Interesante drama psicológico en el que una mujer
que ha olvidado su infancia por completo y escribe un libro con el fin de
intentar recordarla comienza a ver cómo todo su entorno cambia: primero son
pequeñas alteraciones en los muebles y habitaciones de su hogar, después deja
de reconocer la casa, a su propia familia y, finalmente, a si misma. Un viaje a
Italia, a un pueblo que aparece en una fotografía que encuentra, acabará
revelando el origen de este extraño trauma.
Lo más original de esta película de 2009 de
la directora francesa Marina de Van es cómo
se representa ante el espectador el trastorno de la protagonista, ya que la
vemos a ella y a sus familiares mutar poco a poco (en un momento dado, tiene
media cara de una mujer y la mitad de otra), deformarse, empequeñecerse,
convertirse en su versión joven… La explicación final está resuelta con
elegancia y sutileza, dejando parcialmente al público la labor de unir las
piezas del rompecabezas sin tener que desmenuzárnoslo todo como si fuéramos
tontos, tal y como hacen muchas películas estadounidenses.
Lo mejor del film, sin duda, el poder
disfrutar de dos grandes damas del cine europeo (e internacional) como son la
francesa Sophie Marceau y la italiana Monica Bellucci, ambas interpretando al mismo
personaje en las dos etapas de su “transformación”.
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