La
pasada semana terminaba la tercera temporada de Banshee, una de las
pocas series de televisión que sigo –siempre preferiré el largometraje– y, de
entre ellas, claramente de las que más ha captado mi interés en los últimos
años. El espacio televisivo fue creado por los guionistas estadounidenses
Jonathan Tropper y David Schickler y se estrenó en la cadena Cinemax en
enero del 2011. El éxito de la serie ha propiciado ya dos temporadas más que,
como la original, han constado de 10 episodios cada una. Las dos primeras han
sido emitidas en cadenas españolas, y es de esperar que la última lo haga en
unos meses.
¿De
qué va Banshee? Pues, a pesar de su
nombre, no tiene nada que ver con el famoso espíritu irlandés ni con el género
de terror. Es un thriller de acción acertadamente entremezclado con elementos
dramáticos. El título hacer referencia al pequeño pueblo ficticio en donde
transcurren la mayoría de capítulos de la serie, situado en algún lugar de
Filadelfia. Allí acaba el protagonista, un antiguo ladrón traicionado por su
antiguo jefe –un capo de la mafia ucraniana– después de pasar 15 años en
prisión. Este personaje –del que nunca conocemos su verdadero nombre– llega a
la localidad en busca de Anastasia, su antigua novia e hija del mafioso. Allí
descubre que ella está ya casada y con dos hijos pero, cuando de manera casual
logra asumir la identidad del nuevo sheriff de Banshee, decide quedarse en el
pueblo, lo que dará lugar a mil y una situaciones peligrosas, algo a lo que contribuirán
muchos de los pintorescos personajes de la, aparentemente, pacífica población,
y otros tantos que la visitarán.
Porque,
si hay dos reclamos tan básicos como infalibles en la serie, estos son el sexo
y la violencia, y no necesariamente en este orden. El primero en ocasiones
bastante explícito para lo que cabe esperar en un programa para la
televisión estadounidense. El segundo, todavía más gráfico y abundante, con
continuas peleas a puñetazos y tiroteos episodio sí, episodio también. Pero la
serie no es tan basta y primordial como puede parecer por mi descripción, y
encontraremos emocionantes tramas a lo largo de sus temporadas y personajes
verdaderamente atractivos, como Kai Proctor, antiguo amish convertido en el mafioso
local, Job, un divertidísimo travesti asiático americano que ocupa el
característico papel de genio informático, los policías compañeros del
protagonista, que continuamente dudan de su identidad, un grupo de nativos americanos que está dispuesto a reclamar su legado
de una forma u otra (entre ellos Alex Longshadow, su letal hermana Nola o el aún
más brutal Clayton Littlestone), neonazis sin escrúpulos y psicópatas de todas las
formas y tamaños… Al final una de las cosas que más me gusta de Banshee es lo bien dibujados que están
algunos de sus protagonistas, y que no hay claramente “buenos” y “malos”, pues los
métodos poco ortodoxos del sheriff, la salud mental o la falta de ética de algunos de sus aliados o, por el contrario, la presencia de ciertos principios en varios de sus antagonistas perfilan
claroscuros en todos los personajes que evitan que caigan en un tópico y aburrido
maniqueísmo.
Si
se le puede hacer alguna crítica a Banshee
es quizá el riesgo de rozar a menudo la exageración y la autoparodia, pues son
tantos y tan continuos los enfrentamientos físicos de sus personajes que a
veces se le antojan a uno superhombres indestructibles, ya que de las peleas seguidas y habituales que presenciamos en sus capítulos salen casi como si no les hubiera pasado nada cuando en la realidad deberían tener
varios huesos del cuerpo rotos como mínimo.
Entre
el reparto principal de la serie encontramos un elenco internacional que
componen, entre otros, al neozelandés Anthony Starr como el sheriff Lucas Hood, a la actriz de
origen yugoslavo Ivana Miličević como Anastasia, al danés Ulrich Tomsen como
Kai Proctor, al estadounidense Hoon Lee como el mencionado Job, y a veteranos como el
británico Ben Cross o Frankie Faison.
La
cuarta temporada de Banshee ya está
anunciada para 2016, esta vez con sólo ocho episodios. Aunque desconfío de las
series que se prolongan demasiado, de momento seguiré viendo esta, pues me
parece que se va desarrollando de una manera creíble y atractiva.
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