Interesante
y emotiva experiencia la que viví el pasado jueves 20 de este mes en los Aragó Cinema de
Valencia. No es que Los Goonies de Richard Donner sea una de las películas que más me
marcaron en aquella década cinematográficamente mágica que fue para mí la de
los ochenta, pero siempre le he guardado cierto cariño y, por supuesto, la
tengo en DVD. Con esa excusa, y con la de salir un poco de casa y cambiar de
aires, me animé a acudir a la reposición de esta película que se estrenó
originalmente hace ya treinta y un años. La verdad es que poder ver en pantalla
grande películas que ya podemos considerar “antiguas” para mí es un lujo que me
gustaría poder repetir más a menudo.
La
iniciativa de recuperar esta cinta de aventuras juveniles se realizó a través
de la plataforma Youfeelm, que oferta un atractivo catálogo de películas de
casi todas las épocas que el espectador inquieto puede sugerir a alguna sala
cinematográfica. Si la propuesta sale adelante, y si se reúne un número mínimo
de espectadores, se proyecta el film elegido, normalmente en un único pase. El
muy asequible precio de tan sólo 4 euros me animó a apoyar la idea, que por lo
visto no es nueva en los Aragó, que por lo que puede oír ya han ofrecido
algunas películas “retro” usando la fórmula de Youfeelm.
Para
mi sorpresa, la sala se llenó, y curiosamente la mayoría de gente era de una
edad inferior a la mía –que es la de la quinta que vio de estreno el
largometraje–. Incluso algunos padres habían llevado a sus pequeños a disfrutar
de este film con la intención obvia de que les gustara tanto como a ellos debió
gustarles en sus años mozos.
La
única nota negativa a la sesión se la pongo a los incomodísimos asientos de la
sala, bajos, estrechos y con un solo brazo compartido entre uno y otro. Además,
la inclinación del suelo era casi nula, por lo que cualquier persona baja puede
pasarlo muy mal si se le sienta delante alguien de cierta altura. Me apetecía
mucho volver a los Aragón (cerrados en 2006) y reabiertos tan sólo hace un
año), pero esta engorrosa experiencia la verdad es que me frustró un poco. Uno
puede ser muy cinéfilo y disfrutar viendo películas, pero dos horas en una
posición forzada y dolorosa es como para sopesar futuras visitas. De todas
maneras, espero que sí, pues tanto la programación normal del establecimiento –títulos
algo más alejados del circuito comercial normal– como estas “reposiciones
nostálgicas” resultan irresistibles.
Enlaces de interés:
No hay comentarios:
Publicar un comentario