"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Y 50 años de “El tiempo en sus manos”

Mi anterior entrada sobre Lady Halcón ha dado pie a esta de hoy: si el largometraje de Richard Donner celebraba este año sus bodas de platas, ¿cuál de entre mis películas favoritas alcanzaba el presente 2010 la respetable edad de medio siglo? No tuve que devanarme mucho los sesos, porque de inmediato acudió a mi mente el clásico de George Pal El tiempo en sus manos (The Time Machine), adaptación de la novela de H.G. Wells que se estrenó, pues, en 1960.

La película de Pal fue una de las muchas que descubrí en televisión durante aquellas ya lejanas tardes de fin de semana en las que las dos únicas cadenas que había en España hasta finales de los 80 nos ofrecían infinidad de títulos “antiguos” de fantasía y aventuras, todo un lujo del que creo que ya no se disfruta hoy (hace mucho que me desvinculé del medio televisivo) y que enriqueció las fronteras culturales e imaginativas de los niños y jóvenes de entonces que estábamos ávidos por conocer más y más cine. Ni que decir tiene que El tiempo en sus manos me hechizó desde su primer visionado y el sortilegio sigue activo hasta el día de hoy. Es una de esas cintas que me gusta revisitar de vez en cuando, y de los primeros títulos que me compré cuando me pasé al DVD.

El director
George Pal (1908-1980) es sin duda uno de los pilares del cine fantástico de los 50 y 60, especialmente en su vertiente de ficción científica pues, además de legarnos este clásico, produjo otros hitos como Con destino a la Luna (1950), Cuando los mundos chocan  (1951) o La guerra de los mundos (1953)… ahí es nada. Su carrera como director transcurrió principalmente en la animación (recordemos los famosos Puppetoons, en los que trabajó un novel Ray Harryhausen), y no fue hasta los últimos años 50 cuando cogió personalmente la silla de dirección y nos ofreció los filmes El pequeño gigante (1958), El continente perdido (1961), El maravilloso mundo de los hermanos Grimm (1962), Las 7 caras del Dr. Lao (1964) y el que hoy revisamos.

El tiempo en sus manos es, que yo sepa, la primera adaptación al cine del libro de H.G. Wells La máquina del tiempo (1895), por lo menos la primera oficial. Por supuesto, la versión fílmica tiene ciertas “licencias artísticas”: pequeñas o medianas diferencias con su original literario, que la hacen menos profunda y politizada a cambio de añadir elementos más propios del cine de entretenimiento, como un más aguerrido protagonista, un romance con la chica de turno, etc, etc. La novela la leí hace casi treinta años y no recuerdo todas esas diferencias con exactitud, pero si no nos ponemos muy puristas y entendemos que hablamos de una conversión de un medio a otro, ni que decir tiene que la película es muy entretenida. Si no, no estaría dedicándole este tributo, ¿verdad?


La historia
La acción comienza exactamente el 5 de enero de 1900. El inventor H.G. Wells (George) ha convocado a varios amigos para narrarles los resultados de su viaje en el tiempo. A través de un flashback sabemos que los ha reunido la anterior Nochevieja, y les ha hecho una demostración con una versión en miniatura de su prototipo de máquina del tiempo pero, aunque esta desaparece antes los ojos de todos, la teoría del viajero sobre la cuarta dimensión provoca escepticismo entre los reunidos.


George decide entonces probar la máquina a tamaño real y comienza a viajar a través del siglo XX. Idealista y pacifista, está convencido de que se encontrará con una sociedad perfecta que habrá superado todos sus prejuicios y fobias, pero tan sólo consigue tropezarse con tres sucesivas guerras mundiales a lo largo de cincuenta años. Decepcionado, decide viajar mucho más adelante, hasta el año 802701, donde en un principio cree encontrar un edén lleno de florida vegetación y fastuosos frutos. Pronto descubrirá que no es así, y que la raza humana se ha dividido en dos especies diferentes: los bellos, indefensos, indolentes y hedonistas eloi, que viven en el exterior y no tienen más preocupación que disfrutar la vida, y los brutales y grotescos morlocks, que moran en el subsuelo y tienen en los eloi el ganado que crían para luego alimentarse de ellos.

El viajero conseguirá finalmente que los eloi se liberen del yugo de la opresión morlock y sembrará la semilla de la motivación entre ellos. También tendrá ocasión de enamorarse de una joven de la primer raza citada, Weena.


Tras una nueva lucha con los morlocks para recuperar su máquina, George volverá a su propio tiempo para narrar a sus amigos sus peripecias (en la novela todavía viaja más adelante hasta presenciar extraños seres y un sol eterno). Una vez más recibido con incredulidad, el inventor decidirá volver al futuro, supuestamente para educar y ayudar a los eloi.

El reparto
Para el papel principal del viajero del tiempo (en la novela no tiene nombre, en el largometraje toma el del escritor de aquella) se escogió al fornido y viril Rod Taylor, elección que podría parecer desacertada para un científico al que asumimos metido en su laboratorio noche y día y enfrascado en sus tareas. Aún con todo, Rod ha acabado siendo más recordado por El tiempo en sus manos que por su largo historial en papeles de militar y de hombre de acción. La de Pal, quizá junto con Los pájaros, es sin duda la obra por la que el australiano pasará a la Historia del Cine. De todos modos, ha demostrado a lo largo de su carrera ser un intérprete multiterreno (por cierto, fue una alegría verle interpretando al mismísimo Churchill en Malditos bastardos).

