Llega el verano y, con él, los blockbusters típicos de esta calurosa
época del año, casi invariablemente orientados hacia un público juvenil y
muchos de ellos enclavados dentro del género fantástico, lo que ya de por sí es
una importante tentación para un servidor, que siempre se ha declarado fan de
esta variante del 7ª Arte. La Momia de Alex Kurtzman presenta el nuevo “universo oscuro” con el
que la Universal planea resucitar a todos sus monstruos clásicos de siempre con
una nueva saga de largometrajes y, aunque tiene elementos atractivos e
interesantes (principalmente aquellos más típicos del terror gótico), al fin y
al cabo es un producto pensado para lucimiento de Tom Cruise, un actor que para
mí no tiene ni seriedad ni prestigio y que repite un mismo personaje aburrido y
predecible de una película a otra. Es por eso que, de antemano, sé que la
cinta no me va a calar demasiado, como efectivamente ocurre.
Con Wonder Woman de
Patty Jenkins paso un rato bastante entretenido a pesar de que nunca me ha
convencido la elección de Gal Gadot como encarnación fílmica de la legendaria
heroína. A favor de la película, su ambientación en la I Guerra Mundial y el
estupendo reparto secundario femenino con actrices de la talla de Robin Wright,
Connie Nielsen o Elena Anaya, paradójicamente acompañando a una protagonista
con bastantes menos tablas que ellas y muy posiblemente con mucho menos talento.
En contra, una batalla final que tiene poco de climática y emocionante. Extraño
también el doblaje de Gadot y Nielsen, y eso que yo no suelo ser muy pejiguero
con este tema.
Junio termina siendo, de momento,
el mes del año en que menos veces he ido al cine: tan sólo un par de películas,
cuando lo normal son 4 y hasta 5. La cartelera me ha resultado poco llamativa
o, simplemente, aquellas otras películas que me llamaban no han estado a mi
alcance.
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