A pesar de que veo muchas más películas
de producción estadounidense que española, hay que reconocerle al cine de nuestro
país que, incluso cuando trata con propuestas argumentales manidas y con
guiones-cliché, logra casi siempre hacerlo con muchísima más solvencia y distinción
de lo que suele conseguir Hollywood. El ejemplo perfecto es esta recién
estrenada ópera prima de Dani de la Torre, El desconocido, en la que se repite la frecuente
situación de un hombre llevado al límite por una amenaza mortal –en este caso,
una bomba en el coche que conduce y en el que lleva a sus hijos– que prefiero
no imaginar cómo saldría resuelta de haberse rodado al otro lado del charco –quién
sabe si no nos ofrecerán pronto un “remake inmediato” de esos que tanto les
gusta hacer allí–. Una buena puesta en escena con momentos emocionantes y de gran tensión y un
estupendo reparto en el que no sólo destaca para mí el protagonista Luis Tosar,
sino también las actrices Elvira Mínguez y Goya Toledo, hacen de este un largometraje más que
entretenido que mantiene al espectador en vilo y sin quitar ojo de la pantalla
durante sus 100 minutos de duración. Y, para los que quieran ver denuncias en la
cinta, esta la tiene más que clara: la de la infinita avaricia y la total falta
de escrúpulos de esos delincuentes legales que tenemos hoy en día, los bancos y
los banqueros, que da lugar a la angustiosa vivencia de la película y a todo el
plan orquestado por el supuesto “malo” de la función, interpretado por el actor
Javier Gutiérrez. ¿Es, al final, realmente el villano? Me parece claro que no, o que, al menos, comparte esa dudosa
distinción con otro personaje importante de la historia –que no desvelaré para
quien quiera verla– y con las entidades financieras que manipulan y destrozan
las vidas de sus clientes-víctimas y que, masoquistamente, la sociedad ha aceptado en su día a día.
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