Insatisfecho mi hambre de Ingrid Bergman
con el visionado de tan “sólo” Casablanca
y Luz
que agoniza –posiblemente mis dos películas favoritas de la actriz–
decido extender mi homenaje hasta conformar una de esas tan de moda trilogías,
y así, a comienzos de esta semana, revisito otro de sus grandes papeles: el de Anastasia, dirigida por Anatole Litvak en 1956 y basada en la obra teatral
de Marcelle Maurette, a su vez inspirada en
la figura real de Anna Anderson, la más notable de las muchas impostoras que
pretendieron ser la legítima hija del Zar de Rusia Nicolás II.
Anna Koreff (Bergman) es una mujer
mentalmente inestable, amnésica y que vive prácticamente en la indigencia y de
un asilo a otro. En algún momento dice ser la Gran Duquesa Anastasia y esta afirmación,
junto con su claro parecido físico, brinda la ocasión a los aprovechados
General Bounine (Yul Brynner), Boris (Akim Tamiroff) y Piotr (Sacha
Pitoëff) de retomar un plan que ya han realizado anteriormente sin éxito:
intentar hacer pasar a Anna por la desaparecida Gran Duquesa, lo que les puede reportar
a ellos y a otro serie de expatriados rusos una gran suma de dinero. Anna
accede, en parte obligada, en parte confundida sobre su propia identidad y
deseando esclarecerla. Deberá someterse a una extenuante preparación para estar
al tanto sobre todos los detalles de la vida de la verdadera Anastasia para,
como prueba final, someterse al dictamen y juicio de algunas de las personas
que la conocieron, como la propia abuela (Helen
Hayes) y el primo de la desaparecida (Ivan
Desny). Pero Anna acabará sorprendiendo a todos mostrando conocimientos
y características propias de la persona que dice ser. ¿Es la auténtica
Anastasia? Poco importa. La trama nunca lo decide claramente, y el verdadero
disfrute del film es ver a la sublime Ingrid en una de sus más destacables
interpretaciones como la confundida Anna Koreff; de hecho, tan admirado fue su
trabajo en la cinta que le valió su segundo Oscar.
Después de haber sido una de las “novias de
América” y pasar más tarde a ser repudiada por su país adoptivo debido a su
relación ilícita con Roberto Rossellini, la exquisita sueca “volvía” a EE.UU.
por la puerta grande con este largometraje curiosamente dirigido e interpretado
en sus papeles principales por rusos, y entrecomillo “volvía” ya que no regresó
físicamente a él hasta años después, pero sí retomó su relación con Hollywood, cuyos
estudios produjeron esta película rodada en Francia e Inglaterra.
Por cierto, hace pocos años se demostró de
manera definitiva que la verdadera Gran Duquesa Anastasia fue asesinada con el
resto de su familia en 1918. Durante casi un siglo, el misterio de su paradero
ha dado lugar a multitud de películas, obras de teatro y novelas, y ha
alimentado las esperanzas de muchos monárquicos rusos y las carteras de otros tantos astutos personajes…
Tengo una amiga que fue una vez al Weekend del Puerto y preguntó por Anastasia. El encargado le preguntó: ¿la de dibujos? Y mi amiga contestó: no, la otra. Y el tipo insistió: ¿la porno? Y ella, replicó: No, la otra que no es esa. A lo que el sujeto dijo: no, yo sólo conozco esas dos. Que digo yo, que para currar en un videoclub, no estaría de más saber un poquito sobre cine...
ResponderEliminarAnda, pues yo creía que era una cantante... :P
ResponderEliminarPero, ¿cómo se le ocurre buscar esta película en un vídeo-club? Con excepción del Casablanca, creo que he visto pocos o ninguno en donde entiendan de cine. Ni dueños, ni clientes, que van a alquilar películas a granel... "Póngame 5 kilos de comedia y 2 de misterio..."