Aquellos que me conocen, y puede que algún amable seguidor del blog que ya se haya percatado de mi devoción por Audrey Hepburn, pueden haberse extrañado de que no haya sacado a colación la película Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany´s) en una fecha tan señalada como ha sido el 50 aniversario de su estreno precisamente a principios de este mes (el 5 de octubre). Por supuesto, no se me ha pasado por alto y tenía intención de comentarlo, pero tengo que confesar una cosa con respecto al clásico de Blake Edwards: he acabado cogiéndole algo de “manía” a esta película (dentro de la “manía” que le puedo coger a cualquier cosa en la que participe la niña de mis ojos del Cine), y la culpa la tienen esa saturación de imágenes y merchandising que de la cinta y de su adorable protagonista desbordan el mercado, la internet y los medios de comunicación hasta tal punto que parece que Audrey Hepburn no haya hecho otra película. La adaptación al cine de la novelita de Truman Capote ha acabado convirtiéndose en el trabajo más conocido de la mítica actriz, e incluso los más profanos en el 7º Arte, suelen mencionarlo como único papel de Audrey Hepburn del que tienen constancia. ¡No es de extrañar, con el bombardeo mediático y comercial que hay de él!
Y veréis, amigos, es que yo personalmente, aunque admito que Desayuno con diamantes es una película maravillosa y un grandísimo clásico del Cine que he visto muchas veces (también he leído el original literario), prefiero otros largometrajes y papeles de la actriz por encima de este: en concreto estoy enamoradísimo de Vacaciones en Roma, a la que para mí le seguiría posiblemente en calidad Charada. Pero, no, la publicidad se ha encaprichado del film de Edwards y con él y con la imagen de su personaje principal, la alocada Holly Golightly, es con quien nos acosan a todas horas. Casi me veo obligado a coincidir con Capote –al que no negaré que le tengo cierta ojeriza, esta vez de verdad– que este papel, al fin y al cabo el de una prostituta de lujo, no era el más adecuado para Audrey, a pesar de que salió muy bien parada de él y de que sorprendió al mundo con el cambio de imagen de su más habitual chica ingenua e inocente al de la frívola y materialista señorita Golightly, por la que fue nominada incluso al Óscar al año siguiente del estreno del largometraje.
Medio siglo después de aquella premiere, Audrey es ya un mito del cine y un icono cultural, y con ella Desayuno con diamantes, como he dicho, su trabajo más recordado y revisitado, mal que a mí me pese (porque preferiría que se recordaran antes otros filmes de ella, no porque no quiera que se la recuerde, claro está). Por desgracia, casi nadie del reparto ha podido llegar a festejar estas cinco décadas de triunfo: ella nos dejó prematuramente un 20 de enero de 1993 cuando contaba 63 años; George Peppard, tras pasar de ser uno de los principales galanes del Hollywood de los sesenta a vivir un triste declive artístico, se nos iba poco después, el 8 de mayo de 1994, con 65 años. Algo más nos duraron Martin Balsam, que fallecía en 1996 a los 76 años, o Patricia Neal, a la que perdimos el pasado año con 84 años. El español José de Vilallonga se despedía de nosotros en 2007 con 87 años, Buddy Ebsen en el 2003 a los 95 e, irónicamente, Mickey Rooney, uno de los miembros más mayores del reparto (e intérprete de uno de los personajes más criticados de la película que recordamos) es el único que ha sobrevivido a todos los demás y continúa con nosotros con 91 años recién cumplidos. Lamentablemente, el director Blake Edwards también se nos fue hace menos de un año, el pasado 15 de diciembre a los 88. Parece que no se podrá hacer un homenaje como es debido a Desayuno con diamantes y a sus protagonistas y creadores, ni siquiera esperar una edición en DVD/Blu-Ray con unos buenos extras en los que los participantes del film comentaran curiosidades y anécdotas…
Audrey: para siempre Holly Golightly |
No te enfades conmigo, pero solamente he visto una vez esta película y hace mucho tiempo en una emisión televisiva. Nunca más la he revisionado y por lo tanto, la tengo algo olvidada. Es una de esas pelis clásicas que a veces me acuerdo que tengo que volver a ver y sobre todo, como bien dices, porque el merchandising respecto a la imagen de Audrey Hepburn en ella, está por todas partes.
ResponderEliminarDe todas formas, el otro día leía a Carlos Boyero (que no es precisamente santo de mi devoción), que comentaba que algunas películas las ha visto unas cien veces (?) y me puse a pensar cuantas veces habría visto yo una película repetida. No creo que más de cinco, ni siquiera sé si llegaré a esa cifra. Igual no estaría mal un artículo sobre ese tema: la película que más veces he visto y cuantas veces lo he hecho...Mmm, Star Wars, Grease, Cantando bajo la lluvia, Casablanca, Taxi Driver,...así a bote pronto creo que de ahí saldría mi ganadora. Tengo que pensarlo.
¡Yo no me enfado, hombre! Ya te digo que creo que saturan demasiado con ella. La que sí que acostumbro yo a ver cada pocos años es "Vacaciones en Roma", esa sí que me alegra el día...
ResponderEliminarYO sí que hay películas como Los Commitments, las sagas de La guerra de las galaxias e Indiana Jones, que he visto bastantes veces, puede que entre quince y veinte... Al fin y al cabo, son décadas desde que las conocí, así que de vez en cuando me gusta revisitarlas... Otras que también me gustan mucho sí que puedo haberlas visto como mínimo una media docena de veces... De manicomio, ja, ja...