Sobrecogedor y terrorífico drama sobre los
inexistentes límites de la vileza y la mezquindad humana ambientado en ese
lamentable marco que fue la Guerra de los Balcanes en la última década del
siglo XX. Cuenta la historia real de Kathryn Bolkovac, una agente de policía estadounidense
que llega a Bosnia como parte de la fuerza policial de las Naciones Unidas.
Allí se involucra en los casos de maltratos a mujeres y acaba destapando una
escalofriante red de prostitución y trata de blancas en la que innumerables
jóvenes son torturadas y esclavizadas, descubriendo que están implicados en
ella sus propios compañeros, así como importantes autoridades y empresas de
entre las que supuestamente han venido a auxiliar la devastada zona.
Impresiona y acongoja el reiterar una vez más
la terrible corrupción y falta de escrúpulos que hay en esas altas esferas que
denuncia el film, incluso aún en los tiempos y en el país en que vivimos, en
los que estamos viendo a diario cómo juegan con nosotros y con nuestras vidas las personas que
acumulan el poder.
The Whistleblower –el título hace alusión a una
persona que desvela casos como el del largometraje– fue dirigida en 2010 por la
canadiense Larysa Kondracki, y en él
sobresale un admirable trío de actrices: Rachel
Weisz que, por supuesto, interpreta el papel protagonista, y Monica Bellucci y Vanessa
Redgrave en sendos papeles secundarios. También destacaré la intervención del siempre efectivo David Strathairn. Una
vez más, la película sólo tuvo una presencia simbólica en las salas de nuestro
país, donde me consta que no se distribuyó comercialmente.
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