Son varios los aniversarios “redondos”, tanto personales
como más generales o universales, que se conmemoran a lo largo de este verano
de 2016, y voy a aprovechar una tarde de tedio para recordar algunos brevemente
y rellenar un poco las páginas virtuales de este actualmente desnutrido blog, siempre
esperando que tal relación pueda ser del interés de alguien, pero sobre todo
con la idea de expresarme y entretenerme yo en primer lugar. ¡Vamos allá!...
12 de junio de
1981, hace 35 años: Se estrena en EE.UU. En busca del Arca Perdida y el
mundo descubre al arqueólogo y aventurero Indiana Jones, hoy
en día indiscutiblemente un icono de la cultura popular. A España llegaba un 5
de octubre y a mí me iba a costar un poco más verla, ya que, cuando llegó a mi
pueblo en el verano del 82, yo estaba fuera de vacaciones, y no fue hasta
algunos meses después cuando conseguir repescarla en una reposición en el
antiguo Cine Avenida. La saga de Spielberg se convertiría en esencial en mi
vida cinéfaga y, aunque me gustan todas sus secuelas, creo que ninguna ha
conseguido estar a la altura del capítulo original, sobre todo por el
progresivo y criticable uso de gags cómicos por parte de los creadores de la
serie, que llegó a su paroxismo con la tercera entrega.
12 de junio de
1981, hace 35 años: El mismo día que el héroe de Lucas y Spielberg
llega a los cines estadounidenses lo hacía también el que sería el último
trabajo de Ray Harryhausen: Furia de titanes. En España se
estrena el 2 de julio del mismo año, y un servidor se deleita con ella poco
después en su añorado Cine Oma. No fue la primera película de Ray que vi: para
entonces ya hacía más de dos años que me había prendado del trabajo de este
mago de la animación al ver en televisión El
valle de Gwangi. Por la misma época vería también en pantalla grande Simbad y el ojo del tigre y Jasón y los Argonautas, estrenada en
nuestro país después de Furia de titanes
con casi veinte años de retraso. Harryhausen ya era, y seguirá siendo siempre,
otro de mis grandes mitos del Cine.
Junio de 1986,
hace 30 años: Aquel verano terminaba el bachiller y realizaba junto
a mis compañeros y profesores del instituto, mi primer viaje largo. Fue a Palma
de Mallorca, y guardo todavía muchos queridos recuerdos de la estancia en la
isla y en el centro educativo. Por cierto que, precisamente durante junio de
este año, se celebraban en mi localidad varios actos para conmemorar la
creación de este último (aunque el aniversario fue exactamente en 2015). El Instituto Camp de
Morvedre se fundó en el año 1965, aunque fue derribado por mal estado a
finales de los 90 y en la actualidad ocupa su lugar un nuevo edificio. De estos
actos que comento sólo acudí a una sencilla exposición sobre el centro en el
que, además de fotografías –casi todas posteriores a mi estancia en él– se
exhibía material del local, entre este, un proyector de cine, viejos casetes,
discos y diskettes y hasta…. ¡una tablilla de las que usábamos para los
exámenes en el salón de actos!
Julio de 1986,
hace 30 años: Poco después de mi regreso de Palma de Mallorca
llegaba a mi vida algo que la cambiaría para siempre y para bien: sólo era una
sencilla cinta magnetofónica, pero en ella descubrí un estilo musical del que
me enamoraría y que iniciaría mi trayecto algo tardío como melómano y músico.
Aquel casete se llama Rock & Roll: The Early Days, y los sonidos que
me ofrecía –ya entonces antiguos– consiguieron fascinarme como no había podido
hacer la música de “mis tiempos”. Tras esta cinta llegó toda una vorágine de casetes
y LPs, el descubrimiento de artistas que serían esenciales para mí y, en un par
de años, la adquisición de mi primera guitarra y el nacimiento de un nuevo
músico, humilde y limitado, pero también muy dedicado y apasionado. Tres
décadas después, aunque mi discoteca se haya ampliado con otros sonidos –como
creo que es natural– aún sigo hechizado por la música de Elvis Presley, Eddie
Cochran, Chuck Berry, Carl Perkins y tantos otros de sus colegas
contemporáneos…
Marzo de 1991,
hace 25 años: Como no podía ser de otra forma, mi afición a la
música evoluciona hasta el punto de querer montar mi propio grupo. Ese
primer intento se produce entre marzo y mayo de 1991, pero no consigue
consolidarse y pronto nos vemos obligados a posponer el proyecto hasta dos años
después, fecha desde la que he estado tocando en formaciones musicales de
manera intermitente, siempre que la coyuntura lo ha permitido. Precisamente en
junio de 1991 adquiero mi primera guitarra eléctrica, una Washburn J-6 de
caja que aún sigue conmigo y que me ha acompañado en casi todas mis actuaciones
desde entonces.
14 de agosto de
1991, hace 25 años: Preestreno estadounidense de Los Commitments,
otra de las películas básicas en mi vida. El estreno mundial comienza en
Francia el 28 de ese mismo mes, y a España llega un 13 de septiembre. Me
avergüenza confesar que –por circunstancias que no puedo dilucidar– no vi esta
película hasta su estreno en TVE 2 a mediados de 1996. Desde entonces la he
visto cerca de una quincena de veces y hasta conseguí por fin verla en pantalla
grande hace pocos años. Irlanda, la música soul y, por supuesto, mi propia experiencia
con grupos amateurs –que guarda curiosas coincidencias con la de los
protagonistas de la cinta– son algunas de las razones por las que adoro esta
obra de Alan Parker.
13 de septiembre
de 1996, hace 20 años: Concluyo esta colección de conmemoraciones
con una nota personal y triste, pues en breve se cumplirá el vigésimo
aniversario de la muerte del que fuera mi mejor amigo, casi un hermano. No
fue en realidad una persona: era un perro pequeño y sin raza llamado Jacky al que
yo adoraba y que me acompañó en mis correrías infantiles y juveniles durante
casi diecisiete años. Aún hoy, después de tanto tiempo, sigo echándole mucho de
menos. Su muerte dejó una herida incurable en mi corazón y con él se fue buena
parte de la alegría y de la felicidad que me quedaban…
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