"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

domingo, 19 de septiembre de 2010

25 aniversario de “Lady Halcón”

Como ya comentaba en mi entrada de abril Los cines de mi vida, la de los 80 fue la década en la que más disfruté y más intensamente viví el cine. Por entonces era un adolescente, y estaba descubriendo y consolidando mi amor por el 7º Arte y hasta la película más nimia y simple me podía dejar boquiabierto. En aquella época era totalmente habitual que todos los años tuviera al menos una “gran película”, un título que me marcó entonces y que, en muchos casos, ha pervivido como un clásico esencial en mi filmoteca. Ahora, por el contrario, puede haber uno o dos largometrajes en toda una década que verdaderamente me subyuguen; es la cuestionable suerte de afrontar las cosas con esa ingenuidad que vamos perdiendo conforme nos hacemos mayores, nuestro bagaje cultural crece, y nuestro criterio selectivo se vuelve más exigente. Por desgracia,  casi todo deja de sorprendernos como antes lo hacía, y es por ello que me hacen realmente feliz las poquísimas ocasiones en las que, en la actualidad, logro vivir una película con tanto entusiasmo como lo hacía hace veintitantos años.

Normalmente no suelo dedicar entradas a un solo largometraje, pero ese número tan redondo y oportuno como es “25” me ha parecido una excusa ideal para recuperar uno de esos títulos legendarios que disfruté en mi juventud. Efectivamente: en 1985 el director Richard Donner nos ofrecía Lady Halcón (Ladyhawke), una película de aventuras medievales que me fascinó desde su estreno. Sólo ya en el cine llegué a verla varias veces, y en sus posteriores ediciones en VHS y DVD la he ido revisitando a menudo. Por fortuna, para mí la cinta ha envejecido bastante bien y sigue teniendo momentos realmente bonitos y memorables.

La historia
Lady Halcón transcurre en la Edad Media y nos narra la trágica historia de amor entre Isabeau d´Anjou y Etienne Navarre, una dama noble y el capitán de la guardia de la ciudad italiana de Aquila. Lo que parece ser un futuro prometedor para la pareja se trunca cuando el poderoso obispo de la urbe, protector de Isabeau y secretamente enamorado de ella, descubre la relación y hace un pacto con el Diablo para que nadie pueda tener a la mujer que ama. Debido al sortilegio, la bella muchacha se transforma en un halcón durante las horas de sol, mientras que su amante Etienne toma la forma de un lobo durante la noche. De esta manera, la pareja nunca puede coincidir en su forma humana para consolidar su amor: “Siempre juntos, y eternamente separados”, como rezaba el eslogan de la película.

Tras dos años sufriendo la maldición y errando por el país con su mujer-pájaro, Etienne se entera de que un prisionero de las mazmorras de Aquila ha logrado la increíble hazaña de escapar de ellas. Se trata de Phillipe Gaston “el ratón”, un ladronzuelo de poca monta, y el ex-capitán requerirá su ayuda para poder entrar en la inexpugnable ciudad y llevar a cabo su plan de matar al pérfido prelado, pues con ello cree que terminará con la maldición. Sin embargo, otro personaje entra en juego: el monje Imperius, originalmente confesor de Isabeau y culpable de haber puesto en conocimiento del obispo el amor de esta y de Navarre. Terriblemente arrepentido por su desliz de  fatales consecuencias y viviendo en la actualidad como un ermitaño, Imperius intentará convencer al hombre-lobo de que la solución a su problema vendrá de otra forma…
  
