Primera y última películas vistas en cine en 2013 |
Durante muchos años en mis
tiempos mozos me apuntaba en un cuaderno o bloc todas las películas que veía en
el cine, las calificaba e incluso intentaba añadir junto al título de cada una
de ellas un pequeño póster recortado del periódico, como si de un álbum de
cromos se tratara. Posteriormente dejé de puntuar las películas y de
ilustrarlas con este añadido y me limité simplemente a listarlas, y finalmente
abandoné esta costumbre.
A principios de este 2013, sin
embargo, me propuse recuperar aquel viejo hábito para constatar cuando acabara
el año las películas que había visto en salas cinematográficas y hacer un
pequeño estudio sobre ellas. El resultado final ha sido de 35 largometrajes, algo menos que
en 2012, en el que fui al cine al menos unas cuarenta veces. Esta pequeña
diferencia no se debe, ni mucho menos, a mi pérdida de interés por la diversión
cinematográfica, sino principalmente a un período bastante complicado de mi
vida en el que se juntaron problemas personales, una marcada carencia económica
y varias semanas con una cartelera poco apetecible o poco accesible: entre
finales de abril y finales de junio, debido a este cúmulo de infortunios,
estuve casi dos meses sin ir al cine, algo absolutamente atípico e impensable
en mí.
Por meses
El mes que menos fui al cine fue
mayo (0 veces), y los que más agosto y diciembre (5 veces cada uno). A estos les
siguen febrero, septiembre y octubre (4 veces cada uno), julio (3 veces), y el
resto de meses (2 veces). Una media de aproximadamente 3 visitas mensuales al cine. La frecuencia más habitual por semana fue de 1 vez, aunque en varias ocasiones fui 2.
Por géneros
Por géneros, teniendo en cuenta
que hay películas difíciles de clasificar y otras que pueden encajar en varios de
ellos (he optado por aquel que me parece más obvio en esos casos) y
subdividiendo el fantástico entre sus tres variantes más aceptadas, la lista
queda así:
-Ciencia ficción: 14*
-Thriller/policíaco: 6
-Drama/melodrama: 4
-Fantasía: 3
-Terror: 2
-Comedia: 2
-Acción: 2
-Western: 1
*:
(incluyo aquí las películas de superhéroes)
Mis favoritas del año |
No es ningún secreto que me pirra
el género fantástico en todas sus vertientes, y más de la mitad de películas
que vi en 2013 (19 de las 35) pertenecen a una u otra categoría de éste
(ciencia ficción, fantasía y terror). Doy preferencia a este género en las
salas cinematográficas, además, porque creo que es el que mejor aprovecha las
dimensiones de la gran pantalla y las prestaciones técnicas de estos locales.
Si he de elegir (debo hacerlo, debido a mis limitaciones económicas) es obvio
que dejaré antes para ver en formato doméstico una película más intimista o
“sencilla” como, pongamos por caso, Blue
Jasmine que otra como la continuación de El Hobbit, que creo que sólo se aprovecha realmente en cines y que
pierde muchísima espectacularidad y vistosidad en un televisor (doy fe de ello
después de haber comprado el Blu-ray de su predecesora).
El segundo género que más he
visto en cine durante el pasado año es el thriller/policíaco (6 películas).
Tampoco es de extrañar, puesto que es el que más me gusta después del
fantástico. En realidad no le hago ascos a ningún género. Me gustan mucho el
cine histórico o el western, por ejemplo, pero no suelen hacerse muchas
producciones dentro de esos marcos hoy en día. También me gustan la comedia y
el cine de terror, pero en general encuentro el grueso de producciones modernas
dentro de tales modalidades reiterativo y sin imaginación, razón por la cual no
me intereso por la mayoría de ellas.
Por países
Buenos ratos |
Más del 90 % de películas que he
visto este año son de procedencia estadounidense,
algo que no creo que tenga el mayor misterio. El cine de Hollywood es el que
cuenta con mayor difusión y promoción a lo largo y ancho del globo terráqueo y
aquel al que es más fácil acceder. Sin ningún pudor admito también que no le
hago ningún asco al cine comercial, aunque parezca una actitud poco cinéfila.
