Desde que estuviese por primera
vez en él hace casi dos años (lo cuento aquí)
que me había propuesto volver al Cine de Verano de
Serra, por lo entrañable de la experiencia y por lo pintoresco y
bonito del lugar. Serra es una pequeña población valenciana de algo más de 3000
habitantes en plena Sierra Calderona, y a unos treinta y tantos kilómetros de
la capital del Turia y de mi propia ciudad, que en época estival abre uno de
las pocas terrazas de verano que quedan en la Comunidad Valenciana. De hecho, parece
ser que es el local más antiguo de estas características que continúa abierto en toda España.
Visitar el Cine de Verano me
retrotrae inevitablemente a viejos tiempos, cuando en mi pueblo, y en casi
todos los demás, existían este tipo de lugares como alternativa veraniega a los
viejos cines, entonces no preparados para las temperaturas de ciertos momentos
del año. El cierre de muchos de los cines clásicos y la incorporación de
climatización en los nuevos fue acabando con estos locales al aire
libre, y en hoy en día son muy pocos los que se pueden encontrar al menos por
estos lares, aparte de alguna iniciativa insólita y ocasional por parte de
ayuntamientos y asociaciones.
En el Cine de Verano de Serra se
dan la mano elementos antiguos –el propio recinto, aunque actualizado, no puede
evitar delatar su veteranía – con otros modernos, como el puntero equipo de
proyección y sonido que su dirección pone a disposición del espectador o la
programación, de rabiosa actualidad. No sólo vecinos de la localidad (que
aumenta su censo en el período veraniego) sino de muchos pueblos y ciudades de
alrededor acuden a la terraza a disfrutar de uno de los éxitos cinematográficos
del momento e incluso a cenar allí antes o durante la proyección y, en las dos
ocasiones en las que he estado, ha habido una cantidad apreciable de público.
Un considerado y repleto servicio de bar ofrece también todo tipo de
refrigerios, chucherías, cafés y aperitivos para consumir mientras se disfruta
la película.
La única pega que se le puede
poner al establecimiento es su proximidad a viviendas locales (una de sus
paredes), con las consabidas luces y ruidos que de estas suelen provenir de vez
en cuando (durante nuestra última estancia, los ladridos de un can irrumpieron
en un par de ocasiones). Por otro lado, también me hago cargo de la molestia
que nosotros debemos ser para los habitantes del barrio. Aún con todo, aunque
está claro que –al menos para espectadores quisquillosos como lo soy yo– no se
puede disfrutar una película al 100% por estas y otras particularidades de este
tipo de espectáculo –como la luz que pueda provenir del exterior– he de
recomendar la experiencia, nostálgica
para algunos, novedosa para otros, de visitar el cine de Serra al menos una vez
por temporada. En mi caso particular, la distancia me impide acudir más veces a
él, pero espero tener ocasión de volver hacerlo el año que viene.
Por cierto, la película que nos
animó a ir a Serra fue Star Trek: Más allá. Pasamos un buen rato con Kirk,
Spock y compañía viendo cielos estrellados tanto dentro como fuera de la
pantalla. ¡Incluso pasaron un par de cometas sobre nuestras cabezas! ¿Qué mejor
ambientación?
Web del Cine de Verano de Serra:
No hay comentarios:
Publicar un comentario