Tras el catastrófico mes de junio
esperaba uno ingenuamente un verano algo más relajado en lo tocante a bajas
cinematográficas pero, no, la Parca ya ha vuelto a reclamarnos hoy a otra querida
leyenda del celuloide: nos toca decir adiós a Omar Sharif, el legendario actor egipcio de grandes ojos
marrones al que siempre recordaremos por su doctor Zhivago, pero que actúo en
más de un centenar de películas, series y telefilmes desde sus comienzos en
1954 hasta que el alzhéimer le hizo retirarse hace tan sólo dos años.
Personalmente le recuerdo además en Lawrence de
Arabia, La caída del Imperio Romano, El Rolls-Royce amarillo, Genghis Khan, Las
flores del diablo, La noche de los generales, El oro de McKenna, La isla
misteriosa, Lazos de sangre, Top Secret, Las montañas de la luna, El guerrero
nº13, El señor Ibrahim y las flores del Corán, Océanos de fuego y Un castillo en Italia, mi último
encuentro con él, aunque probablemente me olvido de más de una película suya
que he podido ver en el pasado. Pero está claro que, sobre todo, para la gran
mayoría de cinéfilos Omar siempre será aquel amable médico poeta que sin
quererlo se ve inmerso en la revolución rusa en el clásico de David Lean de
1965 y cruza incansablemente las nevadas estepas en busca de su amada Lara.
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