La jovencísima Yvette Mimieux (tenía 18 años cuando se estrenó la película) tan sólo había realizado unos pocos papeles en filmes para adolescentes y en series de TV cuando Pal la contrató para su adaptación de La máquina del tiempo, y creo que se puede decir también que esta será la película por la que más se le recuerde en la posteridad. Coincidiría de nuevo con Pal en la ya comentada El maravilloso mundo de los hermanos Grimm (1962), y con Taylor en El ultimo tren a Katanga (1968). De cara aniñada y de figura menuda, aunque no exenta de sexualidad, a Yvette le correspondió, por supuesto, el papel de la dulce eloi Weena.

El papel secundario más importante corrió a cargo de Alan Young, que interpreta tanto al mejor amigo del viajero del tiempo, David Filby, como al hijo de este, James, cuando el protagonista avanza a través de las décadas. Precisamente la amistad entre David y George constituye una de las sub-tramas más enternecedoras del film, y hasta dio lugar a una entrañable continuación pseudo-oficial de este en un pequeño sketch en el que intervenían Young y Rod Taylor que forma parte del documental Time Machine: The Journey Back, dirigido por Clyde Lucas en 1993 que puede encontrarse en la edición española en DVD de El tiempo en sus manos y en el que también participa Whitt Bissell, otro miembro del reparto original.

Los efectos especiales
El tiempo en sus manos fue una de las siete producciones de George Pal que la Academia de Hollywood juzgó dignas del Óscar a los Efectos Especiales. Sin lugar a dudas, a muchas personas que carezcan de la perspectiva adecuada y menos concesivas e imaginativas les parecerán hoy en día obsoletos, y si bien admito que, efectivamente, parte de estos pueden haber quedado anticuados (se delatan con facilidad las miniaturas del Londres destruido o las de los pozos de ventilación que dan a la caverna de los Morlocks, así como los fondos pintados dentro de esta última), hay otros que para mí siguen perfectamente vigentes: el sencillo truco de la cámara rápida cuando vemos al viajero observar desde su máquina consumirse una vela o brotar flores en cuestión de segundos, deslizarse velozmente un caracol o los cambios de ropa del maniquí de la tienda que hay frente a la casa del inventor constituyen para mí uno de los momentos más bonitos de la película, a pesar de lo mucho que se haya podido repetir esta simple técnica en las décadas posteriores al estreno del film de Pal.

Elemento esencial en la película es la propia máquina del tiempo, prácticamente un personaje por derecho propio. El curioso y exótico artefacto bellamente diseñado parece una mezcla entre un sofá, un trineo y un coche de choque, y tiene toda una historia propia posterior al estreno del film que puede conocerse en el citado documental de Clyde Lucas.    

Íntimamente unida a los efectos especiales hay que mencionar la dirección artística del film, pudiendo destacar de ella la decoración de la casa de George y la habitación de los anillos parlantes o los fondos mate de Londres y del exterior de la sala donde comen los eloi que, aunque claramente dibujados, dan a las escenas que transcurren en ambas localizaciones un efecto onírico y evocador.

Por último, y en lo relativo al maquillaje, es imposible no mencionar a esos personajillos ya entrañables que son los morlocks, todo un icono del cine fantástico añejo. La caracterización de los actores estuvo bastante lograda, y cualquier defecto que puedan tener los disfraces se disimula al mostrarnos el director a estos seres siempre en movimiento o en la semi-oscuridad.

El remake
En 2002 pudimos asistir al estreno del remake del film, dirigido por Simon Wells (bisnieto de H.G.) y no tan indigno como otras revisitaciones de viejos clásicos. Es una versión todavía más libre de la novela en la que los morlocks son criaturas bestiales, violentas y muy veloces lideradas por un ser más humanizado que interpretó Jeremy Irons. El papel del inventor, que aquí se llama Alexander Hartdegen, recayó con acierto en Guy Pearce, mientras que el personaje de Weena deja de existir y es sustituido por el de Mara (Samantha Mumba). Los eloi son, de hecho, en este film, una raza mestiza que poco tiene que ver con los ideados por H.G. Wells. También aparecen en el largometraje la siempre exquisita Sienna Guillory como la prometida del inventor -y la razón por la que este se embarca en el viaje temporal- y el mismísimo Alan Young en un simpático cameo.

Como con Lady Halcón, lamentar que no se haya editado una edición especial de la película para conmemorar tan marcada fecha. Los tres protagonistas principales siguen con nosotros y hubiese sido estupendo verlos juntos de nuevo rememorando el rodaje: Rod Taylor tiene en la actualidad 80 años, Yvette Mimieux 68 y Alan Young 91 y todavía activo.

4 comentarios:

  1. Es una película que yo también tuve que ver en una sesión vespertina de TVE. Desde entonces no la he vuelto a visionar y tengo un recuerdo bastante difuso de ella.

    No he leído la novela de H.G. Wells ni tampoco he visto el remake de la película. Te puedo decir que tiene una adaptación anterior a ésta película, pero para la televisión. En 1949 fue adaptada para la BBC: http://www.imdb.com/title/tt0294968/

    Soy un aficionado bastante fiel al género fantástico cinematográfico y es una película que recuerdo con cariño.

    Por cierto, no sé si conoces "El Juego" de cine que se lleva celebrando varios años. Participo con un equipo de nombre "Los Fancinerosos" (somos cuatro saguntinos, dos valencianos más, una madrileña y una uruguaya); y éste año "The Time Machine" fue una de las películas que tuvimos que acertar, además de que el título español de "El tiempo en sus manos" sirvió para dar nombre a una de las semanas del juego. Te pongo el enlace: http://www.forodvd.com/forofogramas/

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  2. No lo conocía. ¡Echaré un vistazo al enlace!

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  3. Siempre me ha parecido un peliculon (para su época) Es otra de esas peliculas que cuando la vi de pequeño me la "creí". Hace no mucho la pille en la tele y me quede a verla embobao otra vez.

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  4. Yo creo que para su época y para cualquier otra :D

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