ser que a los censores no les debía de gustar que fueran muchos los ladrones y lo dejaron en uno), como en ese final manipulado completamente con la voz en off que se inventaron en el doblaje español. Además de esos cambios que tanto me fastidian porque manipulan el sentido de la obra, me parece un crímen no verla en su bonito italiano original.
ResponderEliminarhttp://cdecine.blogspot.com.es/2008/12/ladri-di-biciclette-ladron-de.html
Bueno, ya sabes que tú y yo discrepamos sobre las V.O., aunque el italiano se entiende bastante bien, y a mí lo que no me gustan son los subtítulos propiamente...
ResponderEliminarLa versión que vi el otro día también tiene varias escenas reintegradas (como la de la iglesia), que sí están en V.O.S., así que se puede decir que la vi a medias.
Efectivamente: creo que esta película perdurara por los tiempos de los tiempos como uno de los más grandes clásicos del 7º Arte.
Por cierto, que mal más grande y duradero hizo en todas las artes y en la Historia la censura franquista, para qué lo vamos a negar...
A mí lo que más me fastidia de esa censura franquista relativa al cine es que la gran mayoría de las películas que se doblaron y distribuyeron en esa época en España y que fueron manipuladas en diálogos, supresión de sonidos, músicas y hasta escenas completas, siguen a día de hoy con esas manipulaciones en los DVDs o emisiones televisivas, por lo que se han quedado en aquí para siempre tanto para el espectador de antes y que las vio así en esa época, como para el nuevo espectador que se acerca a ellas por primera vez.
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