En 2011 el actor Ralph
Fiennes se pone por primera vez antes las cámaras para dirigir Coriolanus. Las distribuidoras españolas
tuvieron a bien estrenar esta película en nuestro país con cerca de dos años de
retraso con respecto a casi todo el resto del mundo, y lo hicieron con tal
sabiduría que llegó a los cines y al formato doméstico el mismo día, en el
primer caso sólo en V.O. Esto propició que me fuera prácticamente imposible a
mí y supongo que a medio país poder optar a ver la película en pantalla grande.
Contra todos estos datos ya despotriqué sobradamente en mi artículo de enero Coriolanus
frustrado, o Nuevas formas de adelantar el fin de las salas cinematográficas.
El pasado fin de semana me decidí por fin
–qué remedio– a conformarme con ver el largometraje con las limitaciones del
insuficiente aparato de televisión. La opera prima de Fiennes, es, como podrán
imaginar los interesados en la literatura clásica inglesa, una adaptación al
cine de la obra de teatro homónima de William
Shakespeare inspirada a su vez en el general romano del siglo V a.C.
Cayo Marcio Coriolano. En la tragedia original, Coriolano es desterrado de Roma
tras numerosas victorias militares debido a intrigas políticas y acaba
aliándose con su enemigo, el general volsco Tulo Aufidio, para asaltar su
propia ciudad. La película respeta la estructura de la obra original y hasta
los textos (está en verso), con la salvedad de que está trasladada a una Italia
actual pero ficticia. El film es un curioso experimento en el que a la obra
teatral se le da forma cinematográfica e incluso televisiva –algunos pasajes
transcurren en noticiarios y programas– que puede chocar sin duda al espectador
medio y que satisfará principalmente a los fans de Shakespeare (o, cuanto
menos, les llamará la atención). Lo mejor de ella es para mí su reparto
prácticamente impecable que por supuesto encabeza el propio Fiennes, un actor
que siempre me ha caído muy bien desde que lo descubrí en La lista de Schindler, y al que respaldan el simpático Gerard Butler, la pelirroja de moda Jessica Chastain, y veteranos tan estupendos como Brian Cox o la admirable Vanessa
Redgrave.
A ver si tenemos más suerte con la nueva obra
de Ralph, The Invisible Woman, y
podemos disfrutarla en pantalla cinematográfica…
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