En la actualidad las películas se
estrenan casi simultáneamente en todo el mundo, o lo hacen con muy pocos días
de diferencia entre la mayoría de los países, pero, cuando yo empecé a ir al
cine a finales de los años 70, las cosas eran bastante distintas y, debido al
doblaje y a otros trámites técnicos y burocráticos, muchos filmes se estrenaban
en España normalmente varios meses después de haberlo hecho en su país
original. Si, además, no se vivía en una capital, como era mi caso, todavía
había que esperar más para que una película entrara en el circuito de
reestrenos y pudiera llegar a cines menos privilegiados. En la práctica, esto
suponía a veces un mínimo de año o año y medio de demora.
Los ABC Park en la actualidad (Fotografía Mayte Hernández) |
Finalmente, ese ansiado día
llegó: acompañados por la madre de un compañero de clase, cogimos el autobús
hacia Valencia y yo presencié, por fin, una película de riguroso estreno y pude
conocer por dentro uno de los cines más populares de la capital del Turia:
aquella sala era el Serrano; la película, Superman II,
que llegó a España un 11 de diciembre de 1980, por lo que es fácil calcular que
nosotros la disfrutamos poco después de esa fecha.
Pasaron algunos años antes de que
pudiera realizar nuevas “incursiones” a los cines valencianos. La segunda vez
que lo hice fue probablemente en 1983, nada menos que para ver El retorno del
jedi, algo que ya conté con más detalle en este
artículo. La tercera creo que fue esta: mi familia, incluidos mi tía y mi
primo, viajó a Valencia a visitar algunos lugares típicos (creo recordar que,
entre ellos, el zoo). Yo le comenté a mi primo (que era algo mayor que yo y
tenía más “autonomía”) que me acompañara a ver Gremlins, que se acaba de estrenar y yo estaba deseando ver. De
acuerdo con ello, mi primo me llevó de nuevo al Cine Serrano, pero, ¡oh!: se
habían agotado las entradas, por lo que optamos por otra sala cercana y por una
película diferente, algo que tuvo que ser improvisado porque las sesiones
comenzaban en breve: la cinta fue Un, dos, tres... splash, y el local, el
antiguo Cine Lys. Creo recordar que llegamos
con la película ya empezada y que nos tocó ocupar el “gallinero”. La fecha
–guiándome por el estreno del film– fue muy probablemente septiembre de 1984.
Los últimos años 80 y primeros 90
coinciden con mi etapa universitaria. Iba a Valencia varios días a estudiar,
así que la posibilidad de visitar los cines de la ciudad aumentó. Antes incluso
de aquella época creo que ya acudí al AEC Xérea,
por entonces sede de la Filmoteca Valenciana, para ver toda una joya del cine:
el mismísimo Nosferatu
de Murnau. De aquella lejana visita recuerdo la vetusta sala –que casi hacía
juego con la arquitectura de los edificios del film– y un simpático señor que
roncaba a pierna suelta durante la vampírica proyección. Por primera vez fui
también a los recién estrenados Albatros. Me
pillaban muy cerca de clase y, la mayoría de veces con un compañero aficionado
al cine como yo, y tras quedarnos a comer por la zona –puesto que nuestras
clases eran matinales– acudíamos a los pequeños y novedosos cines en V.O. A
principios de los 90 abandoné la universidad y visitaba Valencia con menos
frecuencia, aunque ocasionalmente durante esa década acudí a ver algún estreno
del que doy cuenta en el apéndice a continuación.
La magnífica fachada del Cine Capitol se ha conservado casi en su totalidad, aunque otro negocio ocupa ahora su interior (Fotografía: Mayte Hernández) |
A manera de ejercicio de memoria
y por puro entretenimiento personal, quiero dar cuenta a continuación de los
cines valencianos que he conocido y de las películas que recuerdo haber visto
en ellos. Lo hago en orden estrictamente alfabético:
ABC Marti
En estas míticas salas cuya
clausura creo que nos sorprendió a todos, sólo recuerdo haber estado tres veces (aunque es posible que se me olvide alguna otra). En dichas ocasiones vin ada menos que la mítica/infame Plan 9 desde el espacio exterior durante la 15ª Mostra de Valencia de 1994, El hombre enmascarado en 1996, y Lázaro de Tormes en 2001.
Además de El retorno del Jedi en 1983
y de Regreso al futuro dos años
después (sobre las que ya he dado detalles hace unas líneas), en este complejo
ya clásico y, por fortuna, todavía en activo, recuerdo haber visto Gran bola de fuego (1989), La isla del Dr. Moreau (1996), la reedición de La guerra de las galaxias de 1997 y Largo domingo de noviazgo (2004, aunque
a España llegó al siguiente año). Creo que no he vuelto a ir por esas salas
desde entonces.
