La Hammer Films es recordada
sobre todo por sus incursiones en el género del terror, pero ni qué decir tiene
que tocó otros muchos registros. Sin ir más lejos, durante los primeros 60 la
mítica empresa británica produjo bastantes thrillers interesantes de entre los
que, personalmente, recomiendo y destaco El
sabor del miedo, de 1961. Este mismo mes he tenido ocasión de volver a ver
otro título dentro de esta línea que me ha dejado con un sabor de boca casi tan
bueno como el trabajo que acabo de citar: Cash on Demand, que en su momento no llegó a los
cines de nuestro país. Dirigida por Quentin Lawrence también en el 61, sorprende y contrasta la
sencillez con que está rodada la película, con un elenco mínimo y básicamente
un solo decorado, con lo fascinante de
su resultado. La razón es bien sencilla: se sostiene sobre dos pilares inmensos
que son sus actores principales: Peter Cushing y Andre Morell, a cuyo servicio está la historia y la
película; un duelo entre dos monstruos de la interpretación que hechizan al
espectador desde el primer momento en que comienzan a compartir escenas.
Cushing es un banquero antipático y escrupuloso; Morell un refinado ladrón que
ha urdido un impecable plan para llevarse todo el dinero del banco que dirige
el primero. Con sutileza, con calma, pretendiendo ser un inspector del seguro y
con varios astutos ardides, el criminal acorralará al banquero hasta la
desesperación y hasta obligarle a colaborar con él… No cuento mucho más. Este
es un maravilloso ejemplo de cómo se puede hacer un gran film con muy poco
presupuesto, lo contrario a lo que ocurre hoy con el cine de Hollywood, en el
que se desperdician millones para rodar una nimiedad…
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