Es cierto que era un edificio, pero para mí,
cuando el Cine
Oma cerró sus puertas en 1997 y fue demolido algún tiempo después, fue como perder a un viejo amigo. Un amigo que había sido una constante en mi
vida durante cerca de dos décadas, en donde había atesorado miles de
experiencias fílmicas y que, junto con los otros cines clásicos de mi
ciudad, había forjado mi amor por el 7º Arte. En él presencié muchas de las
películas que se han convertido en esenciales en mi trayectoria cinéfila. Incluso recuerdo
haber tenido el privilegio de poder ver en su pantalla títulos que ya entonces
eran “antiguos” como Lo que el viento se
llevó, Ben-Hur, Vértigo, Senderos de gloria o La
ventana indiscreta, un lujazo que la ignorancia, la incultura y la simple
necedad nos han negado en nuestros días.
Vivimos muy malos tiempos para el cine y para
los cines. No quiero insistir en denunciar los grandísimos enemigos que estos
locales tienen porque ya lo he hecho en repetidas ocasiones y me cansa. En mi
ciudad tenemos la gran suerte y el lujo de contar todavía con cines, pues el
Oma fue sustituido por un complejo multi-salas, Alucine, que, sin poder ni deber compararse con los
cines de otras épocas, satisface al menos nuestra adicción a ver películas en
pantalla grande. Es el único local en casi 25 km a la redonda, aunque a veces
me pregunto si los ciudadanos de mi localidad y de las de alrededor son
conscientes de la gran suerte que tenemos al respecto, de que tenemos cines a
un paseo desde casa y por precios tan bajos como 4 euros en el día del
espectador. Somos una de las poquísimas urbes de la provincia de Valencia que
dispone de programación cinematográfica fuera de la capital
Os voy a confesar una cosa: tengo un sueño
recurrente en el que el Cine Oma sigue “vivo”, o vuelve a reconstruirse. Sueño
a menudo con eso, y es que lo echo mucho de menos; una parte de mi corazón se
quedó en él para siempre, y pienso que, de no estar gobernados por merluzos
ambiciosos y sin escrúpulos, el edificio se podía haber salvado tanto para
proyectar películas como para muchos otros menesteres.
Siempre quise “explorar” aquel cine y sacar
fotografías de su interior, sobre todo cuando ya se supo que su destino estaba
sellado… No lo hice por vergüenza, pero afortunadamente mi paisano Víctor Peiró fue más atrevido que yo, y en su blog
personal podéis ver el reportaje fotográfico que realizó al Cine Oma cuando sus
puertas ya habían cerrado al público y su fin era inminente. Muchas gracias,
Víctor, por estos recuerdos…
Uauhh! Impresionantes fotos. Mi único recuerdo del Oma es el estreno de ET. Claro que yo tenía más cerca los de Sagunto y ya no queda ni uno.
ResponderEliminarHoy he leído una profecía que te entristecerá, pero que no parece ir muy desencaminada: http://www.microsiervos.com/archivo/peliculas-tv/futuro-salas-de-cine.html
"E.T." se estrenó antes en el Parque Victoria, eso sería una reposición.
ResponderEliminarTambién fui mucho a los cines de Sagunto y otro tanto de lo mismo: los que quedan están cerrados (Capitol) o reconvertidos (Casablanca)... Muy triste.
Esos comentarios de Lucas y Spielberg son antiguos. Los cines se pueden salvar si espabilamos de una puta vez y no dejamos que nos encandilen con cuatro comodidades...
Gran entrada, amigo. Yo siento EXACTAMENTE lo mismo hacia ciertas salas míticas desaparecidas ya hace mucho de mi ciudad.... Enhorabuena por un gran post.
ResponderEliminar¡Gracias, Jonathan! Por desgracia, la gente que no ha crecido viendo, yendo, viviendo y amando el cine no puede ni remotamente sentir la pena que a los que sí lo hicimos nos produce el recordar todas nuestras queridas salas destruidas o cerradas. Más me intrigan ciertas personas de nuestra generación que sí vivieron aquellos tiempos de grandes cines y ahora parecen haber renunciado a apoyar a los pocos que quedan, aburguesados y aletargados en casa con el mando del DVD en la mano...
ResponderEliminarNo sé si viste estos dos artículos que escribí hace años sobre los cines de mi localidad: http://castilloruthwen.blogspot.com.es/2010/04/los-cines-de-mi-vida-i.html
Lo que más me ha flipado de esos artículos tuyos fueron dos cosas: 1) lo del cine barato en el local del cura (posteriormente reconvertido en garaje), ya que yo de crío iba a un cine barato en un local del cura (posteriormente reconvertido en garaje), y 2) lo del cine Avenida y su programa doble, ya que yo de crío también acudía a un cine Avenida de programa doble (cerrado hace lo menos unos 30 años), y con el que alguna vez yo también he llegado a soñar (y lo digo literalmente).
ResponderEliminarComo ves, nuestros recuerdos a este respecto son bastante clónicos (a pesar de los muchos kilómetros que nos separan).
Bueno, es que cines "de curas" hasta los años 70 fueron muy normales. El que yo comento fue finalmente derribado después de escribir ese artículo y ya hay una finca allí. Y cines "Avenida" y "Capitol" también eran muy comunes en muchas ciudades...
ResponderEliminarYo soy de la Argentina y en mi barrio había un cien llamado San Martin. En mi adolescencia pude ver alli una gran cantidad de películas que marcaron mis gustos por el cine. El encargado de hacerlo era evidentemente un fan del cine de culto y viejo. alli pude ver peliculas de Harryhausen, peplum, western (con John Wayne incluido), terror de la Hammer y un largo etc. Tambien fue vistima del progreso y actualmente en ese predio opera un banco (por cierto mucho mas frio y carente del sentido de lo maravilloso)
ResponderEliminarParece que ese terrible mal es internacional, Daniel. Lo que no sé es si los gobiernos de otros países serán tan codiciosos como los de aquí, que no dudan en acabar con instalaciones culturales para dejar sitio a las inmobiliarias que les compran y sobornan.
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