Creo que se hacen buenas películas comerciales –puede que una minoría, eso sí–
y que, en el peor de los casos, hay muchas de ellas que te hacen pasar un buen
rato aunque no sean de una calidad destacable. Para mí esto último es
suficiente para considerar bien invertido el dinero gastado en las entradas.
Admito también –es cierto– que hay una buena parte de las películas comerciales
que he visto que no superan la mediocridad más absoluta e incluso unas pocas me
han llegado a resultar aburridas o directamente malas. De algunas de ellas esperaba
algo más antes de verlas, aunque de otras ya preveía su escasa calidad, puro
masoquismo cinéfago supongo.
Descontando el cine en el que
interviene EE.UU. como productor o co-productor, sólo he visto una película
francesa (Thérèse Desqueyroux), una
hispano-canadiense (Mamá) y una alemana (El médico). De entre
los países co-productores, los más habituales han sido Reino Unido (4), Canadá
y Francia (3 películas cada uno), China, Malta y Nueva Zelanda (1 cada uno).
Gasto monetario
Por diversión y completismo, una
estimación del dinero que he gastado en ir al cine este año. El cine al que voy
más frecuentemente es, lógicamente, el de mi ciudad, Alucine, y normalmente en
domingo. El precio de la entrada ese día y los festivos es de 7 euros. En
algunas ocasiones he ido el miércoles, día del espectador (4,5) y otros días
entre semana (5,5), y las proyecciones en 3D cuestan un euro más. Las dos
salidas que he hecho fuera han sido a los Babel (8,20 un domingo) y Kinépolis
(8,30 un miércoles, día del espectador). Voy a redondear a 7 euros todas las
entradas para facilitar el cálculo y a descontar los cinco días que entré
gratis (ver más adelante): 30 x 7 = 210 euros, lo que supone un
gasto mensual aproximado de 17.50 euros en
cine.
Lo mejor del año…
Thérèse Desqueyroux: Una de las pocas salidas a cines de otra ciudad |
Las películas que más me apetecía
ver este año eran la continuación de El
Hobbit y Hitchcock, y ninguna de
las dos me decepcionó. También me apetecía mucho ver Thor: El mundo oscuro, ni qué decir tiene que especialmente por la
presencia de Natalie Portman, pero decidir ir el mismísimo día del estreno se
convirtió en una experiencia frustrante debido a la irrespetuosidad de muchos
de los asistentes que había en la sala (lo cuento aquí).
Otro título que también tenía ganas de ver era Riddick, cuya anterior entrega me había dejado buen sabor de boca y
en la que también había una presencia femenina subyugadora para mí (Katee Sackhoff),
pero la película al final me pareció simplemente una más y sobre mi opinión
podéis leer más aquí. De
Star Trek: En la oscuridad también
esperaba un buen rato y esta vez sí que me lo proporcionó, consiguiendo
retrotraerme durante su proyección a las viejas películas del espacio que veía
en mi juventud. Creo que el film aprovechaba también muy bien la tecnología 3D*.
Otras películas de ciencia ficción que disfruté bastante fueron Gravity y Oblivion, de la que esperaba mucho menos y a pesar de contar con el
protagonismo de un actor que me resulta normalmente soso como es Tom Cruise. Antes
de abandonar el fantástico, destacar también
Guerra mundial Z, que no sé muy bien si clasificar como de terror, acción o
ciencia–ficción.
Pasando a otros géneros, una
cinta que me entretuvo también bastante fue Capitán
Phillips, protagonizada por un actor que me suele ser indiferente, Tom
Hanks, pero que en esta ocasión me mantuvo en vilo con su odisea en alta mar. También
conservo un grato recuerdo del visionado de El
hombre de las sombras y de Un plan
perfecto, dos películas que me hicieron pasar un buen rato sin parecerme
necesariamente excepcionales. En general, me ha resultado agradable cambiar de
registro y descansar de tantas naves espaciales, monstruos y superhéroes.
