Ya en los muy primeros 80 recuerdo haber leído la
intención de George Lucas de que su saga galáctica tuviera un total de 9
capítulos, de los cuales, curiosamente, veríamos primero los tres centrales.
Pero llegó El retorno del jedi y empezaron
a pasar los años y no le siguió ninguna nueva entrega, por lo que los fans
comenzamos a desesperar de que nuestra epopeya espacial favorita fuera a tener
una continuación. Sin embargo, dieciséis años después, fue su mismo creador el
que decidió reanudarla, ofreciéndonos lo que serían sus tres primeros
episodios. Esto ocurrió entre 1999 y 2005, y por entonces Lucas parecía haber
renunciado a esa triple trilogía original que inicialmente había concebido. A
muchos nos costó de creer, pero de nuevo comenzó a pasar el tiempo y no
llegaron noticias de que no fuera a ser así.
En cierta manera, George Lucas cumplió esa palabra:
no sería él el que continuaría ni dirigiendo ni produciendo nuevas películas de
Star Wars. En los últimos tres años, las
noticias se precipitaron: él vendía la franquicia, Disney la compraba y
comenzaba a gestar la que, teóricamente, debía de ser la trilogía final de la
saga, los episodios VII a IX, previstos para 2015, 2017 y 2019 respectivamente.
Por fin esta semana, treinta y dos años después de El retorno del jedi, llegaba la secuela
que muchos nos quedamos esperando en los 80. Se ha titulado El despertar de la fuerza, y
cronológicamente continúa la saga tanto tiempo después como en la realidad ha
pasado de su capítulo inmediatamente precedente: más de tres décadas, con una
nueva generación de personajes, pero también con aquellos más queridos y
clásicos con los que crecimos los fans originales.
Daisy Ridley, estrella indiscutible del film. |
Tras su visionado –que aún estoy intentando
asimilar– se confirma mucho de lo que había previsto sobre el film, sobre todo
a raíz de sus tráileres y spots: estamos ante una nueva generación de películas
de la saga, con un tono y un resultado forzosamente diferente al que una
secuela del retorno hubiese tenido en
otro momento siendo dirigida por Lucas o por cualquier otro director de la
época. El ritmo, el pulso, la estética de El
despertar… no me remiten de una manera clara y directa a los episodios
originales, y de lo contrario no hay quien me convenza. La omnipresente
infografía –aunque se haya abusado de ella bastante menos que en los episodios
I a III– ya de primeras marca una importante diferencia: el modo en que se mueven
las naves y las batallas de éstas difícilmente pueden hacer pasar al film por ochentero
y, de hecho, es más realista de lo que hubiera sido de rodarse únicamente con
maquetas. Los personajes computerizados no pueden disimular que lo son, y por
muy perfeccionados que estén, para mí nunca serán lo mismo que otros como el
Yoda marioneta de Frank Oz o Jabba el Hutt, por poner un par de ejemplos.
Las referencias al cine de Kurosawa no pueden faltar en Star Wars |
Fuera de esto, salgo algo desconcertado de ver la
película, con una especie de “resaca” visual, pero contento de haber cumplido
un sueño de toda la vida y con ganas de al menos un segundo visionado más
calmado para asimilar cosas que no he podido asimilar la primera vez. Me gustan
los nuevos personajes que propone esta tercera trilogía y me parece acertada la
elección de los que claramente van a ser sus protagonistas: Daisy Ridley como
Rey, John
Boyega como Finn, Oscar Isaac como Poe Dameron y Adam Driver como
Kylo Ren, los dos primeros, actores prácticamente desconocidos que tienen ahora
ante sí un futuro profesional tan vertiginoso como prometedor, el último ya con
una carrera bastante sólida –a Driver lo considero algo intermedio–. Encuentro
un poco más desaprovechados, por lo limitado de su papel en el film, a otros
como el General Hux de Domhall Gleeson, la Capitana Phasma de Gwendoline
Christie, el grandísimo Max Von Sydow –cuya presencia en el film es
básicamente testimonial, y un claro guiño a los papeles que en su día tuvieron
Peter Cushing, Alec Guinnes o Christopher Lee–, así como a la mayoría de
actores de la trilogía clásica, que con la notable excepción de Harrison Ford
tienen también una aparición limitada en la película, y que es obvio que están
sobre todo para hacer de trampolín para la nueva hornada de personajes de la
saga (¡y como reclamo para los fans más mayores!).
Destaco también la agradable presencia de
muchísimos escenarios naturales, algo que, por cierto, en realidad es bastante
atípico de la trilogía original –más aún de las precuelas– que principalmente
está rodada en estudio y en interiores, lo que también contribuye a esa
sensación, a ese tono bastante diferente del que tuvieron los tres primeros
capítulos (cronológicamente hablando). La dirección de J.J. Abrams me parece correcta –para mí lo acertado
de su elección ya estaba confirmado tras ver sus dos películas de Star Trek– aunque me queda claro que es
un director “a sueldo”, al servicio y a las órdenes de sus productores, un buen
técnico cuya personalidad artística está supeditada a la de sus mandamases de
la Disney. Aun así, consigue conferir a la película un buen ritmo, con los
agradecibles momentos más sosegados –solamente la primera media hora de la
película parece que se me pasa demasiado rápido– y aquellos más tensos o
dramáticos bien resueltos (incluida esa
escena que es el gran spoiler del film, algo que me ha entristecido pero que me
ha parecido dignamente incluido en la historia, a pesar de todo). Agradecer a
Abrams también que se haya comedido con el odioso recurso del comic relief y que no nos ofrezca otra última cruzada que eche por tierra la
seriedad, la solemnidad y el dramatismo que yo prefiero en una película como
esta –solamente en algún momento, como la aparición de Han Solo, el director
está cerca de arruinar momentáneamente la película–.
Concluyo con una valoración general positiva de El despertar de la fuerza, pero para
nada acepto ponerla al nivel de la trilogía original como parece que algunos
están haciendo, aunque sí estoy de acuerdo en que está mejor dirigida que las
precuelas, cosa nada complicada, porque George Lucas demostró con ellas que era
un hombre endiosado que parecía haber perdido el contacto con la realidad y que
desperdició un reparto mayoritariamente excelente para desbordarnos con CGIs
hasta la saciedad.
Ahora toca esperar –eso sí, con tranquilidad– a la
siguiente entrega de la saga, que por suerte sólo tardará un año y cinco meses
en llegarnos, ya que se estrena en mayo de 2017. Y, antes de eso, tendremos
también el primero de los anthology films,
Rogue One, el cual espero con gran
interés y curiosidad por lo novedoso de su propuesta, pues será el primer
largometraje ambientado en el universo Star
Wars fuera de la saga oficial o estándar. Veremos…
No estoy de acuerdo en que "Rogue One" vaya a ser el primer largometraje fuera de la saga oficial, recuerda "La Batalla del Planeta de los Ewoks", del 85.
ResponderEliminarHola, Jose:
ResponderEliminarLos dos tenemos razón "a medias". Las dos películas de los ewoks se hicieron para televisión, y yo me refería a películas para cine, aunque ahora que caigo, el capítulo piloto de "Las guerras clon" también se estrenó en pantalla grande. En cualquier caso, ¡tengo gans de ver "Rogue One"! ;)