Una de estas películas que uno
descubre de casualidad –no es de extrañar, ya que sólo tuvo un estreno limitado
en nuestro país– y que, ya desde sus primeras escenas, te hacen aflorar una
sonrisa –aunque sólo sea interior– por su simpatía y encanto. Se trata un
musical ligero, primer largometraje dirigido por el cantante escocés Stuart Murdoch,
centrado en una chica con trastornos alimenticios (Emily Browning) que quiere
componer y grabar música, y su relación con otros dos jóvenes (Olly Alexander y
Hannah Murray) con los que comparte pasión y con los que se
propone montar un grupo.
Me resultaba inevitable comparar God Help the Girl con algunas películas
del género que me gustan mucho como Los
Commitments –a la que hay varios guiños claros– o Across the Universe, pero también me parece encontrar en la cinta
referencias a clásicos como Banda aparte
de Goddard –esa escena en la que los tres protagonistas se marcan un bailecito
y Emily Browning, tocada con sombrero, parece la mismísima Anna Karina– o las películas
de los Beatles.
En fin, pues eso: canciones en su
mayoría bonitas –aunque inocuas–, preciosas y soleadas localizaciones en
Glasgow, un cierto aire irreal y, por qué no, también la belleza de su
protagonista, que además se descubre aquí como una competente cantante, hacen
para un servidor sobradamente entretenida esta película.
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