*:
Sólo he visto tres películas con ese formato este año: El hombre de acero, Star
Trek: En la oscuridad y Gravity.
Es una técnica que no me entusiasma, pero he de admitir que en el caso de los dos
últimos títulos me pareció muy bien aprovechada.
…Y lo peor
La mayor decepción fílmica del
año la puedo decidir sin apenas reflexión. Pudo no ser la peor película que vi
en 2013 técnica o artísticamente hablando, pero Expediente Warren me pareció aburrida y mediocre hasta hartar, sobre
todo y especialmente teniendo en cuenta el bombo y platillo que se le dio y el
que se la promocionara como algo especial y sorprendente cuando a mí me pareció
un film totalmente anodino, pueril y sin ninguna originalidad. Detallo más mis
(malas) impresiones en este
post.
Películas de escaso interés cuando
no decididamente malas me parecieron Ahora
me ves, Pacific Rim, El llanero solitario, RIPD o El juego de Ender.
Sólo en la oscuridad
A pesar de las ganas de ver a Katee, Riddick se quedó en una más... |
Voy solo al cine a menudo. La
mayoría de mis amigos tienen compromisos familiares y/o laborales y a otros sencillamente
no les gusta el 7º Arte, así que me he acostumbrado a encaminarme directamente
hacia las salas cinematográficas sin ni siquiera preguntar muchas veces a nadie
si desea acompañarme. Mi condición de parado me permite también ir en días
menos propicios para el espectador general como el domingo por la noche o entre
semana. Esto se traduce en que normalmente uno encuentra las salas bastante más
tranquilas y menos populadas que un viernes o un sábado, pero conlleva el
riesgo, antes impensable y ahora cada día más frecuente, de pasar a veces toda
la proyección de la película sin la compañía de ningún otro espectador, algo
que me produce mucha tristeza. En 2013 han sido tres las ocasiones en que esto
ha ocurrido: la primera fue precisamente el primer día en que fui al cine al
poco de estrenarse el año: después de seis horas acompañando a mi padre en
urgencias aquel domingo 6 de enero,
decidí relajarme un poco viendo El hombre
de las sombras y me encontré con la sala completamente vacía. Fue una
película que me gustó y me costó entender que no fuera nadie más aquel día si
no se justifica con la resaca navideña. El lunes 18 de marzo también estuve
solo viendo Jack el caza gigantes, lo
cual me resulta algo más comprensible debido a que nos encontrábamos en plenas
fiestas falleras y la película no era precisamente para tirar cohetes. La
tercera y última ocasión en que compartí sala de cine con la soledad más
absoluta fue viendo Thérèse Desqueyroux
un domingo 29 de septiembre en los Cines Babel de Valencia (las otras dos fueron
en Alucine). Soy consciente de que la V.O.S. no es muy popular, pero pensaba
que en la capital del Turia tendría más aceptación. Me queda el consuelo de
haber pasado aquella sesión “en compañía” de la deliciosa Audrey Tautou.
“De gorra”
Muchos cines premian la fidelidad
de sus clientes regalando una entrada cuando se visionan cierto número de
sesiones. En el caso de los Alucine, te dan el típico cartoncito que te van
sellando cada vez que vas y, cuando te lo han sellado 6 veces, tienes sesión
gratuita (siempre y cuando sea dentro de un trimestre desde la fecha del primer
sello). Este año fueron 4 las veces que vi películas de esta manera
(exactamente: Mamá, Elysium, Capitán Phillips y El Hobbit:
La desolación de Smaug)*. Debido al hiato sin cine sucedido entre abril y
junio perdí uno de los cartones, que me caducó (en realidad, puedes cambiar
tres “sellos” por palomitas, así que algo lo aproveché). Además, en un concurso
de los mismos cines recibí dos entradas con las que fui (esta vez acompañado) a
ver Guerra mundial Z.