ABC Turia
Si no me falla la memoria, el primer
multisalas construido cerca de la capital y coincidiendo con un centro
comercial. Le seguirían muchos más en años posteriores. Es un complejo que para
mí está inevitablemente unido a la saga de Star
Wars, ya que, de las cuatro veces que he estado en él, tres han sido para
ver películas de ésta: las reediciones de El
imperio contraataca y El retorno del
jedi de 1997, y La amenaza fantasma en
octubre de 1999. Ya había visto esta última en la salas de mi localidad cuando
se estrenó en agosto, pero mi hermana pequeña quería verla y la llevé a los ABC
Turia porque creo que para esas fechas ya no estaba en mi pueblo. Volví muchos
años después, en 2011, para ver in
extremis una película de mi adoradísima Natalie Portman que pasó tan fugaz
como un relámpago por las salas españolas: El
amor y otras cosas imposibles (cuento algo más sobre aquella visita aquí).
Aragón
Pocas fueron las veces que acudí
a estos cines, pero en general tengo un buen recuerdo de todas ellas: en 1991 me
escapé de un curso que realizaba en Valencia para ver Robin y Marian. Años después vi Backbeat
(1994), y en 2004 Ray y Llámame Peter. Su ubicación en la
entrada de la ciudad me resultaba muy cómoda de cara a evitar aglomeraciones de
tráfico y a encontrar fácil aparcamiento en las sesiones nocturnas.
De este cine “subterráneo”
(estaba ubicado bajo el mismísimo Serrano) guardo un recuerdo muy especial de cuando
mis compañeros de clase y yo fuimos invitados al estreno de La madre muerta una noche de 1993 que
incluía la presencia y la presentación de su director, Juanma Bajo Ulloa, y de
sus actores principales, el simpático Karra Elejalde y la guapa Ana Álvarez.
Estuve en esta sala en dos ocasiones más, mucho menos memorables: para ver El ejército de las tinieblas unos meses
antes, y para El pacto de los lobos
en 2001.
Babel
No visité estos cines hasta
varios años después de su apertura. He estado en tres ocasiones, y las
películas en concreto han sido Honeydripper
(2008), El amigo de mi hermana (2012)
y Therese Desqueyroux (2013). Las dos primeras las vi en una sala de
muy reducidas dimensiones, la segunda incluso en una proyección de baja calidad
que parecía de vídeo. Mucho más suerte tuve con el último film, que disfruté
más pese a ser el único espectador aquella noche…
Otro cine clásico, de los muchos
que había en la calle Ruzafa, y que ya nos dejó. Las visitas que recuerdo a él
fueron para ver The Doors (1991), Alien 3 (1992) y, si la memoria no me
falla, Darkman (1990)
Filmoteca de Valencia (AEC Xerea/Rialto)
Además de la ya adelantada proyección
de Nosferatu cuando la sede de la
Filmoteca era aún el AEC Xerea, he visitado el Rialto en diversas ocasiones, en
general todas asociadas a buenos recuerdos ya que allí he conseguido ver filmes
que en cualquier otro lugar sería impensable disfrutar en pantalla grande.
Entre otras cosas, cumplí mi sueño de poder volver a ver La guerra de las galaxias en una sala cinematográfica, en una V.O.
con divertidos subtítulos como “sable ligero” o “Trespo”. Coincidí con los
mismísimos Roger Corman y Ray Harryhausen en
respectivos homenajes a ambos iconos del fantástico (con el segundo compartí
sala durante la proyección de Surgió del
fondo del mar). Acudí tres veces en el transcurso de poco más de una semana
para presenciar varios títulos de un estupendo ciclo de terror de la Universal
(La sombra de Frankenstein, La torre de Londres y El hombre que ríe con pianista
incluido). Ya anteriormente había visto el famoso Drácula cubano rodado a la vez que el de Lugosi, y también mi
afición a la música me llevó a ver el documental Chuck Berry Hail! Hail! Rock 'n' Roll y varios cortos del peculiar Todd Haynes entre
los que se incluía Superstar: The Karen
Carpenter Story. Por desgracia, hace ya muchos años que no voy por allí.
Gran Vía
Exactamente el 1 de septiembre de
1989 estábamos mis amigos y yo ante la puerta de este otro cine histórico de
Valencia que también ha pasado a mejor vida para asistir al estreno, en su
primerísima sesión, de Indiana Jones y la
última cruzada. Fue la primera película de la saga del arqueólogo que vi en
Valencia y posiblemente la primera película que vi en su primer día de estreno
nacional. Tanto disfrutamos de las aventuras del personaje de Harrison Ford que
¡nos quedamos también a la segunda sesión! (por el mismo precio, claro). Goldeneye en 1995 fue la segunda y
última vez que recuerdo haber estado en esta sala. (Aunque ya he expresado mis
dudas sobre si fue aquí o en el ABC Park donde vi Regreso al futuro).