El rodaje
Richard Donner, quien ya había aportado al género fantástico títulos como La profecía o Superman, realizó el film durante 1984 sobre un guión de Edward Khmara, Michael Thomas, Tom Mankiewicz y David Peoples. La productora fue Lauren Shuler, quien en los meses siguientes acabaría casándose con el director. El rodaje transcurrió en su totalidad en Italia, prácticamente en los mismos exteriores donde acaece la historia, destacando las bellísimas y evocadoras edificaciones del Castello Estense y Torrechiara o las ruinas de Rocca di Calascio. Los interiores, por supuesto, se crearon en la mítica Cinecittà. Para los papeles principales se eligió al actor holandés Rutger Hauer (Etienne), que estaba comenzando a triunfar en el cine americano sobre todo a partir de su intervención en Blade Runner, a una todavía semi-desconocida Michelle Pfeiffer (Isabeau) y, encabezando el reparto pese a ser su miembro más joven, a Mathew Broderick (Phillipe), entonces de moda gracias a Juegos de guerra. El cartel fue completado con dos veteranos actores británicos: John Wood como el Obispo de Aquila y el entrañable Leo McKern como Imperius. En papeles de menor importancia aparecían el escocés Ken Hucthinson como el nuevo capitán de la guardia Marquet, y un todavía bastante novel Alfred Molina como el cazador Cezar.

Estrenada en 1985, la película no fue un gran éxito de taquilla, aunque recibió los Oscars relativos a Sonido y Efectos de Sonido. Con el tiempo, sin embargo, se ha convertido en uno de esos “cult films” para muchos aficionados.

Lo mejor
-Una de las historias más bonitas y originales del cine fantástico de los 80. Cuando casi todos los demás directores se empeñaban en llevarnos al futuro para presenciar batallas galácticas, mundos apocalípticos o, simplemente, para montar en monopatines voladores, Richard Donner viajó hacia atrás en el tiempo y situó su historia en el siglo XIII, cambiando los sofisticados diseños de naves espaciales por las siluetas de los vetustos y más románticos castillos del medioevo.
-Michelle Pfeiffer en todo su esplendor. La actriz comenzaba a ser conocida sobre todo a partir de El precio del poder, pero su mejor momento artístico aún habría de llegar en los años posteriores a Lady Halcón. Sin embargo, creo que fue en el film de Richard Donner donde muchos caímos bajo su influjo. En mi caso, desde luego, fue mi actriz fetiche de los 80 y primeros 90. La película que revisamos y Cuando llega la noche fueron las primeras que vi de ella. Gradualmente fui perdiendo interés por su carrera, aunque sigo viendo algunos de sus trabajos. Además, me decepcionó mucho saber que su belleza no era del todo natural, soy así de tonto…
-Los sencillos efectos especiales. Fuese por cuestión de presupuesto, o puramente intencionado, Donner decidió sugerir más que mostrar las transformaciones de los protagonistas en sus respectivos animales a través de pequeños detalles como los ojos, rayos de sol que les iluminaban, etc. Impagable la escena en la que, tumbados en un foso, Etienne e Isabeau pueden verse durante una instante después de más de dos años (podéis verla aquí). Sin lugar a dudas los directores de hoy en día, ayudados por la infografía y los animatronics, nos saturarían con detalladas y grotescas metamorfosis que nunca tendrían el misterio y el encanto de las del film original.
-Los paisajes que aparecen en el film. Ninguna pantalla verde o azul podrá igualar jamás la belleza de la naturaleza...