*:
El año pasado gasté cinco de estos cartones, por eso recuerdo aproximadamente
la cantidad de películas que vi en el cine en 2012 y la he mencionado en el
segundo párrafo.
Salidas
En 2013 sólo visité salas de
otras localidades en dos ocasiones. La coyuntura económica no acompaña, y
visitar otros cines conlleva el gasto extra del viaje, además de, normalmente,
un más alto precio de la entrada. En febrero fui a los Kinépolis a ver Hitchcock. Era una película que, como ya
he dejado claro, tenía muchas ganas de ver. Habían pasado tres semanas de su
estreno y no tenía pinta de ir a aparecer por el cine de mi ciudad, así que no
quise arriesgarme a perder la oportunidad de verla. A la siguiente semana fue
proyectada por Alucine, pero para entonces ya me daba igual, claro.
En septiembre visité los Babel
para ver Thérèse Desqueyroux. Esta
película ya daba por hecho que no llegaría a cines “de pueblo”, y así fue.
Tanto esta como la anterior película fueron las únicas que vi en V.O.S. este
año.
En general
Películas que no llegaron... |
Tengo cuatro “sacos mentales” en
los que meto las películas que veo: uno muy pequeño es para las películas que
me impactan, que me enamoran perdidamente y que sé que van a formar parte de mi
existencia para siempre. Ese saco se queda vacío la mayoría de los años porque
cada vez es más difícil que un film me marque de la manera en que marcaban
muchos cuando era más joven. En otro saco de tamaño parecido meto las películas
que me parece totalmente desechables. No son muchas, porque mi intuición
cinematográfica no me suele engañar y sé lo que voy a ver al cine antes de entrar
incluso sin haber leído reseñas ni argumentos. Otro pequeño saco es para
películas que me gustan especialmente y considero por encima de la media o que,
simplemente, me han caído simpáticas sin llegar a convertirse en esenciales
para mí. Son cintas que con toda seguridad volveré a ver otra vez en el futuro,
entre ellas, las dos que he mencionado como mis preferidas de las vistas este
año, Hitchcock y El Hobbit: La desolación de Smaug. El último y más voluminoso saco
es el de películas “del montón”, la mayoría. Se trata de cintas que me hacen
pasar un buen rato, pero que, una vez fuera de la sala cinematográfica, sé que
no van a tener especial repercusión en mi vida; lo que yo llamo “películas de
usar y tirar” y de las que no creo que conserve especial recuerdo ni interés
por repetir su visionado.
Este 2013 creo que no he llenado
ninguno de los dos sacos más pequeños (películas esenciales y películas
despreciables), y el grande es el que ha acaparado más películas (normal).
Supongo que el hacerse mayor conlleva perder mucha de la ingenuidad y del
asombro que antes me producían tantas y tantas cintas, a la vez que el tener un
criterio más selecto y exigente a la hora de aceptar una película (otra cosa es
sacrificar ese criterio para verla).
...Y otras que lo hicieron de milagro |
También tengo que decir que
complemento el cine con muchas películas vistas en el televisor, prácticamente
una al día. Todas esas películas que por razones monetarias, geográficas o
logísticas no he podido ver en sala grande intento, además de otras muchas, verlas luego cuando aparecen
en edición doméstica. Es el momento de ver clásicos
–que me encantan– y cine de otras nacionalidades y géneros en los que me
prodigo menos en las salas. Por ejemplo, veo mucho cine francés en casa, siento
debilidad por él. En menor medida, de otras nacionalidades europeas, inglesa la
primera, también algunas alemanas, suecas e italianas. He de decir que con el
cine español –del que fui un arduo defensor durante muchos años– ando un poco
decepcionado últimamente y no acepto para nada a los que parecen considerarse
generalmente sus principales “adalides”, aunque yo creo que estos personajes no
son representativos de lo que es el cine en general de este país. En el cine de
otros continentes más exóticos, la verdad es que me prodigo menos, y el más
habitual dentro de esa escasez suele ser el de Asia u Oceanía. No soy muy
aficionado al cine africano ni al de los países de Oriente Medio.
