"Un hombre que limita sus intereses limita su vida" (Vincent Price)

viernes, 14 de mayo de 2010

Nuevas formas de sangrar al ciudadano (El latrocinio legalizado, parte II)

Amigos: hoy no os hablaré sobre las excelencias de tal o cual artista ni os recomendaré ninguna canción o película. Me vais a permitir despotricar de nuevo contra las mil y una formas en la que se nos desvalija al ciudadano de a pie con las más diversas excusas, protesta que ya iniciara en el artículo Taxman, o el latrocinio legalizado el pasado mes de marzo.

Con frecuencia compro productos en el extranjero. Hasta ahora, de algunas de estas importaciones la aduana me cobraba los correspondientes aranceles, portes, derechos o como quiera que deseen llamar a lo que en realidad no es sino un robo a mano armada y una total tomadura de pelo y encima perfectamente respaldada por la ley. En otras ocasiones no se me cargaba tasa alguna; no me preguntéis cuál era el baremo o criterio que llevaban los señores aduaneros para decidir dónde o no aplicar el “diezmo”.

Pues bien: desde este mes de mayo, este sistema de latrocinio cambia de forma y pasa a ser todavía más abusivo: la aduana se centraliza en Madrid y las importaciones pasan a ser gestionadas por una empresa que ni me molestaré en mencionar y que es claramente una filial de Correos, o al menos está relacionada. Ahora, además de abonar la cantidad que a sus gestores les parezca oportuno, aún hay que pagar casi 18 euros más por la “complicada” labor tramitativa que la nueva compañía efectúa. Para más inri, la resolución de estos pagos se hace todavía más tediosa al tener que esperar que la empresa te comunique la recepción de la mercancía, tú envíes la factura o justificante de compra, y ellos te contesten entonces valorando lo que consideran justo sablearte de tu compra para que pases a realizar la correspondiente transferencia bancaria. Entre una cosa y otra, el paquete aún se atasca varios días en la aduana hasta que te lo envían.

Adjunto el presupuesto que me han enviado en relación a mi última compra (pinchad la imagen para ampliarla), en la que podéis ver el desglose de todos los derechos e impuestos que se inventan y aplican (falta sólo la comisión para la señora de la limpieza de la compañía). En total, de una compra de 194,05 euros me sangran otros 70,40: un 37% para que toda esta banda de saqueadores pueda vivir del cuento. Indignante.
Al final del documento, además, a modo de “velada” amenaza se adjunta el siguiente texto:
“Con el fin de evitar posibles multas por falsear valor o tipos de mercancía, esta información debe ser veraz, ya que la AGENCIA TRIBUTARIA dispone de medios suficientes para conocer el valor y tipo de mercancía siendo responsabilidad del importador la multa derivada de la falsedad de datos. (MINIMO 150,00 €)”
Estamos ya a un paso de que el mundo orwelliano de 1984 cobre forma. Cuidado: ¡el Gran Hermano nos vigila!

2 comentarios:

  1. El maravilloso mundo de la burocracia, te guste o no has de vivir con él.

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  2. Hemos de vivir en él, pero no olvidemos que se puede cambiar, aunque sea la opción más dura y complicada...

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