"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

lunes, 28 de abril de 2014

Adiós a Librería Gil

Buena parte de lo que decía refiriéndome al difunto Cine Oma de mi ciudad en otros artículos (como este) se puede aplicar también a negocios locales, incluso a edificios y lugares curiosos, pintorescos o a los que, simplemente, les tienes cariño: cuando desaparecen después de estar allí toda tu vida, es como si te robaran una pequeña parte de ti, como si se marchara un amigo. Te quitan sobre todo muchos recuerdos y algo que a veces ni habías considerado que podrías perder; que creías que estaría allí siempre. Pero no: un buen día, se va; todo acaba por desaparecer en esta existencia tan efímera de la que nos ha tocado ser testigos impotentes.

Librería Gil: casi seis décadas al servicio del pueblo

Hace ya tres semanas que me enteré del cierre de un comercio emblemático de mi localidad, Puerto de Sagunto: se trata de Librería Gil, una tienda que en cuestión de unos veinte días dejará de existir como tal. Fue fundada por Luis Gil hacia el año 1956-1957 según me informó su hija y actual dueña del establecimiento. Curiosamente, el quiosco cercano de la Plaza de la Alameda también fue obra de su progenitor, que lo mandó construir en 1953, un detalle que no sabía. De este último negocio continúa en pie su estructura, aunque ya hace al menos de una década que no se venden en él los tradicionales tebeos, periódicos, pipas y chicles.

La librería y papelería Gil fue uno de los establecimientos señeros del pueblo en su modalidad durante muchos años, cuando la urbe era más pequeña y los comercios que permitían el acceso a la literatura eran aún incluso menos que ahora. Recuerdo que en mi etapa escolar había un pequeño “circuito” de librerías cercanas a mi colegio, Nª Sª de Begoña, que todos los estudiantes recorríamos en busca del material que nuestros maestros nos encargaban: lápices, rotuladores, libretas, blocs de dibujo… Librería Gil, Librería Nova y Librería Studio y, desde los primeros 80, Art Libris, estas tres últimas ya desaparecidas, eran los comercios de ese gremio más cercanos a nuestra escuela. En 1973 abrió la mítica Librería El Puerto, también a unos pasos del mencionado recinto académico, aunque a finales de la década se trasladó a su ubicación actual y ya quedó algo alejada de Begoña. No tan cercanas, pero también clásicas en aquellos tiempos fueron la Librería Ana Garzón (actualmente Vértice) y la también extinta Géminis (previamente abierta con otro nombre que siento haber olvidado).

Acabada la EGB, mis posteriores estudios me alejaron bastante de Librería Gil y de sus competidoras más cercanas, pero siempre volví a casi todas ellas en busca de material. No puedo decir si soy sincero que fuera un gran cliente la tienda que ahora nos deja, porque tenía más cerca de mi hogar a la ya citada Librería El Puerto, pero me pasaba de vez en cuando a comprar y muchísimas más a mirar sus escaparates; eran como un imán para mí. En años más recientes recuerdo haber comprado un libro sobre castillos medievales, y algunos fascículos de una colección sobre Elvis Presley cuando me interesaba el CD que les acompañaba. Este pasado 24 de abril visité la veterana tienda, conocedor de su destino y de que liquidaban su contenido. Me encontré con una entrañable oferta de libros y postales antiguas que por lo visto la dueña ha rescatado de la trastienda: Bruguera, Austral, Fontamara y otras editoriales mayoritariamente desaparecidas me hicieron revivir viejos tiempos cuando, en los últimos años 70 y los primeros 80 comencé a enamorarme de la lectura literaria. De entre las numerosas postales en oferta adquirí un lote de 10 de éstas por 1 euro que muestran imágenes de mi pueblo hacia finales de los 60. También me hicé con unos pocos libros que me han costado 2 y 2,5 euros y hasta con un viejo cómic de Astérix, Astérix en Helvecia, también por 2 euros, y curiosamente editado en Valencia en 1977 por Mas-Ivars. Todo este material estaba en general bastante bien conservado, en algunos casos con un poco de moho y con cierta olor a viejo que hasta le da encanto.

Mi última compra en Librería Gil, en el caso de los libros, más por nostalgia que por
interés real (algunos incluso ya los tenía). Todo por 14 euros

La razón exacta para el cierre de este comercio ya histórico de Puerto de Sagunto no la sé con certeza, pero la puedo adivinar con escaso riesgo de equivocarme: no creo que en esta época tan atroz para la cultura, con la banda de sinvergüenzas y delincuentes que nos gobiernan restringiéndola más y más con sus subidas de impuestos y dejando a gran parte de la población sin recursos, vender libros sea una empresa boyante. Y, por si fuera poco, están las nuevas versiones digitales de estos. Todo son palos para los mismos al final: el cine, la literatura, todas aquellas aficiones que puedan fomentar la inquietud, la creatividad y la imaginación de las personas. No es conveniente que la gente piense demasiado en estos tiempos, no vaya a darse cuenta de cómo se están burlando de nosotros la caterva esa que dirige el país (hacia su ruina) desde Madrid.

Desde aquí, mi pequeño homenaje de despedida a este comercio que ha acompañado al pueblo durante casi seis décadas y al que seguro echaremos de menos más de uno. Sólo espero que, si lo sustituye alguna nueva empresa, no sea una de esas tan lamentables y frías que venden móviles, por favor. 

4 comentarios:

  1. No sabía lo del quiosco. Nos quedamos sin librerías, cines, teatros...Cada vez se lo ponen más difícil a la cultura. Parece mentira, echando la vista atrás cuanto han cambiado Sagunto y Puerto en tan pocos años (y no para mejor)

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    1. Sagunto, Puerto, y casi me atrevería a decir que toda España... No sé dónde vamos a parar...

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  2. Vaya... Acabo de recordar que allí fue donde mi abuelo encargó y compró para regalarme El Señor de los anillos. Yo le acompañaba el día que fuimos a recogerlo, ¡hace ya 25 años!

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    1. Librería Gil ha servido al lector durante muchas décadas. Ahora se acabó...

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