Lo regular
-Siempre me ha costado ver a Rutger Hauer haciendo de noble caballero. Me da la impresión de que, de un momento a otro, le van a empezar a brillar los ojos y va a empezar a decir todo eso de “He visto cosas que vosotros no creeríais”. Y es que el primer papel en el que vi al holandés fue, desde luego, el del replicante Roy Batty en Blade Runner, y por la misma época de Lady Halcón vi también Carretera al infierno, así que veo más a Hauer como malo que como bueno. Y la verdad es que no voy mal encaminado: Donner propuso inicialmente al actor el papel de Marquet, mientras que Etienne Navarre debía ser originalmente Kurt Russell. Cuando este último se descolgó del proyecto, Rutger, que se había interesado por el rol protagonista, acabo consiguiéndolo.
-También Mathew Broderick se me indigesta en determinados momentos. Y es que considero que el típico papel de “gracioso” dentro de una historia seria hay que saber tratarlo con cuidado y comedimiento, porque puede quitarle precisamente toda su profundidad y dramatismo. Por suerte, aunque algo desmedido al comienzo de la película, el personaje de Phillipe Gaston va ganando interés a medida que esta avanza y él se involucra en la tragedia de los amantes.
-La fotografía, aún siendo obra del prestigioso Vittorio Storaro, me resulta algo falsa y artificial en algunas escenas –sobre todo en los planos generales de exteriores– rodadas con esa lente tan típica de los anuncios de coches con una franja roja en su parte superior. Menos mal que el famoso fotógrafo nos compensa luego con los bellísimos juegos de luces de las transformaciones que ya he mencionado anteriormente.
-No entiendo mucho de la Edad Media, y menos aún de la ropa que se llevaba en ella, pero el vestuario del film me parece a menudo demasiado pulcro y “aséptico” para la época en la que se ambienta la historia. La guardia del obispo va en todo momento impecable y los cascos de esta y de Navarre se me antojan más ideales para jugar a fútbo americano...

Lo peor
-A Lady Halcón se le criticó mucho en su momento una misma cosa, algo que chocó a todo el mundo y que creo que sigue haciéndolo a quienes la ven en la actualidad: y es que el director Richard Donner –él es el culpable– se empeñó en tener a Alan Parsons en la banda sonora. Parsons acabó realizando las labores de ingeniero de sonido y productor, y fue su colega Andrew Powell el creador de la música. Sabiendo la trayectoria que ambos autores seguían, el resultado fue una partitura que alterna temas en una línea más clásica con orquesta con otros con instrumentación rock y así, mientras Navarre cabalga por las llanuras italianas o combate a sus enemigos, oímos sonar bajos eléctricos, sintetizadores, guitarras con distorsión y baterías. Fue sin duda un gran error por parte de Donner el no dotar a su película de una orquestación más estándar.
Powell se excusaba en la reedición de la BSO en formato CD haciendo ver que buena parte de esta estaba grabada con orquesta, y es cierto que varias de esas piezas compensan el desliz de las registradas con instrumentos eléctricos: cortes como Phillipe Describes Isabeau, She Was Sad at First –en las que imperan el piano, la guitarra y la sección de cuerdas–, los eclesiásticos coros de Bishop´s Procession o el simpático baile medieval titulado Wedding Music.
En defensa de Parsons y Powell hay que decir que otras películas posteriores a Lady Halcón e igualmente ambientadas en siglos pasados también nos han sorprendido incluyendo música rock durante su transcurso, tal es el caso de Destino de caballero, Plunkett & McLean o María Antonieta.

¿Y un remake?
Aunque no soy especialmente amigo de los remakes, creo que Lady Halcón es una de mis pocas películas favoritas que, vistos los defectos expuestos que le encuentro, y en manos de un buen director, considero podría llegar a tener un remake digno. Os voy a pedir que me permitáis fantasear con que el reparto de esta supuesta nueva versión si estuviera en mis manos y pudiera elegir entre actores conocidos del momento. Esta sería mi decisión, pero admito sugerencias:

-Etienne: creo que hay pocos intérpretes varones hoy en día que transmitan verdadera masculinidad en el cine. Hay actores encomiables como pueden ser Johnny Depp o Leonardo DiCaprio, pero se me antojan de rostro demasiado aniñado para que consigan hacerme creer que son bravos y sufridos guerreros. Una excepción y mi elección entre los actores reconocidos de la actualidad sería casi con seguridad Clive Owen. Como alternativa consideraría a Gerard Butler, siempre que pueda deshacerse de esa vena humorística suya que ya parece inevitable en todos sus últimos personajes. Finalmente, si hubiéramos de buscar a un sustituto actual para Rutger Hauer, rubio, con ojos azules y con cara de malo, ¿qué tal el agente 007 Daniel Craig?

