"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

martes, 23 de agosto de 2016

Regreso a Serra

Desde que estuviese por primera vez en él hace casi dos años (lo cuento aquí) que me había propuesto volver al Cine de Verano de Serra, por lo entrañable de la experiencia y por lo pintoresco y bonito del lugar. Serra es una pequeña población valenciana de algo más de 3000 habitantes en plena Sierra Calderona, y a unos treinta y tantos kilómetros de la capital del Turia y de mi propia ciudad, que en época estival abre uno de las pocas terrazas de verano que quedan en la Comunidad Valenciana. De hecho, parece ser que es el local más antiguo de estas características que continúa abierto en toda España.

Visitar el Cine de Verano me retrotrae inevitablemente a viejos tiempos, cuando en mi pueblo, y en casi todos los demás, existían este tipo de lugares como alternativa veraniega a los viejos cines, entonces no preparados para las temperaturas de ciertos momentos del año. El cierre de muchos de los cines clásicos y la incorporación de climatización en los nuevos fue acabando con estos locales al aire libre, y en hoy en día son muy pocos los que se pueden encontrar al menos por estos lares, aparte de alguna iniciativa insólita y ocasional por parte de ayuntamientos y asociaciones.


En el Cine de Verano de Serra se dan la mano elementos antiguos –el propio recinto, aunque actualizado, no puede evitar delatar su veteranía – con otros modernos, como el puntero equipo de proyección y sonido que su dirección pone a disposición del espectador o la programación, de rabiosa actualidad. No sólo vecinos de la localidad (que aumenta su censo en el período veraniego) sino de muchos pueblos y ciudades de alrededor acuden a la terraza a disfrutar de uno de los éxitos cinematográficos del momento e incluso a cenar allí antes o durante la proyección y, en las dos ocasiones en las que he estado, ha habido una cantidad apreciable de público. Un considerado y repleto servicio de bar ofrece también todo tipo de refrigerios, chucherías, cafés y aperitivos para consumir mientras se disfruta la película.

La única pega que se le puede poner al establecimiento es su proximidad a viviendas locales (una de sus paredes), con las consabidas luces y ruidos que de estas suelen provenir de vez en cuando (durante nuestra última estancia, los ladridos de un can irrumpieron en un par de ocasiones). Por otro lado, también me hago cargo de la molestia que nosotros debemos ser para los habitantes del barrio. Aún con todo, aunque está claro que –al menos para espectadores quisquillosos como lo soy yo– no se puede disfrutar una película al 100% por estas y otras particularidades de este tipo de espectáculo –como la luz que pueda provenir del exterior– he de recomendar  la experiencia, nostálgica para algunos, novedosa para otros, de visitar el cine de Serra al menos una vez por temporada. En mi caso particular, la distancia me impide acudir más veces a él, pero espero tener ocasión de volver hacerlo el año que viene.

Por cierto, la película que nos animó a ir a Serra fue Star Trek: Más allá. Pasamos un buen rato con Kirk, Spock y compañía viendo cielos estrellados tanto dentro como fuera de la pantalla. ¡Incluso pasaron un par de cometas sobre nuestras cabezas! ¿Qué mejor ambientación?

Web del Cine de Verano de Serra:

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