El pesar con el que cargamos
todos los amantes del cine clásico es que estamos viviendo sus últimos
estertores: ya casi todos sus artífices han desparecido o bien están llamados a
hacerlo en pocos años. Las bajas de actores, actrices, directores y otros
técnicos y artistas de la época dorada del Cine se suceden mes tras mes, y este
caluroso julio no iba a ser una excepción: la italiana Elsa Martinelli nos dejaba el pasado día 8. Es una de esas intérpretes que
me ha calado más por una sola película (concretamente, ¡Hatari!), que por una filmografía (de hecho, sólo
recuerdo haber visto unas pocas cintas más de ella como El luchador indio o Sangre y
rosas). Elsa nos dejó a los 82 años, prácticamente retirada del cine desde
el pasado siglo.
Al actor estadounidense Martin Landau lo conocí de niño gracias a la serie Espacio 1999, aunque cobré más interés por su labor siendo algo más mayor, y de la cual creo
que me quedaría con Con la muerte en los
talones y, por supuesto, Ed Wood.
Qué curioso que precisamente ayer, cuando aún desconocía la noticia de su
muerte, estuviera pensando que aún quedaban dos actores vivos de la primera
película citada. Martin falleció el pasado sábado con cerca de dos centenares
de trabajos para cine y televisión, acababa de cumplir 89 años y estuvo activo
hasta el último momento (de hecho, aún tiene varios títulos por estrenar)
También nos ha dejado el director George A. Romero, que debo admitir nunca fue santo de mi
devoción, pero cuyo estatus de leyenda del cine de terror no se puede negar y
reafirman millones de seguidores en todo el mundo. El realizador neoyorkino
contaba 77 años.
Continuará… (por desgracia)
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