Tras el desacierto del gobierno
español de subir el IVA cultural y el caos en que están sumiendo a la nación
nuestros lamentables dirigentes, el 7º Arte ha sido sin duda uno de los más
perjudicados en el último año. Muchas películas que esperaba ver no han llegado
a las salas cinematográficas, y muchas otras, por no aparecer, no han aparecido
ni en DVD/Blu-ray. Es el caso de títulos que aguardaba con interés como Stalingrado, film soviético estrenado en
octubre, o el último trabajo estrenado de otra de mis actrices fetiche, Emily
Blunt (Arthur Newman). Después de
estrenar cinco películas en 2012, en este año no nos ha llegado ninguna de esta
inglesa a las pantallas españolas. Otros films pasaron efímeramente por los
cines españoles, sólo locales muy selectos de alguna capital, al parecer: Coriolanus –que se estrenó a la vez en
formato doméstico y en salas, terrible decisión–, La
espuma de los días, segundo estreno este año de mi admirada Audrey Tautou o
Stoker, que en el mismo mes de
aparecer en el cine ya se podía descargar desde Amazon. Algo parecido a lo que
pasó con Cabin in the Woods, cuyo
estreno anunciado en 2012 se retrasó un año para luego asomarse tímidamente a
algunas cines y aparecer en formato doméstico el mismo mes. Deprimente. Todas
estas películas las he tenido que repescar –o lo haré cuando aparezcan, en
algunos casos– en versión “casera”.
Y en 2014
La que más espero en 2014... |
Este año entrante presenta
algunas propuestas a priori atractivas para mí. Por supuesto espero con ganas
ver el final de la trilogía de El Hobbit,
y siempre me apetece ver películas vistosas y llamativas como Pompeya, la secuela de 300 y algunos filmes de superhéroes,
aunque una de las películas que más me apetece ver este año (si no la que más)
es Jane Got a Gun, primero de los
tres trabajos que mi gran debilidad en el cine, Natalie Portman, debería
estrenar este año (la fecha en EE.UU. es agosto, en España no se ha anunciado).
Además de por la presencia de la actriz, me atrae mucho esta película por su
género –es un western– y espero de su intérprete principal una buena actuación
de esas que nos ha ofrecido muchas veces y que lleva tiempo sin regalarnos después
de todo un 2012 sin estrenos y de un 2013 en el que sólo apareció en la secuela
de Thor, que no creo que se
concibiera para que luciera sus habilidades intrepretativas (que creo que son
muchas). Natalie tiene también pendientes los estrenos de los dos films que
rodó con Terrence Malick y que llevan más de un año en postproducción. Estaré
también atento a los estrenos de otras actrices cuya devoción por ellas ya he
dejado patente: la ya mencionada Emily Blunt (dos estrenos este año, El filo del mañana e Into the Woods) y Audrey Tautou, cuyo
último trabajo, Un francés en Manhattan,
apareció en Francia en diciembre.
Tampoco me olvido de mis actores
fetiche –no sólo admiro a mujeres–, y me apetece especialmente volver a ver a
Harrison Ford y Gary Oldman juntos en El
poder del dinero. Intentaré ir a ver La
ladrona de libros, película que no me atrae mucho por la ya manida temática
de los judíos en la Alemania nazi, por la presencia del gran Geoffrey Rush.
Quiero proponerme este año
aventurarme en películas algo diferentes a las que suelo ver y me apetece
bastante variar un poco de géneros, pero me va a resultar difícil por las
mismas razones por las que me resultó en 2013: por un lado, me deslumbra y
fascina el cine fantástico y de pura evasión, y por otro, me es difícil en este
confín del mundo particular en el que vivo acceder a películas fuera del
circuito comercial habitual sin un esfuerzo económico que no puedo normalmente
permitirme.
Sobre todo ello, y sobre el cine
que vea en 2014, espero poder ir informando en las páginas virtuales de este
blog….
No hay comentarios:
Publicar un comentario