Hace exactamente 20 años, se
producía uno de los grandes episodios de mi vida; uno de los momentos que
siempre recordaré y atesoraré: aquel viernes 22 de abril de 1994 conocía en
persona a uno de mis grandes ídolos –al único de ellos con el que me he encontrado,
de hecho–: Ray
Harryhausen. El genio de los efectos especiales llegaba a Valencia
invitado por la Filmoteca de la ciudad dentro de un ciclo titulado Ciencia-Ficción USA Años 50. Varias
personas propiciaron que este inmenso acontecimiento pudiera hacerse realidad:
el primero fue mi ex-compañero de universidad y gran cinéfilo Juan F., al que
desde aquí envío un gran abrazo aunque hace muchos años que no le veo. Él sería
quien me informara de que Ray iba a estar en la capital del Turia y de que
otros amigos iban a entrevistarle. Por una vez, conseguí deshacerme de mi
natural timidez, le “eché morro” y le pedí a Juan que me buscara un hueco en
aquel encuentro. Las otras tres personas que iban a verse con Harryhausen eran
Antonio B., Miguel Ángel P. y Carlos D. Todos ellos estaban implicados en mayor
o menor medida en publicaciones sobre el 7º Arte e iban a entrevistar al
cineasta estadounidense para ellas. Yo también preparaba un fanzine que,
finalmente, no vería la luz como tal, pero conseguí meter cabeza en aquella
cita con Ray.
En aquella época estudiaba una FP
en la localidad de Torrente, a unos 10 km de Valencia. No recuerdo la hora
exacta en la que se producía la entrevista, pero sí que interrumpí mis clases
(que empezaban a las 3 de la tarde) para desplazarme hasta Valencia. Por
entonces me encontraba sin vehículo propio debido a un accidente y a que tenía
el coche en reparaciones. Hube de utilizar, pues, el transporte público para
llegar la capital. Yo, a mi vez, le había informado del encuentro con Harryhausen
a un amigo de mi pueblo, Jose G., con quien acordé encontrarme en la Filmoteca.
Subimos a uno de los pisos después de reunirnos con el resto de compañeros y
entramos en una habitación –supongo que algún tipo de oficina–. En ella,
separada por una mampara de cristal y madera que formaba otro cuarto, tras una
mesa de escritorio, se encontraba aquel hombre que habia conseguido cautivarnos
con su magia desde nuestra infancia: Ray Harryhausen vestía una camisa verde
oscura y un jersey de lana de idéntico color con adornos. Era muy alto, más de
metro ochenta, y se había traído un curioso acompañante que exhibía con orgullo
casi paternal: uno de los esqueletos de Jasón
y los Argonautas que transportaba en un pequeño ataúd de madera. Un
simpático señor sentado junto a él iba a servirnos como intérprete de la
conversación, aunque todos intentamos chapurrear algo de inglés.
Durante aproximadamente una hora,
los cuatro intrépidos periodistas aficionados asediamos a Ray a preguntas
(curiosamente, Juan no apareció aquella tarde y Jose se sintió algo cohibido y se quedó esperando en la
otra habitación). El técnico de F/X las
aguantó con amabilidad como seguramente había aguantado ya un montón aquella
tarde. Recuerdo que intenté, durante los días anteriores, confeccionar un
cuestionario original y con preguntas más atípicas, pero creo que al final, con
las prisas, todos acabamos preguntándole las cuestiones más obvias sobre su
carrera: por qué había rodado tanto en España, si se decidiría a volver al
cine, su opinión sobre el fantástico actual… Esta entrevista múltiple –que por
cuestiones de espacio no voy a reproducir aquí, pero que planeo colgar en
internet en cuanto pueda– creo que sólo llegaría a aparecer en dos
publicaciones finalmente: Carlos D. la publicó en 1995 en la revista
barcelonesa Seqüencies
nº4, que sólo tuvo difusión dentro de Cataluña. Yo lo haría en Fantplastic,
un humilde fanzine dedicado al modelismo fantástico que publiqué junto con mi
compañero Quique B. durante los años 1998-2005. Nuestro nº1 –que, en realidad,
fue el segundo, puesto que empezamos con un nº0–, aparecido en otoño de 1998,
se centró por supuesto en Ray e incluía un dossier sobre la vida y obra del
cineasta, la famosa entrevista, y un suplemento sobre las figuras creadas en
torno a su obra. Su tirada se limitó a 150 ejemplares que hace ya mucho tiempo
que están agotados.