-Isabeau: difícil elección una digna rival de Michelle Pfeiffer, ¿verdad? Sin embargo, yo creo tenerlo bastante claro: para mí, la nueva Lady Halcón sería Alexa Davalos, una joven actriz que empieza a despuntar y que creo que merece encontrar su hueco en el cine actual. Una excelente alternativa podría ser Keri Russell, que por el parecido con Alexa bien podría ser su hermana. Lo único malo es que Keri se nos hace ya mayor para el papel, y por edad Alexa está más cerca de Pfeiffer cuando rodó la película. Se me ocurre una tercera opción, pero con esta ya no puedo ser demasiado objetivo, y es que me pirro por la británica Sienna Guillory….

-Phillipe: no tengo tan clara la alternativa moderna para este personaje, pero pienso que Shia LaBeouf podría ser una opción. Lo veo bien en el papel de graciosillo. Aunque quizá por su físico más escuchimizado podríamos considerar a Thomas Sangster. También se me ocurre que, ahora que está tan de moda cambiar el sexo de los personajes en los remakes, la diminuta Ellen Page podría ser una digna “ratoncita” sustituta de Mathew Broderick.

-El obispo: aquí sí que no me resisto a incluir a uno de mis grandes actores favoritos: el personaje se lo daría sin titubeos a mi admiradísimo Geoffrey Rush.

-Imperius: otro papel que tengo muy claro quién debería hacerlo: y es que me parece que nadie mejor que el mismísimo Rutger Hauer para aparecer en el remake como el sufrido ermitaño. ¿No sería un guiño muy simpático?

Por cierto, si no aparece de aquí a final de año, da la impresión de que no se van a decidir a ofrecernos una edición especial de la película en DVD coincidiendo con un aniversario tan significativo. Una pena teniendo en cuenta que casi todo el reparto y sus creadores están vivos y sería una delicia verlos rememorando el rodaje y las anécdotas del film.

4 comentarios:

  1. Lady Halcón no es una película que me guste especialmente. Es verdad que no llegué a verla en sala de cine, que la recuperé más tarde en televisión (la he visto dos veces) y que por eso no forma parte de mi cine juvenil ni del que me ha marcado como aficionado. Bueno, es que es de 1985 y yo por entonces tenía casi veinte años y éste no fue un estreno que me llamara la atención, en mis ansias por verme todo el cine que no conocía (unos años de ver mucho cine clásico fueron esos para mí).

    Valoro su apuesta por un cine de aventuras con muchas y buenas cualidades como las que tu mencionas en tu extenso post. Pero para mí, es una peli, que no me llega a arrastrar, que no me apasiona, que no tiene el salto de calidad, de riesgo o de lo que sea para ganarme incondicionalmente.

    La última vez la vi fue hace algo más de un año, con mi hija, esperando que sus ojos de niña, disfrutaran de lo que le ofrecía esta película, pero tampoco se apasionó con ella y no le dejó mucha huella. No sé si es que ha envejecido mal (ya he leído que a ti te parece que no lo ha hecho) o si es que mi niña ya no cree en princesas, :)

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  2. Una lástima, pero igualmente agradezco tu comentario. Ya ves que yo le encuentro sus defectillos, pero aún con todo se ganó un sitio en mi corazoncito y allí sigue. No ha ocurrido con todas las películas que disfrutaba en los 80, algunas no han "sobrevivido" en mi lista de clásicos de la época...

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  3. Sería imposible estar más de acuerdo con todo lo que has opinado con respecto a la película. Solo comentar que aunque resultaba chocante si me gustó la banda sonora, por la novedad que aportaba.
    Una gran película estrenada en una época en la que disfrutábamos de las sorpresas del alquiler en el videoclub del barrio. Lady halcón fue una de esas maravillosas sorpresas.

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  4. En mi caso ese disfrute fue en el cine, en pantalla grande donde ya la vi dos veces mucho antes de verla en VHS. ¡Gracias por el comentario!

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