Kinépolis
Lys
El clásico Cine Lys fue, como ya
he adelantado, uno de los primeros de la capital valenciana que visité (en
aquella ocasión vi 1, 2 3, Splash).
Mis amigos y yo proyectábamos una segunda visita cuando ocurrió un percance tan
aciago como difícil de olvidar: justamente la noche anterior al día en que
íbamos a ver Armas de mujer en 1989,
el local se incendió. Al cabo de algunos años, fue derruido y reconvertido en
las modernas multisalas Lys, en las que sólo he estado una vez en febrero de
2007 para ver Bosque de sombras.
MN4
Otro complejo cinematográfico
ubicado en un populoso centro comercial cercano a la capital (como veis, los
estoy incluyendo como “cines de Valencia”, aunque estén estrictamente en otras
localidades). Sólo los he visitado una vez para ver una película de la que no
me quedó precisamente un buen recuerdo dada su poca calidad: Rastro oculto, en 2008. Fue una noche en
la que no habíamos ni media docena de espectadores en la sala, lo que junto a
la insipidez del film que visionamos me dejó con una impresión bastante triste
del lugar.
Rex
Otro local mítico de la capital
valenciana, de esas salas que ya impresionaban simplemente por su magistral arquitectura
y elaborada decoración. El Cine Rex permanece en mi recuerdo para siempre
porque allí vi uno de los filmes que se convertiría en esenciales en mi vida:
el Drácula de Coppola, en enero de
1993, pocos meses antes de que aquel negocio cerrara. Tanto me gustó la
película, que a la semana siguiente me dispuse de nuevo a volver a verla en el
mismo sitio, pero un problema mecánico con el coche a última hora nos lo
impidió, por lo que tuvimos que esperar otra semana para volver a deleitarnos
con la maravilla visual que para mí es esta adaptación a la pantalla de la
novela de Bram Stoker.
Para ser ciertos, ya había estado
en el Rex unos años antes, sobre el 90-91. Emitían una de aquellas viejas
películas de rock and roll de los años 50 dentro de una serie de actividades
relacionadas con ese estilo musical que presentó, de manera amigable e
informal, el cantante Carlos Segarra. He olvidado qué película en concreto fue,
aunque estoy seguro de que lo debo de tener apuntado por algún lado.
Monumental sala por la que guardo
especial cariño al ser la primera de Valencia que visité. Además de las ya
mencionadas Superman II y Howard, el pato, volví a ella al menos
en un par de ocasiones, curiosamente para ver dos películas relacionadas con la
II Guerra Mundia: Stalingrado, en el
verano de 1993, y La lista de Schindler,
en 1994. De la primera recuerdo cosas como que la sala retumbaba a veces con
las explosiones del film, y que el aire acondicionado estaba tan fuerte que
pasabas frío, anécdotas que contribuían a que el espectador se metiera de una
manera especial en la película. Con la segunda ocurrió que mi acompañante y yo llegamos
tarde y sólo tuvimos la opción de sentarnos muy cerca de la pantalla o
separarnos, lo cual preferí porque era imposible ver la película desde tan
corta distancia.
Tyris
A este cine que destacaba sobre
todo por su particular pantalla curvada, única en la ciudad, acudí algunas
veces entre 1987 y 1991. Las películas que recuerdo haber visto en él fueron: Slipstream, Rocketeer, Rain Man y creo que también Las brujas de Eastwick.
UGC Ciné Cité (Yelmo)
Este complejo multisalas y
multipisos lo descubrí algo tarde, cuando nos propusimos ir a ver La novia cadáver a los Kinépolis y nos
encontramos con que las entradas estaban agotadas. Tuvimos que improvisar un
plan alternativo, y un amigo que ya había estado en ellos nos propuso estos
cines. Curiosamente, era el 31 de octubre de 2005, la noche de Todos los
Santos, una fecha más que adecuada para un film como el de Burton. Volví a los
UGC solamente en tres ocasiones: para ver Across
the Universe en 2008, New York, I Love You en 2009 y para Una dulce
mentira en abril de 2011. Ese día, la taquillera nos informó de que las
salas cerraban a la siguiente semana. Por suerte, fueron compradas por la
cadena de cines Yelmo y reabiertas. No todo va a ser conversiones en
supermercados, discotecas o gimnasios…
Que pena todas las salas que han cerrado, en especial Albatros que visité tantas veces cuando estudiaba en Valencia. En una ocasión pude ver la sala de proyección. Una experiencia muy bonita.
ResponderEliminarPues sí: apenas quedan cines clásicos en Valencia, y no hablemos ya de los pueblos y ciudades más pequeñas. Por eso pienso que es un privilegio que aquí en Sagunto todavía tengamos cines y que deberíamos aprovecharlo...
ResponderEliminar