Mi autógrafo dedicado por Ray Harryhausen |
Pero, volviendo a aquel 22 de abril de 1994, concluir el encuentro con Ray diciendo que, como él debía luego aparecer por la noche en un acto en el que era el principal protagonista, nos hizo ver que debíamos concluir la entrevista. Mis compañeros se hicieron algunas fotos con él; yo, de carácter reservado y poco amigo de las fotografías, preferí estrechar la mano de aquel genio, algo que pareció sorprenderle en un primer momento. Curiosamente acabé saliendo de refilón en una de las fotografías que sacó Antonio B. Por supuesto, también nos firmó autógrafos. Yo había intentado sacar alguna fotocopia en color de imágenes en las que apareciera él, pero no salían muy bien, de manera que finalmente opté por llevarle una en blanco y negro del famoso cíclope de Simbad y la princesa. Recuerdo que al verla dijo: “Ah, the cyclops!”
Cuando mis amigos y yo estábamos
ya en la calle, en la puerta de la Filmoteca, bajó Harryhausen de camino al
hotel. Antonio le preguntó si sabía ir o si le acompañábamos, pero nos dijo que
no hacía falta, que estaba muy cerca.
Aquel feliz día aún no había
tocado a su fin pues, como he dicho, por la noche había una conferencia de Ray
acompañada de imágenes y proyecciones de su obra –incluyendo algunos de sus
cuentos– y la proyección de Surgió del fondo del mar, una de las cuatro
películas del genio que he podido ver en pantalla grande. A aquel evento Ray
acudió –además de con su esposa Diana– con otras dos de sus creaciones: la Kalí
y el mascarón de proa de El viaje
fantástico de Simbad. Acabada la película, firmó infinidad de autógrafos y
aún tuve ocasión de volver a hablar con él, ya que un compañero de clase al que
le había comentado el evento acudió esa noche y me pidió que le preguntara a
Harryhausen algo cuya respuesta me parecía –y fue– obvia: si se inspiraba en la
realidad para recrear a sus animales en miniatura. Me costó un poco hacerme
entender con mi limitado inglés, pero Harryhausen confirmó con un “of course”.
La charla de Harryhausen por la noche, poco antes de la proyección de Surgió del fondo del mar (Fotografía: A. Buquets) |
Así concluyó aquel feliz
acontecimiento de hace ya dos décadas. El hermano de Juan F. aún tuvo la
amabilidad de traernos a Jose y a mí a nuestro pueblo con su coche, ya que a
aquellas horas ya era imposible encontrar transporte público.
Contacté posteriormente con Ray
Harryhausen con motivo del nº11 de nuestro fanzine Fantplastic, que iba a volver a estar dedicado a él y para el que
me firmó una amable dedicatoria. Por desgracia, nuestra aventura editorial
acabó poco antes de que éste viera la luz y nunca se acabó aquella undécima
entrega. También recuerdo que le pregunté a Ray por carta si era posible
utilizar su nombre para entregar un premio de modelismo que daba nuestra
revista, pero nos dijo que no debido a asuntos de copyright. Posteriormente he
tenido el placer de ser autorizado a publicar la versión en castellano de su
web oficial.
Hasta el último día de mi vida
guardaré el maravilloso recuerdo de aquel encuentro con Ray Harryhausen, un
hombre que me parece que nunca estará lo suficientemente reconocido dentro del
mundo del cine y de la cultura. ¡Gracias, Ray, por ser alguien tan esencial en
mi vida!
* Enlaces de interés:
-Web oficial de Ray
Harryhausen
-Versión autorizada en
castellano de la web oficial
-Página de Fantplastic (en Transilvania
Models podéis adquirir los números disponibles de dicho fanzine. En breve
estarán para descarga gratuita los cuatro primeros números, incluyendo el
especial Harryhausen).
QUE RECUERDO!!!! COMO ME HUBIERA PODIDO LLEGAR A CONOCER A ESTE GRAN MAESTRO DEL STOP MOTION.
ResponderEliminarPor fortuna, viajó mucho dando conferencias y difundiendo su trabajo. Así es como llegó a la capital de mi provincia y fue todo un privilegio poder conocerle...
ResponderEliminarTE INVITO A LEER EN MI BLOG UN ARTICULO DEDICADO A EL MONSTRUO DE TIEMPOS REMOTOS
ResponderEliminarhttp://www.cuentotales.blogspot.com.ar/2014/04/dinocine-5-dinosaurios-revividos.html
Mi mujer también estuvo con él en Madrid, pero no consiguió ningún autógrafo. Con los años se ha ido reconociendo la labor de este genio y ha sido más difícil acercarse a él, siempre rodeado de un cohorte de admiradores.
ResponderEliminarMuchos hemos crecido viendo las películas de Ray. Sus creaciones tienen poco o nada que envidiar a los más modernos efectos especiales. Fue un pionero en su género y un artista.
Su cíclope forma parte de un panteón de monstruos de la ciencia ficción, donde creo que ya no hay espacio para ningún otro ser creado dentro de este siglo. Ahora que la técnica es cosa de niños y ordenadores no hay nadie con el don de insuflar de tanta vida lo inanimado. Buen viaje Harry, lo veo ahora vestido con toga, modelando junto a Zeus figuras del resto de los mortales.